martes, 30 de octubre de 2018

JAMAL KHASHOGI. EL AGENTE DOBLE DE LA CIA Y RIAD QUE SABÍA DEMASIADO

Jamal Khashogi en Afganistán 

En la inmundicia en la que nadan muchos estados occidentales y sus medios de comunicación, se nos ha intentado hacer creer que Arabia Saudí ha cruzado todas las fronteras del respeto a los derechos humanos con la muerte del periodista Jamal Khashogi. Veamos quien era en realidad este siniestro personaje
Jamal Khashoggi era un hombre que sabía demasiado. No era, como se pretende, un adalid de la democracia. Ni siquiera un gran crítico de la monarquía teocrática saudí. Era un hombre de la CIA y de los servicios secretos de Riad.
Había participado en los proyectos de desestabilización en Afganistán. Se entrevistó en las montañas de Bora Bora con el mismísimo Osama Bin Laden, en aquellos días fue fotografiado empuñando un lanzacohetes. Era también periodista del Washington Post, seguramente su tapadera. Vivió durante años muy cerca de los círculos de poder saudíes y conocía las entretelas del régimen. Fue estrecho colaborador de Turki bin Faisal Al Saud, el que fuera durante 23 años responsable de los servicios de inteligencia del Régimen Saudí, y que, posteriormente, sería nombrado embajador en Londres y en Washington.
Jamal Khashoggi era miembro de  la Hermandad Musulmana y jugó un papel importante en  la “Primavera Árabe”.  Estuvo de acuerdo con las propuestas de cambio de régimen de Hillary Clinton y Barack Obama para la mayor parte del Medio Oriente. Caído Mubarak, los líderes saudíes, que temían ser los siguientes, apoyaron la contrarrevolución de Al Sisi. En ese momento, Jamal perdió el apoyo de la familia gobernante en Riad y se refugió en EEUU. El exilado periodista, si hemos de hacer caso a la revista de militares veteranos norteamericanos Veterans Today, era conocedor de dos grandes secretos; el uso de armas nucleares en Yemen en 2015, contra un almacén especialmente fortificado de misiles yemenitas, y el tráfico de armas nucleares de Arabia Saudita con Pakistán. Vista su biografía era, como hemos dicho, un hombre que sabía demasiado. Su asesinato, y especialmente la forma como se ejecutó, es un aviso para navegantes. El miedo a la muerte disuade y la barbarie de la tortura medieval aún más.
Jamal Khashoggi fue asesinado el 2 de octubre por un comando formado por 15 hombres. Todos miembros de los órganos de inteligencia de Arabia Saudita y muy próximos a la figura del actual gobernante Muhamed bi Salman Al Saud. Conforme pasan las horas y se conocen los detalles, más implicado aparece el actual príncipe y hombre fuerte del régimen. Si el caso no fuera real ni tan trágico sería una magnífica novela de espías. La realidad ha superado la ficción.
La muerte de Jamal Khashoggi ha sido dar una patada en el avispero. Los distintos actores que intervienen en Oriente Medio se posicionan en el nuevo escenario. Se entrelazan en este caso una multitud de factores, que van desde la lucha por el poder entre la camarilla gobernante de la familia al Saud, la crisis iraní y hasta los intereses turcos, con el sueño de Erdogan de reconstruir el antiguo imperio otomano, o los intereses estratégicos de Israel y de Estados Unidos en una zona tan delicada donde se juega parte de la supremacía mundial. Como auténticos cocodrilos, los políticos verterán unas cuantas lagrimitas. Durante unos días sólo se hablará del periodista, ninguno recordará los miles de muertos en Yemen o Siria. En las relaciones internacionales no hay ni siquiera una brizna de humanidad, sólo intereses.
El príncipe heredero Mohammad bin Salman (MbS), es sin duda el responsable de esta atrocidad. Ha sido un enorme error político. Se ha sabido, por ejemplo, que el líder del equipo de asesinos llamó en 12 ocasiones al secretario del príncipe en la hora donde se supone que asesinaron y desmembraron al periodista. También se ha hecho público cómo el propio príncipe llamó personalmente a Jamal, invitándole a volver a Riad, cosa que rechazó por miedo a ser asesinado.
