He seguido con mucho interés el debate generado entre la militancia de Podemos tras la firma del ‘Manifiesto Andalucía se Levanta’ por parte de la Coordinadora de Podemos Andalucía. Dicho manifiesto está firmado por más de 200 personas comprometidas con la protección de los servicios públicos, la defensa de la PAZ y los derechos sociales, el empleo de calidad y el acceso a la vivienda, derechos que vienen siendo recortados por los gobiernos de PP y Vox y que estarían más amenazados ante la más que probable entrada de la ultraderecha en todos los ámbitos de gobierno tras el nuevo ciclo electoral. Entre sus firmantes destacan el alcalde Marinaleda (CUT), numerosos cuadros del PCE e IU, Podemos, constitucionalistas como Pérez Royo o Joaquín Urías, personalidades de la cultura como Pilar Távora o comunicadores como Javier Aroca. Sobre la oportunidad de este manifiesto quiero compartir algunas reflexiones:
2º- Viniendo como venimos del precedente nefasto de Sumar, la mayoría de la militancia de Podemos es reticente a compartir proyecto con quienes han puesto más empeño en destruir a Podemos que en exigir al PSOE políticas progresistas. Pero es precisamente por aquella experiencia por la que tenemos que adoptar una actitud proactiva y ser protagonistas de los procesos unitarios en la izquierda. El peor error sería repetir la experiencia de Sumar, incorporándonos a ella a ultima hora, como hicimos, forzados por el miedo a las derechas, que entonces suponían un riesgo infinitamente menor que el que representan ahora. Además, la dirección de Podemos permitió que algunos diputados y diputadas, liderados por Yolanda Díaz, montaran Sumar desde dentro del Grupo Parlamentario Confederal, durante más de 2 años, y, lo que es más grave, que vetaran a Irene Montero, Pablo Echenique y Rafa Mayoral, entre otras, y relegaran a puestos de ‘difícil salida’ a las candidatas de Podemos en las elecciones del 23J. Previamente, en las municipales y autonómicas, la dirección de Sumar ninguneó las candidaturas de Unidas Podemos y apoyó a Mas Madrid, Compromís, Mes, ChuA, Drago.... Después, con el Grupo Parlamentario constituido, los afines a Yolanda Díaz dejaron a las diputadas de Podemos sin portavocías y sin capacidad de presentar iniciativas y propuestas parlamentarias. Aquello fue la gota que colmó el vaso y desembocó en ruptura con Sumar y el paso al Grupo de Mixto de las cuatro diputadas de Podemos. Con tales antecedentes nada que ocurra ahora podrá superar aquella humillación. Aún así, en 2023 se pidió a la militancia de Podemos que votara a Sumar y muchas lo hicieron con la nariz tapada para ‘frenar a las derechas’.
El argumento del malmenorismo, que ahora no se les cae a algunos de la boca, sirvió entonces para justificar la mayor humillación hecha a Podemos y el intento de liquidación del que el partido sobrevivió gracias a la presión de la militancia y no a los aciertos de la dirección. Quizá si entonces hubiéramos tenido la firmeza que ahora se reclama, y se hubiera expulsado del Grupo Parlamentario y cesado en sus cargos a las conspiradoras le habría ido mejor a Unidas Podemos y no habría sido, como fue, fagocitado desde dentro, y podría haber competido mejor en el pasado ciclo electoral, con más recursos y mejores opciones de conseguir representación. Si la dirección de Podemos no hubiera recurrido al comodín de la ultraderecha (coincidamos en que PP y VOX son la misma cosa), el partido estaría liderando la movilización social contra los recortes y habría dado pasos en su recuperación orgánica. Pero no lo hizo y aquí está, con 4 diputadas y pocas expectativas de crecer en el próximo ciclo electoral.
3º- Si las derechas eran una amenaza en el 2023, ahora son un problema real y con el agravante de que el crecimiento de VOX le garantizará diputados en todas las provincias que elijan más de 3 diputadas. Se llevarán el 3 o el 5 según la provincia en cuestión, mientras que las candidaturas de la izquierda yendo por separado tendrán incluso dificultades para obtener representación en provincias industriales y con núcleos de población medianos y grandes. Muchas encuestas solo dan a Podemos opciones en Madrid y Barcelona. Veremos que pasa. Lo cierto es que un resultado que no mejore sustancialmente lo que ahora tenemos nos llevará a la irrelevancia en un Parlamento dominado por la ultraderecha, y nos pondrá en serio riesgo de desaparición.
