sábado, 8 de agosto de 2020

#SalvarElValleDeAlcudia POR SU PATRIMONIO CULTURAL

 Una larga tradición en actividades mineras

Las características geológicas del Valle de Alcudia y Sierra Madrona han condicionado la presencia de una notable riqueza en depósitos minerales, principalmente filones de relleno en los que se ha encontrado plomo, zinc y plata, que se integran en el Distrito Minero del valle de Alcudia, en el que también se incluyen las explotaciones de hulla de Puertollano, localizadas al norte.

Esta zona se inserta en un territorio minero más amplio que se extiende, en el sector suroccidental de la provincia por el ‘distrito minero de Almadén’, caracterizado por yacimientos de cinabrio-mercurio, y en el ámbito meridional, en la vertiente sur de Sierra Morena, ya en Andalucía, por los distritos de ‘Linares-La Carolina’, ‘el valle de los Pedroches’, y el de ‘Castuera-Azuaga’. Por tanto, nos encontramos en una zona minera intermedia con una notable riqueza patrimonial, cuya posición estratégica podría ser aprovechada para su complementación con otras zonas. Este enfoque global permite un mejor aprovechamiento del patrimonio como recurso turístico sostenible.

El origen de las explotaciones se remonta a la época prerromana con la extracción del cinabrio en la comarca de Almadén, como demuestran algunas evidencias epigráficas y arqueológicas que sitúan en Sisapo (La Bienvenida, Almodóvar del Campo) la sede de la gestión de las explotaciones de cinabrio más afamadas en tiempos romanos.

Sería con la romanización cuando en el Valle de Alcudia y Sierra Madrona se explotaran el plomo, la plata y las galenas argentíferas, configurando un paisaje minero que dejó una gran impronta a través de numerosos yacimientos (más de setenta entre el Bronce Final y la Antigüedad Tardía) y una red de establecimientos de funcionalidad minera y agropecuaria. Destacamos, en este período, minas como La Romanilla (Almodóvar del Campo), poblados de transformación como la Fundición de Valderrepisa (Fuencaliente), y complejos mineros como Mina Diógenes (Solana del Pino), siendo muy relevantes las rutas de transporte del mineral que enlazaban el centro con el sur peninsular: la vía Sisapo-Cástulo (La Bienvenida-Linares) y la vía Sisapo-Córduba (La Bienvenida-Córdoba) que atravesaban la zona.

No será hasta el siglo XIX cuando las explotaciones del Valle de Alcudia y Sierra Madrona experimenten de nuevo un cierto esplendor con la llegada de sociedades de inversión y posteriormente con el ferrocarril. A modo de ejemplo, en 1844, existían 28 minas de plomo, 2 de plomo argentífero, 2 de hierro y 6 escoriales de plomo en esta zona, y eran notables los avances técnicos, en especial procedimientos mecánicos como la máquina de vapor, aplicados a la explotación y a las infraestructuras de pozos y galerías, claramente identificables, por ejemplo, en las explotaciones de Minas del Horcajo (Almodóvar del Campo). A partir de los años treinta del siglo XX se iniciaría la decadencia de la minería marcada por el cierre de minas y acompañada del inevitable abandono y desmantelamiento de las estructuras de transformación.

En este territorio, la minería ha constituido, por lo tanto, uno de los ejes de vertebración histórica y un elemento dinamizador que ha condicionado su evolución y su definición comarcal. Los restos heredados de estas labores mineras constituyen hoy un rico patrimonio que, arraigado en el territorio, nos proporciona información de cómo las personas se han relacionado con el medio y lo han transformado para poder subsistir en él, información que podemos obtener a través de restos tangibles (salas de máquinas, pozos, etc.) e intangibles (cultura minera).

La riqueza y el abandono del Patrimonio Minero

Partiendo de la consideración del territorio como patrimonio podemos abordar éste en su vertiente patrimonial al dejar de considerarlo solo el sustrato de las actividades humanas y valorarlo como ‘cultura, historia, memoria colectiva, referente identitario, bien público, espacio de solidaridad y legado’.