Mohammad bin Salman. Príncipe heredero Saudí
MBS es un político inhábil e incapaz, su única virtud es su implacabilidad: su prepotencia le han llevado a cometer  infinidad de errores. La detención del primer ministro libanés Saad Hariri, en 2017, le granjeó la enemistad con el presidente francés Macron. Incapaz de admitir las críticas que se le hacían desde Canadá, abrió una crisis diplomática de enorme envergadura con ese país, en el mes de septiembre de 2018. Mientras, su estrategia de genocidio en el Yemen choca con las críticas internacionales y la guerrilla Huti (Ansarola) consigue llevar la guerra al interior de su propio país. La guerra en Siria es otro enorme fracaso.
La crisis con Qatar y  sus amenazas de invadir y destruir ese pequeño país, en 2017, provocaron que sus dos archienemigos, Turquía e Irán, tomaran posiciones defendiendo a Doha y evitando así lo que parecía una invasión inminente. Qatar tuvo que pagar esa ayuda proporcionando un alivio financiero al gobierno turco absolutamente necesitado del mismo tras el enfrentamiento entre Ankara y Washington de hace unos meses a cuenta de la liberación del clérigo evangelista y agente de la CIA Andrew Brunson.  Turquía reforzó sus bases en Qatar multiplicando sus efectivos, mientras ha conseguido, gracias a las amenazas saudíes contra Kuwait, autorización para construir una base militar en ese país. Los saudíes, como respuesta, inyectaron más dinero para apoyar la guerrilla kurda que Estados Unidos usa para ocupar el noreste de Siria  pero que amenaza la integridad turca.
Turquía es la que está manejando los hilos y eso coloca a Erdogan como árbitro de la situación. El discurso ante el parlamento turco no aportó nada nuevo. El acuerdo con Rihad y Washington está cerrado. La información que proporciona Ankara a cuentagotas le ha permitido dosificar los tiempos; esencial en toda acción política, se busca obtener la mayor rentabilidad.
La situación en Arabia Saudita no cambiará, esté quién esté en el gobierno. Sin embargo, el asesinato de Jamal Khashoggi ha hecho aflorar un conjunto de conflictos que nada o muy poco tienen que ver con la libertad de prensa. Aunque sea muy mala su situación, Mohamed bin Salman no está indefenso, financia la ocupación estadounidense en Siria mientras el yerno de Trump, Jared Kushner, construye su “plan de paz” para Netanyahu con la aprobación de Arabia Saudita. El gran valedor de Rihad es, evidentemente, Tel Aviv.
Las sanciones contra Irán solo pueden mantenerse si el petróleo saudita reemplaza la falta de petróleo iraní. Por otra parte, Trump necesita del dinero saudí para mantener la campaña militar y evitar la derrota en Afganistán. Si el petróleo saudí, actualmente a 80$ el barril, ya es caro para Trump, un boicot de Arabia Saudita lo haría superar los 180 e, incluso, los 200$. Por otra parte, Riad ya ha amenazado pagar ese crudo con monedas como el rublo, el euro o el yuan, desplazando al dólar de las transacciones internacionales.
En esta coyuntura, Irán podría emerger como la gran vencedora en esta confrontación; de ahí su silencio.  Desde 1974, existe un acuerdo secreto que transforma los petrodólares saudíes en bonos del Tesoro norteamericano. Si EEUU impusiera esas sanciones, que no lo hará, aunque importantes legisladores norteamericanos lo exigen, se estaría apuñalando a sí mismo.
Hay, como mínimo, dos razones más desde el ámbito de lo personal que pondera el presidente Trump: La primera, los grandes negocios para las empresas armamentísticas que está generando el presidente norteamericano y de los cuales recibe, al parecer, su comisión a través de su hija y su yerno que median en las negociaciones. Y, la segunda, como conocía el propio Jamal, los enormes negocios que posee Trump en Riad de casinos y prostitución de lujo como denunciaba la revista norteamericana Veterans Today.
Jamal Khashoggi fue colocado en una lista de “enemigos de Arabia Saudita” por el propio yerno de Trump, Jared Kushner, según denuncia el representante del Congreso de EEUU Joaquín Castro en una entrevista concedida el viernes pasado a la CNN. La lista elaborada por los servicios secretos norteamericanos fue presentada al príncipe heredero Muhamad bin Salman Al Saud quien habría obrado en consecuencia.
