Una larga tradición en actividades mineras
Las características geológicas del Valle de Alcudia y Sierra Madrona han condicionado la presencia de una notable riqueza en depósitos minerales, principalmente filones de relleno en los que se ha encontrado plomo, zinc y plata, que se integran en el Distrito Minero del valle de Alcudia, en el que también se incluyen las explotaciones de hulla de Puertollano, localizadas al norte.
Esta zona se inserta en un territorio minero más amplio
que se extiende, en el sector suroccidental de la provincia por el ‘distrito
minero de Almadén’, caracterizado por yacimientos de cinabrio-mercurio,
y en el ámbito meridional, en la vertiente sur de Sierra Morena, ya en
Andalucía, por los distritos de ‘Linares-La Carolina’, ‘el
valle de los Pedroches’, y el de ‘Castuera-Azuaga’. Por tanto, nos
encontramos en una zona minera intermedia con una notable riqueza patrimonial,
cuya posición estratégica podría ser aprovechada para su complementación con
otras zonas. Este enfoque global permite un mejor aprovechamiento del
patrimonio como recurso turístico sostenible.
El origen de las explotaciones se remonta a la época
prerromana con la extracción del cinabrio en la comarca de Almadén, como
demuestran algunas evidencias epigráficas y arqueológicas que sitúan en Sisapo
(La Bienvenida, Almodóvar del Campo) la sede de la gestión de las explotaciones
de cinabrio más afamadas en tiempos romanos.
Sería con la romanización cuando en el Valle de Alcudia y
Sierra Madrona se explotaran el plomo, la plata y las galenas argentíferas,
configurando un paisaje minero que dejó una gran impronta a través de numerosos
yacimientos (más de setenta entre el Bronce Final y la Antigüedad Tardía) y una
red de establecimientos de funcionalidad minera y agropecuaria. Destacamos, en
este período, minas como La Romanilla (Almodóvar del Campo),
poblados de transformación como la Fundición de Valderrepisa
(Fuencaliente), y complejos mineros como Mina Diógenes (Solana del Pino),
siendo muy relevantes las rutas de transporte del mineral que enlazaban el
centro con el sur peninsular: la vía Sisapo-Cástulo (La
Bienvenida-Linares) y la vía Sisapo-Córduba (La
Bienvenida-Córdoba) que atravesaban la zona.
No será hasta el siglo XIX cuando las explotaciones del Valle
de Alcudia y Sierra Madrona experimenten de nuevo un cierto esplendor con la
llegada de sociedades de inversión y posteriormente con el ferrocarril. A modo
de ejemplo, en 1844, existían 28 minas de plomo, 2 de plomo argentífero, 2 de
hierro y 6 escoriales de plomo en esta zona, y eran notables los avances
técnicos, en especial procedimientos mecánicos como la máquina de vapor,
aplicados a la explotación y a las infraestructuras de pozos y galerías,
claramente identificables, por ejemplo, en las explotaciones de Minas
del Horcajo (Almodóvar del Campo). A partir de los años treinta del
siglo XX se iniciaría la decadencia de la minería marcada por el cierre de
minas y acompañada del inevitable abandono y desmantelamiento de las
estructuras de transformación.
En este territorio, la minería ha constituido, por lo
tanto, uno de los ejes de vertebración histórica y un elemento dinamizador que
ha condicionado su evolución y su definición comarcal. Los restos heredados de
estas labores mineras constituyen hoy un rico patrimonio que, arraigado en el
territorio, nos proporciona información de cómo las personas se han relacionado
con el medio y lo han transformado para poder subsistir en él, información que
podemos obtener a través de restos tangibles (salas de máquinas, pozos, etc.) e
intangibles (cultura minera).
La riqueza y el abandono del Patrimonio Minero
Partiendo de la consideración del territorio como
patrimonio podemos abordar éste en su vertiente patrimonial al dejar de
considerarlo solo el sustrato de las actividades humanas y valorarlo como ‘cultura,
historia, memoria colectiva, referente identitario, bien público, espacio de
solidaridad y legado’.
