Extasiado por la belleza del Valle de Alcudia y por la idílica vida de los pastores, Don Quijote le propuso a Sancho:
“Este es el prado donde
topamos a las bizarras pastoras y gallardos pastores que en el querían renovar
e imitar a la pastoral Arcadia, pensamiento tan nuevo como discreto, a cuya
imitación, si es que a ti te parece bien, querría, ¡Oh Sancho!, que nos
convirtiésemos en pastores, siquiera el tiempo que tengo de estar recogido. Yo
compraré algunas ovejas, y todas las demás cosas que al pastoral ejercicio son
necesarias, y llamándome yo el pastor Quijotiz y tú el pastor Pancino, nos
andaremos por los montes, por las selvas y por los prados, cantando aquí,
endechando allí, bebiendo de los líquidos cristales de las fuentes, o ya de los
limpios arroyuelos, o de los caudalosos ríos. Daránnos con abundantísima mano
de su dulcísimo fruto las encinas, asiento los troncos de los durísimos
alcornoques, sombra los sauces, olor las rosas, alfombras de mil colores matizadas
los estendidos prados, no sólo en los presentes, sino en los venideros siglos”.
Buena
parte de los itinerarios y parajes citados por Cervantes en el Quijote y en
diferentes pasajes de las Novelas Ejemplares se localizan en el Valle de
Alcudia y Sierra Madrona. Hasta nuestros días han llegado nombres como Tirteafuera,
Almodóvar del Campo, Venta del Molinillo, Fuente del Alcornoque, Venta de la
Inés, etc., Todos ellos tienen en común estar situados en el Camino Real de la
Plata, por el que tanto transitó Cervantes en su oficio de recaudador de
impuestos.
La
Ruta de Don Quijote, gran apuesta turística del Gobierno de Castilla La Mancha
y hoy semiolvidada a pesar de haber sido declarada Itinerario de Interés
Europeo, transcurre por estos lares en
su Tramo IV:
“Procedente
de Puertollano llega al Puerto de Cabezarrubias y con vistas al Valle de
Alcudia se dirige al pueblo de Cabezarrubias del Puerto. De aquí nos
encaminamos a la antigua estación de ferrocarril, con recursos culturales tan
importantes en su entorno como las pinturas rupestres de la Cueva de la
Estación.
Siguiendo
por el camino de las Morras nos dirigimos a la Cañada de Puerto Suelta, punto
bidireccional de la ruta, con una dirección norte hacia Brazatortas por el
Embalse de Carboneras o con dirección sur, entre encinares adehesados, a
dirigirnos hacia el río Tablillas y hacia el Puerto de Ventillas, elemento de
enlace paisajístico entre el Valle de Alcudia y el Macizo de Sierra Madrona-Quintana,
después se dirige a la aldea de Ventillas, en el término municipal de
Fuencaliente.
A
continuación cogemos el Camino de Fuencaliente a Solana del Pino hasta la
Fuente del Almirez, en donde el caminante puede hacer una parada y saciar su
sed. Seguimos con dirección a Fuencaliente, paralelos a la N-420 hasta la
ermita de San Isidro, de aquí por el Camino Real, entre alcornocales, llegamos
a Fuencaliente, pueblo serrano de gran belleza y tradición ligado a sus aguas
termales. Luego proseguimos hacia la zona de las pinturas rupestres de la
Batanera y de Peña Escrita, nombradas por Cervantes en el Quijote.
Regresamos
nuevamente a la N-420 y con dirección noroeste nos dirigimos hacia el camino de
Minas del Horcajo. Una vez en él, entre quejigares adehesados y junto al río
Montoro, nos desviamos a Minas del Horcajo. Pasado un túnel de aproximadamente
un kilómetro nos adentramos en un paisaje excepcional que integra naturaleza y
elementos mineros, huella inequívoca de una gran historia minera.
Dejado
atrás Minas del Horcajo y por el trazado del antiguo Camino Real de la Plata,
nos encaminamos hacia la Venta de la Inés y la Fuente del Alcornoque, parajes
cervantinos recogidos en Rinconete y Cortadillo y en el Quijote.