¿Puede esto cambiar? En mi opinión puede cambiar y además sacando a Sumar de la ecuación. Una candidatura de unidad organizada en torno a un programa como el propuesto en el Manifiesto Andalucía se Levanta puede movilizar a la ciudadanía y posibilitar un resultado electoral que minimice o frene el avance de la extrema derecha, incluso podría repetirse el Gobierno de Coalición progresista de 2019. Todas las encuestas coinciden en que están en juego alrededor de 20 actas dependiendo de si la izquierda compite entre sí o compite junta.
¿Qué tenemos que hacer? 1º no repetir los errores de 2023 y ser protagonistas de los procesos unitarios en el ámbito autonómico y estatal. Lo hacemos nosotras y evitamos que nos lo den hecho. Como ocurrió en Por Andalucía y después en Sumar. En ambos casos nos sumamos cuando todo estaba decidido y nos tocó apechugar con las sobras. Para ello será necesario trabajar por un programa de cambio social como el propuesto en Andalucía se Levanta y desarrollarlo de forma participativa con el conjunto de la sociedad. 2º garantizar instrumentos de democracia en el funcionamiento y en la toma de decisiones y elaborar candidaturas mediante primarias abiertas en cada ámbito territorial. Así, con esta medida se acabó el dedo de Yolanda Díaz. 3º poner el foco en la izquierda plurinacional y en las organizaciones, entidades y colectivos que apuesten por erradicar la herencia franquista de las instituciones públicas y superar el bipartidismo. Todo indica que IU y Sumar no serán de la ecuación atendiendo a sus llamadas al PSOE a conformar coaliciones electorales en distintas autonomías (Asturias, Madrid).
Las opciones son enfrentarse a un Congreso con 200 diputados de ultraderecha o articular una mayoría de progreso que impulse reformas del Estado que acaben con las cloacas y los reductos franquistas, que legisle para resolver el problema de la vivienda, la precariedad laboral, contra el rearme y la guerra, en defensa de los servicios públicos, de los derechos sociales y de las libertades y la igualdad. Para ello será imprescindible ampliar todo lo posible la alianza progresista. No nos engañemos, ningún partido en solitario podría garantizar esos cambios, ni en el ámbito estatal ni en el autonómico. Tampoco será posible si se excluye a la sociedad civil. Pensar solo en clave de partido es apostar por el fracaso. Afortunadamente, cada día crecen las voces que llaman a trabajar por el cambio real. Para nosotras el escenario no es nuevo, lo vivimos en 2015-2016 y sentamos entonces las bases del cambio (ayuntamientos y gobiernos autonómicos del cambio …) y ello con el PSOE como obstáculo principal. Aprendamos de las experiencias vividas y pongámonos manos a la obra a construir unidad para multiplicar.
¿Y que pasará con Sumar? Si atendemos a la información publicada, Sumar ya es solo un nombre vacío que nadie quiere volver a utilizar. Las diferencias en el grupo parlamentario son cada día mas visibles y a la salida de Compromís se sumarán pronto los diputados de Mes y ChuA. Además, ni siquiera IU aceptaría ir bajo el paraguas de Sumar, solo les queda Mas Madrid pero los quieren fuera de Madrid. A Yolanda Díaz y otros cargos de Sumar les queda agotar esta legislatura e incorporarse a las listas del PSOE como hizo en su día la Euzkadico Ezquerra (EE) de Bandrés o el PDNI de Sartorius, Almeida, Garrido y compañía.
Cuestionar la necesaria unidad de la izquierda con el argumento de que el objetivo es salvar al PSOE sustituyendo a Yolanda Díaz por Gabriel Rufián me parece que es mirar demasiado corto, quizá no más allá de nuestro ombligo. En mi memoria permanece imborrable de donde salió la propuesta de Yolanda Díaz como lideresa de UP, también como se le permitió fagocitarnos desde dentro como un alien, como se aceptó entrar en Sumar a pesar de los vetos a nuestros cuadros más valiosos, y también está la imagen de Rufián defendiendo a Irene e Ione frente a los ataques ultras y la pasividad de PSOE y Sumar. No, Rufián y Yolanda Díaz no son perfiles similares y no veo al catalán traicionando a sus aliados por un Ministerio. Por otra parte, si se conformara una alianza de izquierdas plurinacional, la candidatura de Rufián tendría sentido en Barcelona y la de Irene en Madrid, como las del BNG en Galiza y las de EH-Bildu en Euskadi. Lo contrario sería una torpeza que lastraría el proyecto desde su inicio.
En cualquier caso, lo que ahora tocaría, como en Andalucía, es concretar un programa de mínimos que nos una y a partir de ahí desarrollarlo y ampliarlo junto a la sociedad civil. Cuando ese paso sea seguro tocará dar un segundo, un tercero y cuantos sean necesarios para alcanzar el objetivo de que la mayoría social esté fielmente representada en las instituciones. Creo que merece la pena recorrer ese camino.
Plumaroja 20
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