Los ricos también mueren. De momento. La diferencia es que, aunque su paso por la vida, en el mejor de los casos, haya sido parasitario y superfluo, sus obituarios serán pomposos y más falsos que un euro de cartón. Para esto, como para tantas otras cosas, España es diferente. La muerte de ciertos personajes activa una desviación que raya en la necrofilia. Pasó con Fraga, con Botín y ahora con la Duquesa de Alba. Tres personajes, desde mi perspectiva plebeya, que pueden ser el compendio de la España negra de la represión, la explotación y la charanga y pandereta. Fotograma Los Santos Inocentes Me sangran los oídos escuchando a la corte de estiralevitas relatar una biografía edulcorada del finado de turno. Y, no sé por qué, me acuerdo de los Santos Inocentes y de esa España de señoritos y siervos que describió maravillosamente Delibes. El 90% de las propiedades de doña Cayetana, una de las mayores fortunas del país, están exentas de impuestos. Milana boni...