En esta zona existen numerosos recursos tangibles e intangibles y permiten que su población se reconozca en ellas. Son más claramente identificables los elementos materiales (tangibles) como castilletes mineros, salas de máquinas, lavaderos, chimeneas, vagonetas, herramientas, lámparas, viviendas obreras, etc., que los inmateriales (intangibles) como la cultura minera (gastronomía, cante de las minas, lenguaje, creencias, ritos, etc.) pero igualmente importantes, puesto que a las obras se añaden el conjunto de valores que dan sentido a la peculiar manera de entender la vida en los pueblos mineros.

Los elementos materiales fueron inventariados por la Asociación para el Desarrollo Sostenible del Valle de Alcudia y Sierra Madrona y destacamos algunos, preferentemente del siglo XIX o principios del XX, muchos de ellos en mal estado de conservación. Para su tipología nos basamos en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial (IPCE, 2011), en la que se diferencian tres tipos de bienes industriales (que incluyen, lógicamente, los mineros): ‘conjuntos industriales’, ‘elementos aislados’ y ‘paisajes industriales’.

Por su relevancia destacan los conjuntos, es decir aquellos en los que se conservan todos los componentes materiales y funcionales, así como su articulación, constituyendo una muestra coherente y completa de una determinada actividad, en este caso la minería. Aquí los identificamos con la mayor parte de complejos mineros y/o grupos mineros, más o menos completos, en los que sobresalen algunos elementos singulares que los identifican como los poblados en Mina Diógenes, Pueblo Nuevo, San Quintín, etc.; algunos castilletes relevantes, principalmente de mampostería como los de Minas del Horcajo junto a algunos otros repartidos en los conjuntos de Pozo Los Dolores, San Quintín, etc., así como un único castillete de hierro correspondiente al complejo de Mina de Las Pozas.

También son numerosos los elementos aislados, aquellos que por su naturaleza o por la desaparición del resto de componentes poseen valor histórico, arquitectónico o tecnológico y constituyen un testimonio suficiente de la actividad que ejemplifican, como es el caso de la minería. Los encontramos dispersos en el territorio y se corresponden principalmente con edificaciones o construcciones de mampostería como salas de máquinas y edificios anexos (Mina La Romana, Mina del General-Las Panaderas, Mina de Los Pontones-Hoz del Chorillo, etc.), diques de estériles (Aldea de Veredillas), restos de escombreras, lavaderos, tolvas y chimeneas (Grupo Minero La Gitana, Mina del Encinarejo, etc.) y galerías (Mina de Los Pontones-Hoz del Chorillo). Destacamos los restos del viaducto minero del antiguo trazado del ferrocarril de vía estrecha de principios del siglo XX, próximo a Minas del Horcajo, y también los restos de antiguas fundiciones (Valderrepisa y El Robledo).

Elementos, todos ellos, que forman parte de una riqueza patrimonial minera que, aunque degradada y abandonada, se conserva intercalada entre los bellos parajes de Alcudia Sierra Madrona y presenta un enorme potencial. Además, como hemos señalado anteriormente, son indisolubles de las manifestaciones de patrimonio inmaterial relacionadas con los modos de vida locales entre las que destacamos las Fiestas de Santa Bárbara, patrona de los mineros, celebradas el cuatro de diciembre con gran arraigo en algunos municipios como Almodóvar del Campo e Hinojosas de Calatrava.

La Ruta de la Minería

Una de las fórmulas más acertadas de puesta en valor del patrimonio minero en relación con el territorio en el que se inserta es la creación de museos y parques mineros vinculados a cuencas mineras clausuradas, como es el caso del Ecomuseo de Le Creusot-Montceaux-Les Mines en Borgoña (Francia) o del Parque Minero de Riotinto en Huelva (España), Parque Minero de Almadén, Museo de la Minería de Puertollano, donde se han reutilizado diversos elementos materiales (castilletes, edificaciones, galerías, etc.) e incluso se pueden visitar antiguas explotaciones mineras. Existen numerosos ejemplos en Europa y también en España que sirven de complemento a otra de las modalidades de revalorización del patrimonio industrial y/o minero, el diseño de Rutas o Itinerarios específicos de patrimonio minero: Ruta Europea del Patrimonio Industrial (ERIH) que discurre por 32 países e integra más de 850 objetos, Ruta del Hierro en los Pirineos que discurre por España, Francia y Andorra, Ruta por la Cuenca Minera de Linares en Jaén...

