El
Tajo ya no es un río caudaloso y rico, como se estudiaba en los libros de
Geografía de España hace unos años. Lejos, muy lejos quedan las églogas de
Garcilaso a las aguas tersas y espejeantes que bañaban la ciudad imperial...
Esquilmado por las continuas derivaciones de agua hacia Levante y Murcia, el
caudal es verduzco, legamoso, incluso pútrido en muchos tramos, como pueden
confirmar los vecinos de la provincia de Toledo.
Y así lo ha constatado
este lunes la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo que ha aprovechado “el
Día Internacional del Baño en los Ríos”, para criticar que la pasada
semana la Comisión de Explotación del Tajo-Segura aprobaba un nuevo trasvase.
Esta medida supone una cantidad de agua 1,5 veces superior al caudal del Tajo
en Toledo. Ante esta situación crítica, muchos nos preguntamos si la
solución será un Plan Hidrológico Nacional (insostenible medioambientalmente e
inviable económicamente), como demandó Cospedal, en su discurso de investidura
o si sería más eficaz abogar por el final de los trasvases a Levante y
Murcia desde un río esquilmado y moribundo como nuestro Tajo.
La Plataforma de Defensa del Tajo ha precisado que mientras en Toledo circulan 20 m3/segundo, mayoritariamente de agua insuficientemente depurada de Madrid que llega por el Jarama, por el canal del trasvase circulan 30 m3/segundo de agua limpia y transparente de cabecera, con destino a los regadíos del Mediterráneo. Y esto cuando los embalses de la cuenca del Segura están al 67% de du capacidad, mientras que los embalses de cabecera, Entrepeñas y Buendía, apenas superan el 50%.
La Plataforma de Defensa del Tajo ha precisado que mientras en Toledo circulan 20 m3/segundo, mayoritariamente de agua insuficientemente depurada de Madrid que llega por el Jarama, por el canal del trasvase circulan 30 m3/segundo de agua limpia y transparente de cabecera, con destino a los regadíos del Mediterráneo. Y esto cuando los embalses de la cuenca del Segura están al 67% de du capacidad, mientras que los embalses de cabecera, Entrepeñas y Buendía, apenas superan el 50%.
Continuar con los trasvases
es condenar a los 19 municipios ribereños a no disfrutar de los usos
tradicionales del río, a no disfrutar del baño, de los deportes acuáticos, de
la pesca, del riego de sus huertas, del frescor de las masas de agua, de la
cultura socializadora y ecológica que transmite el río. Se condena a 19
municipios castellanomanchegos a no disponer de un bien imprescindible para el
desarrollo sostenible, el modelo que les ha traído hasta aquí.
No podemos permitir, en
el día internacional del baño en los ríos, que solo uno de cada cuatro litros
del caudal del Tajo a su paso por Toledo proceda de la cabecera del río,
mientras los tres restantes proceden de las cloacas que vierten al Jarama. Y eso
en un año de lluvias altas, en un año de lluvias bajas, la situación del rió a
su paso por la capital regional es de extrema gravedad.
Es tiempo de que Murcia
y el Levante aprovechen las desalinizadoras existentes en la zona. Es incomprensible
que tres de las plantas están paradas y que resulte mucho más barato consumir
el agua subvencionada del trasvase que el de las propias desalinizadoras. Ni un
solo euros de subvención para el agua trasvasada desde el Tajo.
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