En esta zona existen numerosos recursos tangibles e
intangibles y permiten que su población se reconozca en ellas. Son más claramente
identificables los elementos materiales (tangibles) como castilletes mineros,
salas de máquinas, lavaderos, chimeneas, vagonetas, herramientas, lámparas,
viviendas obreras, etc., que los inmateriales (intangibles) como la cultura
minera (gastronomía, cante de las minas, lenguaje, creencias, ritos, etc.) pero
igualmente importantes, puesto que a las obras se añaden el conjunto de valores
que dan sentido a la peculiar manera de entender la vida en los pueblos
mineros.
Los elementos materiales fueron inventariados por la
Asociación para el Desarrollo Sostenible del Valle de Alcudia y Sierra Madrona
y destacamos algunos, preferentemente del siglo XIX o principios del XX, muchos
de ellos en mal estado de conservación. Para su tipología nos basamos en el Plan
Nacional de Patrimonio Industrial (IPCE, 2011), en la que se diferencian tres
tipos de bienes industriales (que incluyen, lógicamente, los mineros): ‘conjuntos
industriales’, ‘elementos aislados’ y ‘paisajes
industriales’.
Por su relevancia destacan los conjuntos, es decir
aquellos en los que se conservan todos los componentes materiales y
funcionales, así como su articulación, constituyendo una muestra coherente y
completa de una determinada actividad, en este caso la minería. Aquí los
identificamos con la mayor parte de complejos mineros y/o grupos mineros, más o
menos completos, en los que sobresalen algunos elementos singulares que los
identifican como los poblados en Mina Diógenes, Pueblo Nuevo, San
Quintín, etc.; algunos castilletes relevantes,
principalmente de mampostería como los de Minas del Horcajo junto a algunos
otros repartidos en los conjuntos de Pozo Los Dolores, San
Quintín, etc., así como un único castillete de hierro correspondiente
al complejo de Mina de Las Pozas.
También son numerosos los elementos aislados,
aquellos que por su naturaleza o por la desaparición del resto de componentes
poseen valor histórico, arquitectónico o tecnológico y constituyen un
testimonio suficiente de la actividad que ejemplifican, como es el caso de la
minería. Los encontramos dispersos en el territorio y se corresponden
principalmente con edificaciones o construcciones de mampostería como salas de
máquinas y edificios anexos (Mina La Romana, Mina del General-Las Panaderas,
Mina
de Los Pontones-Hoz del Chorillo, etc.), diques de estériles (Aldea
de Veredillas), restos de escombreras, lavaderos, tolvas y chimeneas (Grupo
Minero La Gitana, Mina del Encinarejo, etc.) y
galerías (Mina de Los Pontones-Hoz del Chorillo). Destacamos los restos del
viaducto minero del antiguo trazado del ferrocarril de vía estrecha de
principios del siglo XX, próximo a Minas del Horcajo, y también los
restos de antiguas fundiciones (Valderrepisa y El Robledo).
Elementos, todos ellos, que forman parte de una riqueza
patrimonial minera que, aunque degradada y abandonada, se conserva intercalada entre los
bellos parajes de Alcudia Sierra Madrona y presenta un enorme potencial.
Además, como hemos señalado anteriormente, son indisolubles de las manifestaciones
de patrimonio inmaterial relacionadas con los modos de vida locales entre las
que destacamos las Fiestas de Santa Bárbara, patrona de los mineros, celebradas el
cuatro de diciembre con gran arraigo en algunos municipios como Almodóvar del
Campo e Hinojosas de Calatrava.
La Ruta de la Minería
Una de las fórmulas más acertadas de puesta en valor del patrimonio minero en relación con el territorio en el que se inserta es la creación de museos y parques mineros vinculados a cuencas mineras clausuradas, como es el caso del Ecomuseo de Le Creusot-Montceaux-Les Mines en Borgoña (Francia) o del Parque Minero de Riotinto en Huelva (España), Parque Minero de Almadén, Museo de la Minería de Puertollano, donde se han reutilizado diversos elementos materiales (castilletes, edificaciones, galerías, etc.) e incluso se pueden visitar antiguas explotaciones mineras. Existen numerosos ejemplos en Europa y también en España que sirven de complemento a otra de las modalidades de revalorización del patrimonio industrial y/o minero, el diseño de Rutas o Itinerarios específicos de patrimonio minero: Ruta Europea del Patrimonio Industrial (ERIH) que discurre por 32 países e integra más de 850 objetos, Ruta del Hierro en los Pirineos que discurre por España, Francia y Andorra, Ruta por la Cuenca Minera de Linares en Jaén...
