Las movilizaciones ciudadanas en el primer aniversario del movimiento 15-M han demostrado que dicho movimiento sigue vivo (mal que les pese a sus enemigos, que ya lo daban por muerto), pero también que ha perdido fuerza, como mínimo, que no ha crecido (mal que les pese a quienes lo apoyamos activamente). Al menos, esa ha sido mi percepción personal al vivir estas pasadas jornadas. En general, salvo las manifestaciones del 12M, no ha acudido mucha gente a los actos convocados. Para quienes hemos apoyado a este necesario movimiento desde el principio, para quienes hemos participado en él, no pueden pasarnos desapercibidos ciertos preocupantes síntomas de agotamiento; como mínimo, de estancamiento. Reunión de una comisión de trabajo en el Parque del Retiro de Madrid. ©JJ Delapeña Tras un otoño e invierno menos “calientes” de lo esperado, la primavera no está siendo todo lo “cálida” que debiera. Según algunas encuestas – las cuales siempre hay que tomar con mucha prudencia -, el 15-...