Como vemos, las repercusiones de este caso son muy amplias y cada jugador esconde sus cartas. Una vez que Alemania ha hecho sonar su voz, el resto de la UE la ha levantado, exceptuando Reino Unido y España. Merkel propone el boicot a la venta de armas. La posición de las fuerzas de “izquierda” PSOE y Podemos es especialmente incómoda a este respecto. Trump gesticula afirmando que un boicot de su país, aumentará los índices de paro. Curiosamente, el mismo argumento que utiliza Pedro Sánchez y los líderes andaluces de Podemos. España seguirá  construyendo barcos para la muerte de inocentes y armas para engordar la cuenta de resultados de unos cuantos. La desaparición del movimiento antiguerra en España, el nulo interés del PSOE y su claro alineamiento a favor de la OTAN, propician que nuestro país se ponga del lado de los agresores y calle, invocando el mal menor, como justificación de este aquelarre.
Con toda seguridad, se hallará una solución. Desde el día 2 de octubre, cuando se produjo el asesinato, hasta este momento han pasado suficientes días para alcanzar un acuerdo que englobe a EEUU, Arabia Saudita y Turquía. Se buscará un chivo expiatorio; tiene todos los números el anterior cónsul saudí Ahmad Asiri, y el ex portavoz de las fuerzas de la coalición contra Yemen que ocupaba el cargo del vicedirector general de la inteligencia saudí en Ankara.  Al primero le fue permitido huir de Turquía; el segundo está bajo arresto. Por otra parte, siempre pagarán personajes menores como los guardaespaldas. Uno de ellos ya ha muerto en accidente.
Se apuntan varias hipótesis como salida negociada. Los saudíes pedirán a Erdogan una “investigación conjunta” para justificarse. Mientras se acaba de perfilar el pago de 5000 millones de dólares por parte de Riad y la condonación de la deuda turca por valor de otros 6000, el rey saudí envió al gobernador de la provincia de La Meca, príncipe Khalid bin Faisal Al Saud, a Ankara hace pocos días para concluir el acuerdo. La liberación del mencionado espía norteamericano y pastor evangélico Andrew Brunson posibilitará para Ankara el levantamiento de sanciones económicas por parte de EEUU y el corte definitivo de la ayuda militar a la milicia kurda. Finalmente, y depende de la salida final a la crisis, veremos un replanteamiento de la guerra genocida en el Yemen. No es descartable a corto plazo un recambio en el gobierno (la familia Sauda). Hay tres figuras emergentes en este momento: Jaled Bin Silman, hermano menor de bi Salman y embajador de Arabia Saudita en EEUU, la opción más probable; el depuesto príncipe heredero, Mohammjad Bin Nayed, y Ahmad Bin Abdulaziz, miembro de la familia real que vive en Londres, aunque descartado, por su afición a libar a Baco en lugar de a Alà.
En las actuales circunstancias, no tenemos por menos que recordar a Giuseppe Tomasi di Lampedusa, cuando señalaba la necesidad de cambiar algo, para que nada cambie.
Bashar Barazi

viernes, 5 de octubre de 2018

ALFONSO XIII, EL BORBÓN APASIONADO POR LA PORNOGRAFIA

Alfonso XIII. Fotograma de una película pornográfica de la época

El rey Alfonso XIII hizo rodar, entre 1915 y 1925, a una pareja de famosos cineastas catalanes, los hermanos Baños, varias películas pornográficas que permanecieron escondidas durante más de setenta años, hasta que aparecieron de forma misteriosa en un monasterio valenciano. Hoy las conserva la Filmoteca de Valencia.
Anita Loos, guionista, actriz y novelista, además de experta en los cotilleos del Hollywood más alocado de los años veinte, contó en su libro ‘Adiós a Hollywood con un beso’ la famosa anécdota (que en las primeras ediciones del libro fue censurada en España) de cuando Alfonso XIII visitó entusiasmado la meca del cine. Según la autora de ‘Los caballeros las prefieren rubias’, en aquel viaje a Hollywood el monarca se interesó especialmente por conocer al actor de comedia Fatty Arbuckle. El anfitrión del rey, el actor Douglas Fairbanks, incómodo le hizo saber que Fatty había sido defenestrado por haber ocasionado la muerte de una adolescente en una orgía introduciéndole una botella de champán en los genitales. Loos cuenta que Alfonso XIII, tras oír la desgraciada historia, exclamó: “Vaya, qué injusticia. ¡Si eso le podía haber pasado a cualquiera!”.