En el contexto de la revalorización del patrimonio, la
creación de rutas turísticas puede permitir la reactivación de las economías
locales por constituirse en una nueva actividad económica que no necesita de
grandes inversiones, sino pensar como transformar los elementos con valor
patrimonial en recursos atractivos para el turismo. Esto requiere de una
organización en la que compartan responsabilidades el sector público y el
privado, y siempre propiciando un alto grado de participación social. De esta
forma se puede generar un desarrollo turístico local y sustentable, permitiendo
que ciertos espacios periféricos se integren a la economía.
En nuestro caso, patrimonio minero y desarrollo se han
unido y muchos de los elementos materiales anteriormente citados se incorporaron
al diseño de la Ruta de la Minería, cuya andadura se inicia en 2004 con la colocación
de los primeros paneles informativos. La Ruta de la Minería es considerada como
una de las cinco Rutas Ecoturísticas ofertadas por la Comarca.
Bajo el nombre ‘De La Bienvenida a Fundición de El Robledo’,
su trazado transcurre por la ‘Red Rocinante’ (presentada en 2002
y recuperada en 2014), recorre una distancia de 187 kilómetros, de los que 145
km transcurren por carreteras catalogadas ‘de interés paisajístico’ y los 42 km
restantes de ‘itinerarios no motorizados’ por caminos públicos (29 km) y vías
pecuarias (13 km). Éstos últimos, ofrecen un mayor interés y permiten realizar
un recorrido con dificultad baja y una duración prevista de 10 horas.
1.-
Su itinerario, parte del Yacimiento Arqueológico de La Bienvenida, donde se ubicaba la antigua Sisapo. En el yacimiento, cuya base es
ibera y se remontaría al siglo VII aC, destacan la ‘Domu de las Columnas Rojas,
el Anfiteatro, la Herrería romana, el Edificio tartésico y la Muralla.
A partir de este punto se pueden visitar los siguientes
complejos mineros, muchos de ellos con un gran valor patrimonial aunque
necesitados de rehabilitación dado su estado de conservación.
2.- El Pozo Minero Los Dolores
(Almodóvar del Campo), ubicado junto a la Cañada Real Segoviana y fabricado en
mampostería a finales del siglo XIX con una gran robustez.
3.- El Grupo Minero La Romana-Veredillas
(Almodóvar del Campo/Brazatortas) que consta de diferentes localizaciones: la mina
La
Emperatriz (Brazatortas) donde quedan restos de dos castilletes de
mampostería, un dique de estériles y construcciones anexas; la mina La Romana
donde aparecen construcciones de finales del siglo XIX aunque en sus galerías
se han encontrado objetos de origen romano; y el antiguo poblado minero de
Veredillas, creado en 1880, en el que se pueden observar calles empedradas y
alzados de tapial de las viviendas. También se conserva un gran dique de
estériles, y abundantes restos de castilletes de mampostería que se elevan
sobre pozos, en los que todavía se pueden ver los arranques de las galerías
perpendiculares enmarcadas por arcos de medio punto realizados en ladrillo.
4.- Las Minas del Horcajo (Almodóvar del
Campo) en el sector más meridional, ya en Sierra Madrona, conformaron uno de
los complejos más importantes de la zona en el período 1888-1910 bajo el
dominio de empresas francesas y belgas. Hoy conserva restos del poblado minero
del siglo XIX, que llegó a albergar 1.876 habitantes, 554 casas, hospital,
farmacia, escuelas, cooperativa de consumo y sociedad recreativa. Muy
significativos son sus castilletes de mampostería ornamentados, algunos de los
cuales conservan sus arcos ojivales, junto con los restos de escombreras,
lavaderos, talleres, y la iglesia. En las proximidades se encuentra la Microreserva
de Murciélagos del Túnel de Niefla.