En el contexto de la revalorización del patrimonio, la creación de rutas turísticas puede permitir la reactivación de las economías locales por constituirse en una nueva actividad económica que no necesita de grandes inversiones, sino pensar como transformar los elementos con valor patrimonial en recursos atractivos para el turismo. Esto requiere de una organización en la que compartan responsabilidades el sector público y el privado, y siempre propiciando un alto grado de participación social. De esta forma se puede generar un desarrollo turístico local y sustentable, permitiendo que ciertos espacios periféricos se integren a la economía.

En nuestro caso, patrimonio minero y desarrollo se han unido y muchos de los elementos materiales anteriormente citados se incorporaron al diseño de la Ruta de la Minería, cuya andadura se inicia en 2004 con la colocación de los primeros paneles informativos. La Ruta de la Minería es considerada como una de las cinco Rutas Ecoturísticas ofertadas por la Comarca.

Bajo el nombre ‘De La Bienvenida a Fundición de El Robledo’, su trazado transcurre por la ‘Red Rocinante’ (presentada en 2002 y recuperada en 2014), recorre una distancia de 187 kilómetros, de los que 145 km transcurren por carreteras catalogadas ‘de interés paisajístico’ y los 42 km restantes de ‘itinerarios no motorizados’ por caminos públicos (29 km) y vías pecuarias (13 km). Éstos últimos, ofrecen un mayor interés y permiten realizar un recorrido con dificultad baja y una duración prevista de 10 horas.

1.- Su itinerario, parte del Yacimiento Arqueológico de La Bienvenida, donde se ubicaba la antigua Sisapo. En el yacimiento, cuya base es ibera y se remontaría al siglo VII aC, destacan la ‘Domu de las Columnas Rojas, el Anfiteatro, la Herrería romana, el Edificio tartésico y la Muralla.

A partir de este punto se pueden visitar los siguientes complejos mineros, muchos de ellos con un gran valor patrimonial aunque necesitados de rehabilitación dado su estado de conservación.

2.- El Pozo Minero Los Dolores (Almodóvar del Campo), ubicado junto a la Cañada Real Segoviana y fabricado en mampostería a finales del siglo XIX con una gran robustez.

3.- El Grupo Minero La Romana-Veredillas (Almodóvar del Campo/Brazatortas) que consta de diferentes localizaciones: la mina La Emperatriz (Brazatortas) donde quedan restos de dos castilletes de mampostería, un dique de estériles y construcciones anexas; la mina La Romana donde aparecen construcciones de finales del siglo XIX aunque en sus galerías se han encontrado objetos de origen romano; y el antiguo poblado minero de Veredillas, creado en 1880, en el que se pueden observar calles empedradas y alzados de tapial de las viviendas. También se conserva un gran dique de estériles, y abundantes restos de castilletes de mampostería que se elevan sobre pozos, en los que todavía se pueden ver los arranques de las galerías perpendiculares enmarcadas por arcos de medio punto realizados en ladrillo.

4.- Las Minas del Horcajo (Almodóvar del Campo) en el sector más meridional, ya en Sierra Madrona, conformaron uno de los complejos más importantes de la zona en el período 1888-1910 bajo el dominio de empresas francesas y belgas. Hoy conserva restos del poblado minero del siglo XIX, que llegó a albergar 1.876 habitantes, 554 casas, hospital, farmacia, escuelas, cooperativa de consumo y sociedad recreativa. Muy significativos son sus castilletes de mampostería ornamentados, algunos de los cuales conservan sus arcos ojivales, junto con los restos de escombreras, lavaderos, talleres, y la iglesia. En las proximidades se encuentra la Microreserva de Murciélagos del Túnel de Niefla.