Esta anécdota pone de relieve dos de las aficiones del Borbón: su conocida inclinación por las fiestas subidas de tono y sobre todo la extravagante cinefilia del bisabuelo de Felipe VI, quien entre 1915 y 1925 encargó rodar a los hermanos Baños una serie de películas cuyo argumento fue propuesto por el propio monarca y que permanecieron en la oscuridad y el anonimato, escondidas, durante más de setenta años. Esta es la historia de esas cintas olvidadas, tachadas de nuestra historia, son las películas pornográficas de Alfonso XIII.
Pioneros cinematográficos
Los hermanos Baños nacieron con el cine, y crecieron y lo hicieron crecer junto a ellos. Ricardo nació en 1882 y algo después, en 1890, tan solo cinco años antes del invento de los Lumière, nació Ramón. Como en muchas otras familias acomodadas de la Barcelona de principios del siglo XX, la familia de Ramón y Ricardo de Baños se interesó por todo aquello que perteneciese a ‘la vida moderna’: la fotografía, el deporte o los nuevos medios de locomoción como los tranvías, las bicicletas, los globos aerostáticos o los coches. No es de extrañar, por tanto, que Ramón y Ricardo pronto se interesasen por uno de los inventos que trajo consigo una nueva forma de expresión, el cine.
Ricardo, dejando a un lado su interés por el deporte (llegó a ser un gran gimnasta), decidió viajar a París para introducirse en el mundo de la producción cinematográfica. Fue allí donde aprendió el oficio de cineasta. Contratado por Gaumont, la productora con los mayores estudios del momento, se formó como un excelente camarógrafo. Unos años después regresó a Barcelona y empezó a hacerse un hueco en su ciudad natal. Allí conoció a otros pioneros cinematográficos catalanes, entre los que cabe destacar a Albert Marro. Ricardo alternó en sus primeros años los reportajes y la ficción y se asoció con Marro en la productora Hispano Films. De esta asociación Marro-Baños salieron algunas de las más exitosas películas de la década de los años diez, hasta que Ricardo de Baños decidió seguir su propio camino como productor y director de cine y fundó la Royal Films en abril de 1916. Con su productora se instaló en el número 7 del Carrer Príncep d’Asturies.
Ramón de Baños, por su parte, decidió emprender una romántica aventura hacia el Amazonas. Se convirtió, así, en uno de los primeros hombres en filmar la selva brasileña, en un viaje lleno de peripecias que relatará en el libro autobiográfico ‘Un pioner del cinema català a L’Amazònia’. El pequeño de los hermanos regresó a casa a causa de unas fiebres, para casarse con una mujer que apenas conocía y ayudar a su hermano en la empresa cinematográfica (aunque siempre mantuvo su espíritu independiente).
Los dos hermanos filmaron de todo, desde combates de boxeo hasta operaciones quirúrgicas. Ricardo fue uno de los realizadores de mayor prestigio y Ramón uno de los mejores cámaras del momento. Títulos como ‘Barcelona en tranvía’ (1908), ‘La vida de Colón y su descubrimiento de América’ (1916), ‘Fuerza y nobleza’ (1918), ‘Arlequines de seda y oro’ (1919) o ‘Don Juan Tenorio’ (1922) llevan su firma. Grabaron también reportajes bélicos, por ejemplo ‘La guerra del Rif’. E incluso es posible encontrar películas sobre la CNT, más en concreto sobre la Columna Durruti, firmadas por Ramón de Baños.
Pero también fueron los encargados de filmar los desfiles del rey Alfonso XIII y alguno de los viajes de la familia real, como por ejemplo a Toledo, Barcelona, Montserrat y Zaragoza. Estos reportajes tenían la finalidad de presentar al rey y a su familia de forma propagandística ante el pueblo y el extranjero. La simpatía del monarca por la Hispano Films (de la que era socio Ricardo) era notable. Francisco de Lasa señala en ‘Els germans Baños’: entre Ricardo y Alfonso XIII había una relación de amistad, bien sea por la relación que pudo fraguarse en la filmación de estos reportajes o por la cinefilia del rey (no hay que olvidar que los hermanos Baños fueron cineastas muy reconocidos en su época). Es probable que de esta amistad surgieran los encargos “especiales” que Alfonso XIII realizó a los cineastas catalanes.