5.- La Fundición Romana de Valderrepisa
(Fuencaliente), poblado-fundición donde se ha documentado una sola fase de
ocupación de época romana (siglo II-siglo I aC) en el que quedan restos de
estructuras destinadas a las labores de fundición del plomo y la plata.
6.- Las Minas del General-Las Panaderas
(Cabezarrubias del Puerto) presentan restos de edificaciones de mampostería, en
su mayoría anexas a pozos y algunas escombreras.
7.- El Pozo Minero Las Simonas
(Hinojosas de Calatrava) compuesto de dos pozos, uno de ellos parcialmente
cubierto por una estructura metálica, junto con restos de construcciones
empleadas para la maquinaria y un gran dique de estériles.
8.- La Mina de las Pozas (Mestanza) se
caracteriza por albergar el único pozo metálico de la ruta, de pequeñas
dimensiones.
9.- El Complejo Minero de Mina Diógenes
(Solana del Pino) de origen romano, albergaba un poblado, la explotación minera
y una fundición de los que existe constancia a través de los restos
arqueológicos y algunas trincheras de explotación. La mina alcanzó su auge a
finales del siglo XIX y comienzos del XX manteniéndose activa hasta 1979. Se
conservan restos de las viviendas de los trabajadores, instalaciones mineras,
lavaderos y una capilla.
10.- El Grupo Minero La Gitana (Mestanza)
con las Minas de La Gitana y de Villalba estuvo en actividad de 1896 a 1913.
Aparecen elementos correspondientes a dos grupos, el primero con tres pozos,
lavaderos, tolvas, edificios anexos y una gran chimenea de mampostería,
mientras que en el segundo destacan los lavaderos de mediados del siglo XX. En
las proximidades se encuentra el Monumento Natural del Volcán de la
Alberquilla.
11.- La Mina del Encinarejo (Mestanza)
incluye restos de dos pozos asociados a tolvas y piscinas de decantación, una
chimenea y edificios anexos pertenecientes a un horno, naves de mampostería y
dos bocas de acceso al interior de las galerías.
12.- Las Minas del Burcio (Mestanza)
destacan por los restos de un importante castillete de mampostería junto al que
se conservan algunos edificios anexos en ruinas.
13.- El Complejo Minero de La Nava de
Riofrío-Pueblo Nuevo (Mestanza), de origen romano, se organiza en torno
a dos asentamientos que florecieron a comienzos del siglo XX: la Mina Los
Pontones-Hoz del Chorito donde permanecen algunos restos de edificaciones y el
Poblado Minero de Pueblo Nuevo o Nava de Riofrío, construido en 1923, en el que
se identifican restos de las viviendas de los mineros y de otras edificaciones
(oficinas, hospital, etc.) junto con la iglesia.
14.- La Fundición de El Robledo (San
Lorenzo de Calatrava) es probablemente de origen romano, aunque, como en otros
casos, alcanza su auge a finales del siglo XIX, momento del que se conservan
algunos restos de construcciones.
Además, la Ruta incluye otros puntos de interés: 15. Mina de Vallazaide (Villamayor de Calatrava), 16. Minas de San Quintín (Cabezarados y Villamayor de Calatrava), 17. Mina de La Victoria (Almodóvar del Campo) y 18. Minas de Villagutiérrez (Abenójar). De ellas destacamos el Complejo Minero de San Quintín de ciertas dimensiones aunque muy deteriorado, en el que sobresale un gran castillete de mampostería y ladrillo, su sala de máquinas, así como algunas instalaciones singulares, en especial un lavadero, y los restos del antiguo poblado minero que corresponden al período de mayor auge (1887-1934) bajo del dominio de la Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya (S.M.M.P.), una de las empresas francesas más relevantes de cuantas explotaron esta zona.
Recursos vinculados al Patrimonio y Rutas complementarias
– Recursos arqueológicos: en la Comarca
existe un conjunto de representaciones de arte rupestre esquemático de origen
neolítico localizadas en las áreas montañosas, aprovechando abrigos naturales
creados por los afloramientos de cuarcita, donde encontramos figuras humanas
(antropomorfos), animales (zoomorfos), ídolos y motivos geométricos.