5.- La Fundición Romana de Valderrepisa (Fuencaliente), poblado-fundición donde se ha documentado una sola fase de ocupación de época romana (siglo II-siglo I aC) en el que quedan restos de estructuras destinadas a las labores de fundición del plomo y la plata.

6.- Las Minas del General-Las Panaderas (Cabezarrubias del Puerto) presentan restos de edificaciones de mampostería, en su mayoría anexas a pozos y algunas escombreras.

7.- El Pozo Minero Las Simonas (Hinojosas de Calatrava) compuesto de dos pozos, uno de ellos parcialmente cubierto por una estructura metálica, junto con restos de construcciones empleadas para la maquinaria y un gran dique de estériles.

8.- La Mina de las Pozas (Mestanza) se caracteriza por albergar el único pozo metálico de la ruta, de pequeñas dimensiones.

9.- El Complejo Minero de Mina Diógenes (Solana del Pino) de origen romano, albergaba un poblado, la explotación minera y una fundición de los que existe constancia a través de los restos arqueológicos y algunas trincheras de explotación. La mina alcanzó su auge a finales del siglo XIX y comienzos del XX manteniéndose activa hasta 1979. Se conservan restos de las viviendas de los trabajadores, instalaciones mineras, lavaderos y una capilla.

10.- El Grupo Minero La Gitana (Mestanza) con las Minas de La Gitana y de Villalba estuvo en actividad de 1896 a 1913. Aparecen elementos correspondientes a dos grupos, el primero con tres pozos, lavaderos, tolvas, edificios anexos y una gran chimenea de mampostería, mientras que en el segundo destacan los lavaderos de mediados del siglo XX. En las proximidades se encuentra el Monumento Natural del Volcán de la Alberquilla.

11.- La Mina del Encinarejo (Mestanza) incluye restos de dos pozos asociados a tolvas y piscinas de decantación, una chimenea y edificios anexos pertenecientes a un horno, naves de mampostería y dos bocas de acceso al interior de las galerías.

12.- Las Minas del Burcio (Mestanza) destacan por los restos de un importante castillete de mampostería junto al que se conservan algunos edificios anexos en ruinas.

13.- El Complejo Minero de La Nava de Riofrío-Pueblo Nuevo (Mestanza), de origen romano, se organiza en torno a dos asentamientos que florecieron a comienzos del siglo XX: la Mina Los Pontones-Hoz del Chorito donde permanecen algunos restos de edificaciones y el Poblado Minero de Pueblo Nuevo o Nava de Riofrío, construido en 1923, en el que se identifican restos de las viviendas de los mineros y de otras edificaciones (oficinas, hospital, etc.) junto con la iglesia.

14.- La Fundición de El Robledo (San Lorenzo de Calatrava) es probablemente de origen romano, aunque, como en otros casos, alcanza su auge a finales del siglo XIX, momento del que se conservan algunos restos de construcciones.

Además, la Ruta incluye otros puntos de interés: 15. Mina de Vallazaide (Villamayor de Calatrava), 16. Minas de San Quintín (Cabezarados y Villamayor de Calatrava), 17. Mina de La Victoria (Almodóvar del Campo) y 18. Minas de Villagutiérrez (Abenójar). De ellas destacamos el Complejo Minero de San Quintín de ciertas dimensiones aunque muy deteriorado, en el que sobresale un gran castillete de mampostería y ladrillo, su sala de máquinas, así como algunas instalaciones singulares, en especial un lavadero, y los restos del antiguo poblado minero que corresponden al período de mayor auge (1887-1934) bajo del dominio de la Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya (S.M.M.P.), una de las empresas francesas más relevantes de cuantas explotaron esta zona.

Recursos vinculados al Patrimonio y Rutas complementarias

Recursos arqueológicos: en la Comarca existe un conjunto de representaciones de arte rupestre esquemático de origen neolítico localizadas en las áreas montañosas, aprovechando abrigos naturales creados por los afloramientos de cuarcita, donde encontramos figuras humanas (antropomorfos), animales (zoomorfos), ídolos y motivos geométricos. Especialmente relevantes son los yacimientos de La Batanera y Peña Escrita (Fuencaliente), Covatilla del Rabanero (Solana del Pino) y los Callejones de Riofrío I y II (Mestanza), dentro de un conjunto de unas 100 representaciones catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC) que articulan la Ruta de las Pinturas Rupestres.

