Hace días que me ronda la cabeza dedicarles unas líneas a los empresarios españoles pero, como tomando las doce uvas, debía estar borracho, me impuse empezar el año con buenas voluntades para mis prójimos, me veo obligado a recurrir al humor por aquello de “ sarna con gusto no pica ” y así entre risa y risa les cuelo alguna pulla. Les cuento la historia de un empresario que podría ser representativo de esos a quienes tanto amamos por ser los poseedores de nuestra productividad. Este empresario, como casi todos, tiene tal pasión por los focos que cuesta diferenciar si es artista o empresario, aunque lo que sí parece ser es un artista para los negocios . Quiso ser artista pero ni el físico ni la voz le acompañaban y tuvo que desistir del intento tras comerse centenares de verbenas y fiestas de pueblo cantando la barbacoa o el conejo de la Lole . Así, cansado de repetir las canciones del verano, -me contaron, pero me cuesta creerlo, que intento colar de rondón una canción suya en ...