EL EFECTO COSPEDAL

Cospedal tiene un efecto milagroso en cuanto toca. Ha sido pasearse por las calles de Toledo con mantilla, peineta y bastón de mando, el adorno que más le gusta lucir, y se ha obrado el milagro: el paro baja en las cinco provincias castellanomanchegas.

Ya no cuenta que las cifras de primavera y verano sean estacionales, sus secuaces se hartaron de pregonarlo en mayo por si influía en las elecciones autonómicas, o que el mérito, de haberlo, corresponda al gobierno central, ¡no y cien veces no!, las cifras de junio muestran el efecto Cospedal.

Desde el 22M, nada que ocurra en el universo está libre del efecto Cospedal. Su llegada al gobierno regional ha cambiado el orden de las cosas. Tanto es así, que la Tierra ha dejado de girar alrededor del Sol para hacerlo alrededor de Cospedal y, conmocionados por ello, en Castilla La Mancha estamos obligados a cambiar el viejo refrán de los tres jueves que brillan más que el Sol y que ahora serán: jueves santo, corpus Christie y la ascensión de Cospedal.

Su resplandor ha cautivado a todos y nadie cuestiona sus ocurrencias. La CECAM acepta de buen grado la disolución del CES porque, en palabras de Cospedal, no sirve de nada y ya tenemos uno en Madrid, ¿para qué vamos a tener instituciones que controlen al gobierno Cospedal? ¿Acaso no es ella infalible?

Ahora, proyectos legislativos importantes tendrán otro recorrido en el Congreso de los Diputados y en las Cortes Regionales: el Estatuto de Castilla La Mancha, la Ley del Agua, la Ley de Dependencia, la Ley de Educación, la Ley de Ordenación Sanitaria.

Ya no serán necesarios los pactos con los agentes sociales. Cospedal tiene su propia idea de sindicatos de clase y está dispuesta a ayudar a crecer a USO y CSI-CSIF para que acaben con la hegemonía de CCOO y UGT. Ha empezado por reducir los presupuestos para acciones formativas y políticas de empleo y eliminará drásticamente las aportaciones directas o indirectas a través de fundaciones, patronatos o diálogo social. ¡Al enemigo ni agua!

Solo otros soles compiten con el brillo del astro Cospedal: Arenas, Camps, Valcarcel y Mato. No le hacen ni “puñetero” caso y presumen de ello.