Al menos tres películas
Las protagonistas de las películas era prostitutas del
barrio chino de Barcelona
Es de todos conocido que uno de los rasgos característicos de la familia borbónica es la pasión por los placeres populares, bien relatada por Diego Medrano en ‘Historia golfa de la monarquía hispánica’. En el caso de Alfonso XIII, además existía el amor por el séptimo arte, gusto que ningún otro monarca o familiar de la casa real ha mostrado, sus herederos han preferido los acontecimientos deportivos, como el fútbol, el tenis o el balonmano. Alfonso XIII era un hombre interesado por el cine y ayudó en la producción de películas, si no de forma directa sí a través de la corte, y contaba con una sala de proyecciones privada en el Palacio Real. En esa sala, Alfonso XIII proyectaba para él y en ocasiones para sus amigos las películas porno que encargó realizar a los hermanos Baños.
Se sabe que por aquel entonces circulaban por algunos cines películas de ese jaez que se proyectaban a puerta cerrada en las denominadas sesiones golfas, a las que acudían hombres de la alta sociedad. El porno era, en sus inicios, un lujo para las clases privilegiadas. Los hermanos Baños mantuvieron la producción de las películas pornográficas a la par que la producción de sus películas convencionales durante aproximadamente una década, de 1915 a 1925, más que ningún otro cineasta. Esas películas no iban firmadas, pero, como recoge Francisco de Lasa en su libro, Ramón de Baños nunca tuvo problema en admitir su autoría. Alfonso XIII, por medio del conde de Romanones, encargó al menos tres películas. Sabemos de esas tres porque son las que se encontraron setenta años después y de forma misteriosa en un monasterio valenciano, el de Moncada, según el crítico y experto en cine pornográfico Lucas Soler. Esas películas fueron compradas por la Filmoteca Valenciana, que prefiere mantener en secreto el nombre de aquel que las encontró o las tuvo guardadas durante todo este tiempo.
Las películas se titulan ‘El confesor’, ‘Consultorio de señoras’ y ‘El ministro’. La primera, de unos 40 minutos de duración, cuenta la historia de un cura confesor que se beneficia de su poder sobre las feligresas. La segunda, algo más larga que la anterior y de mejor factura técnica (en ella se ven avances en la forma de rodar, los cineastas van descubriendo con la práctica cómo filmar la pornografía), se cuenta la historia de la consulta de un doctor que examina a las mujeres mediante un método especial. Y ‘El ministro’ trata la historia de una mujer que acude al Ministerio para rogar que no se despida a su marido, a lo cual el ministro accede a cambio de unos favores sexuales.
De los argumentos, que al parecer fueron propuestos por el monarca, se pueden sacar dos cosas en claro: una, que quiere poner en escena situaciones de abuso de poder; otra, que los personajes que el rey propone provienen de su entorno cercano, a saber, el clero, las mujeres de la alta sociedad y los poderes públicos.
Estas películas dan para largos y diversos análisis fílmicos e históricos. ¿Por qué el rey, al que tanto apasionaba el cine, decidió involucrarse como productor o guionista en la pornografía y no en otro género? Estas películas tienen un carácter irónico evidente: el cura, las mujeres de la alta sociedad representadas como unas viciosas, el ministro… El retrato que se hace de todos ellos es mordaz y satírico. Si entendemos, además, que los actores empleados para interpretar a estos personajes eran prostitutas y borrachos del Barrio Chino de Barcelona, asistimos a una doble ironía: las mujeres que se desnudan y gozan de forma explícita eran prostitutas de los más bajos fondos disfrazadas de mujeres de la burguesía y la aristocracia. Por tanto, ¿podemos pensar que Alfonso XIII y los hermanos Baños son los pioneros de una tradición fílmica que luego seguirán cineastas de la talla de Buñuel, Almodóvar o Bigas Luna? Desde luego, parecen marcar alguno de los caminos que estos directores seguirán (aunque es dudoso que tuvieran a Ramón y Ricardo de Baños o al propio monarca como referencia).
Por otro lado, se puede hacer un análisis del porno de entonces, de los cánones de belleza y de las costumbres sexuales del imaginario colectivo, o en este caso del propio rey. En definitiva, el hallazgo de estas tres películas propicia preguntas e investigaciones interesantes, pues son solo la punta del iceberg. ¿Cuántas películas más se rodaron? ¿Qué pasó con ellas? ¿Y con aquella sala de proyecciones secreta? Difícil será desvelar lo sucedido solo en pase privado, pero al menos ya han salido a la luz las primeras secuencias.
Así es como Alfonso XIII, bisabuelo del actual rey, se convirtió en uno de los padres de la pornografía cinematográfica española.
Aitor Iturriza / Documentalista.


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