Seguimos
nuestra andadura por el Valle de Alcudia hasta el siguiente punto, la
Bienvenida, lugar de indudable valor natural y cultural, con elementos tan
importantes como el yacimiento arqueológico de Sisapo o el Monumento Natural
del Volcán de los Castillejos. Desde allí, como cierre de este ramal, tras
cruzar el Valle de Alcudia y la cara sur de la Sierra Norte de Alcudia accedemos
a la Estación de Caracollera, lugar de embarque de rebaños mesteños y punto de
enlace con el ferrocarril de Madrid a Badajoz.
Por
último, el tramo norte de la ruta de Don Quijote en la Comarca del Valle de
Alcudia, parte de Puertollano con dos ramales, uno con dirección a Argamasilla
y Villamayor de Calatrava y otro, dirección a Almodóvar del Campo y a
Tirteafuera, pueblos con numerosos lugares de interés y citados por Cervantes
en el Quijote.
La estrecha relación del
Valle de Alcudia y Sierra Madrona con el Quijote y Cervantes
Tirteafuera: Cervantes sitúa al doctor Pedro Recio de
Agüero, médico de dieta de Sancho Panza, como natural de Tirteafuera en el
capítulo XLVII de la 2ª parte de El Quijote:
“Oyendo esto Sancho, se
arrimó sobre el espaldar de la silla, y miró de hito en hito al tal médico, y
con voz grave le pregunto cómo se llamaba y dónde había estudiado. A lo que él
respondió: Yo, señor gobernador, me llamo el doctor Pedro Recio de Agüero y soy
natural de un lugar llamado Tirteafuera, que está entre Caracuel y Almodóvar
del Campo, a la mano derecha, y tengo el grado de doctor por la universidad de
Osuna.
A lo que respondió
Sancho, todo encendido en cólera: Pues, señor Pedro Recio de Mal Agüero,
natural de Tirteafuera, lugar que está a la derecha mano como vamos de Caracuel
a Almodóvar del Campo, graduado en Osuna, quítese luego de delante…”.
Almodóvar del Campo: Mencionado por Cervantes en cuatro
ocasiones en El Quijote de las que destacamos las citas del capítulo XXIII:
“Se entraron por una
parte de Sierra Morena que allí junto estaba, llevando Sancho intención de
atravesarla toda, e ir a salir al Viso o a Almodóvar del Campo, y esconderse
algunos días por aquellas asperezas por no ser hallados, si la Hermandad los
buscase,…” (…) “…ya por fuerza, ya por grado, le hemos de llevar a la villa de
Almodóvar, que está de aquí ocho leguas, y allí le curaremos, si es que su mal
tiene cura…”
Venta del Molinillo: Emplazada a orillas del Camino Real de
la Plata, en la finca de Cerro Verde, tenía posada, postas y correos de su
majestad. En el siglo XVIII cambió su nombre por el de la Divina Pastora, por
tener instalado en el portal de la entrada un oratorio en el que se veneraba a
dicha virgen.
Cervantes
comienza Rinconete y Cortadillo en esta Venta, con el encuentro de los dos
pícaros: “En la venta del Molinillo, que
está puesta en los fines de los famosos campos de Alcudia, como vamos de
Castilla a Andalucia”.
Venta del Alcalde: Situada en el Camino Real de la Plata, cercana
a la Venta del Molinillo, encontramos la Venta del Alcalde, que tenía correo de
postas y despacho de estanco. Hoy es conocida como Venta de la Inés, al ser
regentada a partir de 1774 y hasta 1807 por Inés Ruiz Castellanos, y
documentándose con este nombre por primera vez en 1820 en el Archivo de
Almodóvar del Campo.
En
Rinconete y Cortadillo Cervantes nos habla de ella: “A esta sazón pasaron acaso por el camino una tropa de caminantes a
caballo, que iban a sestear a la venta del alcalde, que está a media legua más
adelante…”.
