Como no suelo leer El Mundo ni en Internet, me entero de la noticia que publicó ese periódico hace una semana a través de la página Eco Republicano . Versa sobre algunos pormenores de la actividad cinegética desarrollada por Juan Carlos I en Botsuana y que como todo el mundo sabe -aunque no lo sabría de no producirse el accidente, ríanse ustedes de la sociedad de la información- acabó con una operación de la cadera derecha del monarca en un hospital privado madrileño. ©Octavio Colis El párrafo que más me ha interesado de la información, acerca del elefante de cincuenta años de edad abatido por el monarca, es el que dice: “Un cazador profesional puede abatir un elefante de este tipo con un único disparo en las dos zonas vitales del animal: entre el ojo y la oreja o en la tercera raya que se le forma entre la cabeza y la trompa. El rey de España, sin embargo, necesitó hasta siete disparos para acabar con el animal en tandas dobles: disparo, disparo, recarga del...