El Ejército español
estaba dividido en dos bandos ideológicos. El sector conservador estaba
integrado por la Unión Militar Española (UME), creada en 1933. El sector de
izquierdas formaba parte de la Unión Militar de Republicanos Antifascistas
(UMRA), fundada en 1935. La UME promovió la organización de un golpe de Estado
tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones
generales del 16 de febrero de 1936. Los miembros de la UME eran, entre otros,
los generales Emilio Mola, Joaquín Fanjul, Manuel Goded, Francisco Franco y
José Sanjurjo. La primera reunión de la UME preparatoria del golpe de Estado se
celebró el 18 de febrero de 1936 en Madrid. La fecha inicial del alzamiento
quedó fijada para el 20 de abril. La UME retrasó la fecha debido a la
imposibilidad material de llevar a cabo el golpe de Estado.
El Gobierno del
Frente Popular ordenó el traslado de los líderes de la UME a destinos alejados
del centro de poder, Madrid, con el fin de impedir maniobras golpistas. El
general Franco fue nombrado comandante militar de Canarias; el general Mola,
comandante militar de Pamplona; el general Goded, comandante militar de
Baleares; y el general Varela estaba preso en Cádiz por su participación en el
golpe de Estado de 1932.
El general Emilio
Mola asumió la dirección de la organización del golpe de Estado, a finales de
abril, desde su puesto de comandante militar en Pamplona. Mola mantenía
contacto con los militares implicados en el alzamiento a través de enlaces y
organizó entrevistas clandestinas en Navarra con los generales favorables al
golpe.
En su Instrucción
Reservada número 1, Mola fijaba el objetivo del golpe. "Una vez conquistado el poder se
instauraría una dictadura militar, encargada de restablecer el orden público,
imponer el imperio de la ley y reforzar al Ejército con vistas a consolidar la
situación de hecho, que pasaría a ser situación de derecho".
El general José Sanjurjo asumiría la presidencia de la dictadura militar en
caso de triunfar el golpe de Estado. Sanjurjo se encontraba exiliado en
Portugal en 1936 por liderar la sublevación golpista de 1932.
La violencia reinaba
en las calles. El 14 de abril de 1936, Anastasio de los Reyes, alférez de la
Guardia Civil, murió asesinado en Madrid durante el desfile conmemorativo del
quinto aniversario de la II República. El 16 de abril, en el desfile de
homenaje al alférez asesinado, el falangista Sáenz de Heredia falleció por un
disparo del teniente de asalto José del Castillo, durante el tumulto causado
por los disparos realizados contra los asistentes desde las ventanas de los
edificios.
El 12 de julio,
pistoleros falangistas asesinaron a José del Castillo. Esa misma noche,
guardias de asalto y un capitán de la guardia civil secuestraron a José Calvo
Sotelo y le asesinaron de varios disparos, en venganza por la muerte de José
del Castillo. El grupo también visitó el domicilio del líder de la
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), José María Gil-Robles,
quien salvó la vida por estar de viaje en Francia.
Indalecio Prieto
vaticinó la guerra civil durante los entierros de José del Castillo y José
Calvo Sotelo. "Son tan
profundas nuestras diferencias, que ya no pueden estar juntos ni los vivos ni
los muertos. El cadáver de Calvo Sotelo quedó en el depósito general y el de
Castillo se llevó al depósito del que fue cementerio civil…El cadáver de
Castillo estaba custodiado por guardias de asalto. El de Calvo Sotelo por
guardias civiles. Al primero le rindió homenaje una gran masa proletaria. Al
segundo le escoltó hasta la fosa una legión de señoritos…Los odios saltaban por
encima de las tapias que acotan los dos recintos mortuorios".
El clima de guerra
civil hizo que muchos diputados acudieran a las Cortes con pistolas. El
Gobierno del Frente Popular condenó el asesinato de Calvo Sotelo. "El Consejo de Ministros tiene que
formular las más sinceras y encendidas protestas…". El jefe de
la CEDA, José María Gil-Robles, achacó la responsabilidad moral del crimen al
Ejecutivo de Casares Quiroga durante la Diputación Permanente del 15 de julio
de 1936. "Vosotros,
como Gobierno tenéis la responsabilidad moral de patrocinar una política de
violencia, que arma la mano del asesino; de haber excitado a la violencia desde
el banco azul, de no haber desautorizado a quienes pronunciaron palabras de
amenaza, desde los bancos de la mayoría contra el señor Calvo Sotelo".
La muerte de José
Calvo Sotelo adelantó la fecha del Alzamiento al 17, 18 y 19 de julio de 1936.
El banquero Juan March financió, en gran parte, el golpe de Estado mediante la
entrega de un cheque en blanco al marqués Juan Ignacio Luca de Tena, director
de ABC, durante una entrevista en Biarritz (Francia) a principios de junio.
Luca de Tena encargó el 6 de julio mediante llamada telefónica desde Francia a
Luis Bolín, corresponsal de ABC en Londres, el alquiler de un hidroavión "capaz de volar directamente desde las
Canarias a Marruecos. Un español llamado Mayorga te facilitará el dinero
preciso; trabaja en la City, en la banca Kleinwort. El aparato tiene que estar
en Casablanca el 11 de julio".
El ingeniero murciano Juan de la Cierva, inventor del
autogiro, asesoró a Luis Bolín en la compra del hidroavión. De la Cierva
convenció a Bolín para la contratación de un avión de transporte De Havilland
89 Dragon Rapide, de siete plazas. El hidroavión debía trasladar a Francisco Franco
desde Canarias al Norte de Marruecos para liderar desde allí la sublevación
contra el Gobierno del Frente Popular.
El Dragon Rapide
partió del aeropuerto de Croydon (Londres) el 11 de julio con siete personas a
bordo: el capitán Cecil Bebb (piloto), el periodista Luis Bolín, el comandante
Hugh Pollard, las jóvenes Diana Pollard y Dorothy Watson, un mecánico y un
radiotelegrafista. La idea de los conspiradores, pasar desapercibidos como
simples turistas con destino a Canarias. El aparato llegó a Casablanca el 12 de
julio. Los pasajeros se hospedaron en el Hotel Carlton de Casablanca a la
espera de nuevas instrucciones. Un emisario de Franco dio la señal de proseguir
viaje a los expedicionarios el 15 de julio con la contraseña "Galicia saluda a Francia".
Ese mismo día, el Dragon Rapide aterrizó en Las Palmas de Gran Canaria. Un
enlace informó a Franco de la llegada del avión.
El problema residía
en encontrar la excusa para que el general Franco dejara su puesto en Tenerife
para viajar a Las Palmas de Gran Canaria. Franco se encontraba vigilado por los
oficiales leales al Frente Popular. El fallecimiento del general Amadeo Balmes,
comandante de Las Palmas, el 16 de julio proporcionó a Franco la coartada
perfecta. El Gobierno encomendó a Franco la presidencia de la misa funeral y la
investigación de la muerte del general Balmes. Franco viajó a Las Palmas el 17
de julio para asistir al funeral y se hospedó en el Hotel Madrid. A las tres de
la mañana del 18 de julio, Franco recibió la noticia de la sublevación en el
Norte de África. La Guerra Civil había comenzado.
Comentarios
Publicar un comentario
DEJA AQUÍ TU OPINIÓN