Fuente del Alcornoque: A escasa distancia de la Venta de la
Inés se halla la Fuente del Alcornoque, sitio de plática de Marcela y
Crisóstomo, y lugar de enterramiento de éste, en el capítulo XII de El Quijote:
“mandó en su testamento que le enterrasen
en el campo como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la
fuente del Alcornoque…” (…) “No está muy lejos de aquí un sitio donde hay casi
dos docenas de altas hayas, y no hay ninguna que en su lisa corteza no tenga
grabado y escrito el nombre de Marcela…”
Venta Tejada: Siguiendo hacia el sur por el Camino Real de
la Plata, en el Valle del Escorial se situaba la Venta Tejada, morada de la
deslumbradora Marinilla, citada en la Ilustre Fregona: “no vayas a posar donde sueles, sino en la posada del Sevillano, porque
verás en ella la más hermosa fregona que se sabe: Marinilla, la de la Venta
Tejada es asco en su comparación…”
Val
de las Estacas: Al sureste de la Venta Tejada encontramos el Val de las
Estacas, lugar que podemos identificar con el descrito por Cervantes en el
capítulo XV del Quijote: “vinieron a
parar a un prado lleno de fresca yerba, junto del cual corría un arroyo apacible
y fresco…”
Arroyo de los Batanes: Continuando la ruta al sureste pasamos
por el Arroyo de los Batanes, donde Don Quijote y Sancho Panza bebieron sus
frescas aguas calmando su sed, en el capítulo XXI: “Hecho esto, almorzaron de las sobras del real que del acémila
despojaron, bebieron del agua del arroyo de los batanes sin volver la cara a
mirarlos, tal era el aborrecimiento que les tenían por el miedo en que les
habían puesto; y cortada la cólera y aún la melancolía, subieron a caballo, y
sin tomar determinado camino (por ser muy de caballeros andantes el no tomar
ningún cierto) se pusieron a caminar por donde la voluntad de Rocinante quiso,
que se llevaba tras sí la de su amo, y aún la del asno, que siempre le seguía
por dondequiera que guiaba, en buen amor y compañía”
Pinturas de Peña Escrita: Este lugar parece ser
el elegido por Cervantes para situar la penitencia de Don Quijote, donde
reconoce en sus inscripciones a rústicos dioses a los que confía sus quejas de
desdichado amante recogido en el capítulo XXV del Quijote: “¡Oh vosotros, quienquiera que seáis, rústicos dioses, que en este
inhabitable lugar tenéis vuestra morada: oíd las quejas deste desdichado
amante, a quien una luenga ausencia y unos imaginados celos han traído a
lamentarse entre estas asperezas, y a quejarse de la dura condición de aquella
ingrata y bella, término y fin de toda la humana hermosura” (…) “¡Oh Dulcinea del Toboso, día de mi
noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi aventura, así el
cielo te la dé buena en cuanto acertares a pedirle, que consideres el lugar y
el estado a que tu ausencia me ha conducido, y que con buen término
correspondas al que a mí fe se le debe!” (…)
Es
tal el patrimonio natural y cultural que el Valle de Alcudia nos ofrece, que
cuesta entender que algunos especuladores y gobernantes de medio pelo, cegados
por el beneficio inmediato, estén dispuestos a dilapidar tan importante legado
y no muestren ninguna voluntad de buscar emplazamientos alternativos para sus
planta solares, habiendo, como hay, posibilidades sobradas en los amplios términos
municipales de Almodóvar del Campo y Brazatortas.
Si
la ciudadanía concienzada no pone remedio a sus desmanes, a nuestra Comarca le
pasará lo que anuncia Antonio Machado en este poema:
“El hombre de estos campos que incendia los
pinares / y su despojo aguarda como botín de guerra, / antaño hubo raído los
negros encinares, / talado los robustos robledos de la sierra. / Hoy ve a sus
pobres hijos huyendo de sus lares; / la tempestad llevarse los limos de la
tierra / por los sagrados ríos hacia los anchos mares; / y en páramos malditos
trabaja, sufre y yerra”
Plumaroja 20
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