Especialmente relevantes son los yacimientos de La Batanera y Peña
Escrita (Fuencaliente), Covatilla del Rabanero (Solana del
Pino) y los Callejones de Riofrío I y II (Mestanza), dentro de un conjunto
de unas 100 representaciones catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC)
que articulan la Ruta de las Pinturas Rupestres.
– Trashumancia y paisajes agropecuarios:
ejemplifican la tradición ganadera y agrícola de este territorio cuando sus
pastos, vinculados a la Orden de Calatrava como una de sus dehesas más
importantes, se convirtieron en destino invernal de los ganados de La Mesta.
Además podemos descubrir ejemplos de vivienda rural manchega con influencia
andaluza y, sobre todo, elementos relacionados con la trashumancia como las
vías pecuarias (cañadas, cordeles y veredas), descansaderos y abrevaderos,
destacando los de Domingo Pedro, los Charcones o el Pozo Villalba, así como
Ventas (la del Zarzoso, La Bienvenida o la quijotesca Venta de la Inés), accesibles
a través de la Ruta de la Trashumancia.
– La arquitectura popular, civil y religiosa:
en el caso de la Venta de la Inés y su entorno (Almodóvar del Campo), algunas
Casas Solariegas y un Colegio Rural (Mestanza), el Puente del Río Montoro, y
las Iglesias Parroquiales de Santa Catalina Virgen y Mártir (Tirteafuera) y
Nuestra Señora de la Asunción, junto con la Capilla de la Trinidad (Almodóvar
del Campo). En este contexto, es significativo como, sobre todo en la zona
serrana, los pequeños pueblos desprenden una curiosa atracción ejercida por la
sucesión de modestas casas tradicionales.
Junto a las rutas señaladas en el propio territorio,
destacamos también la importancia de dos itinerarios diseñados a diferente
escala y de carácter regional que recorren este territorio y permiten el acceso
a la mayor parte de recursos seleccionados. Nos referimos a la Ruta
de Don Quijote, cuyo reconocimiento como ‘Itinerario Cultural Europeo’
le aporta un gran valor añadido, que atraviesa este territorio en su Tramo 4 ‘Volcán,
Mina y Dehesa. Del valle de Alcudia al Campo de Calatrava’, y la
Red de Corredores Ecoturísticos Rocinante-Red Rocinante, cuyo Corredor
I ‘Toledo-Cabañeros-Valle
de Alcudia-Sierra Morena’ discurre por gran parte del Valle Alcudia y
Sierra Madrona. Además, la Comarca ha sido certificada como ‘Destino
Starlight’ para la observación astronómica y está incluida en el ‘Geoparque
de los Volcanes’ impulsada por la Diputación de Ciudad Real.
Los paisajes que integran estas rutas conforman por sí
mismos y, junto con los recursos específicos, sus principales activos, bien
sean de carácter natural como los ejemplos de monte mediterráneo, de dehesas de
pastizales o de sotos y riberas, por citar los más destacados, bien sean de
carácter cultural como las dehesas agropecuarias vinculadas con la trashumancia
o los paisajes mineros. Por esta razón, identificamos también los paisajes como
patrimonio, ya que existe una idea de pertenencia colectiva, un reconocimiento
social de sus valores materiales y culturales, así como una preocupación
ciudadana por su conservación y la transmisión de sus valores.
Todo este inmenso y diverso patrimonio está seriamente
amenazado por la instalación de 18 plantas solares en el Valle de Alcudia.
Muchos de los recursos serán destruidos, otros gravemente afectados y la
mayoría perjudicados porque su acceso principal, la carretera N-420, sustituirá
alrededor de 2.000 has de pastizal y dehesa del Valle de Alcudia por una
macroplanta solar.
Plumaroja 20
Sabias que en el valle del Robledillo hay restos de minería, anterior a los romanos. En sierra madrona esta la denominada mina romana que después pasaría a llamarse Cora Pearl en ella se encontraron restos y herramientas 500 o 600 años mas antiguos que los de Diogenes. Y en el valle del Robledillo también había una explotación denominada Mina o fundición Romana según donde mires, pero que según algunas documentaciones del IGME ya se explotaba por los Oretanos y por eso consta como mina Oretana en algunos documentos,
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