Trashumancia y paisajes agropecuarios: ejemplifican la tradición ganadera y agrícola de este territorio cuando sus pastos, vinculados a la Orden de Calatrava como una de sus dehesas más importantes, se convirtieron en destino invernal de los ganados de La Mesta. Además podemos descubrir ejemplos de vivienda rural manchega con influencia andaluza y, sobre todo, elementos relacionados con la trashumancia como las vías pecuarias (cañadas, cordeles y veredas), descansaderos y abrevaderos, destacando los de Domingo Pedro, los Charcones o el Pozo Villalba, así como Ventas (la del Zarzoso, La Bienvenida o la quijotesca Venta de la Inés), accesibles a través de la Ruta de la Trashumancia.

La arquitectura popular, civil y religiosa: en el caso de la Venta de la Inés y su entorno (Almodóvar del Campo), algunas Casas Solariegas y un Colegio Rural (Mestanza), el Puente del Río Montoro, y las Iglesias Parroquiales de Santa Catalina Virgen y Mártir (Tirteafuera) y Nuestra Señora de la Asunción, junto con la Capilla de la Trinidad (Almodóvar del Campo). En este contexto, es significativo como, sobre todo en la zona serrana, los pequeños pueblos desprenden una curiosa atracción ejercida por la sucesión de modestas casas tradicionales.

Junto a las rutas señaladas en el propio territorio, destacamos también la importancia de dos itinerarios diseñados a diferente escala y de carácter regional que recorren este territorio y permiten el acceso a la mayor parte de recursos seleccionados. Nos referimos a la Ruta de Don Quijote, cuyo reconocimiento como ‘Itinerario Cultural Europeo’ le aporta un gran valor añadido, que atraviesa este territorio en su Tramo 4 ‘Volcán, Mina y Dehesa. Del valle de Alcudia al Campo de Calatrava’, y la Red de Corredores Ecoturísticos Rocinante-Red Rocinante, cuyo Corredor I ‘Toledo-Cabañeros-Valle de Alcudia-Sierra Morena’ discurre por gran parte del Valle Alcudia y Sierra Madrona. Además, la Comarca ha sido certificada como ‘Destino Starlight’ para la observación astronómica y está incluida en el ‘Geoparque de los Volcanes’ impulsada por la Diputación de Ciudad Real.

Los paisajes que integran estas rutas conforman por sí mismos y, junto con los recursos específicos, sus principales activos, bien sean de carácter natural como los ejemplos de monte mediterráneo, de dehesas de pastizales o de sotos y riberas, por citar los más destacados, bien sean de carácter cultural como las dehesas agropecuarias vinculadas con la trashumancia o los paisajes mineros. Por esta razón, identificamos también los paisajes como patrimonio, ya que existe una idea de pertenencia colectiva, un reconocimiento social de sus valores materiales y culturales, así como una preocupación ciudadana por su conservación y la transmisión de sus valores.

Todo este inmenso y diverso patrimonio está seriamente amenazado por la instalación de 18 plantas solares en el Valle de Alcudia. Muchos de los recursos serán destruidos, otros gravemente afectados y la mayoría perjudicados porque su acceso principal, la carretera N-420, sustituirá alrededor de 2.000 has de pastizal y dehesa del Valle de Alcudia por una macroplanta solar.

Plumaroja 20

1 comentario:

  1. Sabias que en el valle del Robledillo hay restos de minería, anterior a los romanos. En sierra madrona esta la denominada mina romana que después pasaría a llamarse Cora Pearl en ella se encontraron restos y herramientas 500 o 600 años mas antiguos que los de Diogenes. Y en el valle del Robledillo también había una explotación denominada Mina o fundición Romana según donde mires, pero que según algunas documentaciones del IGME ya se explotaba por los Oretanos y por eso consta como mina Oretana en algunos documentos,

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