En enero de 2009 el diario inglés The Guardian elaboró un listado, con 25 nombres y apellidos, de algunos de los grandes responsables de la crisis económica que afecta al mundo desde hace varios años, y que está siendo el reclamo con que la clase política justifica los recortes sociales y la erosión de los derechos ciudadanos que presiden la actualidad europea. Señaló este rotativo nombres como Alan Greenspan, presidente desde 1987 a 2006 de la Reserva Federal norteamericana, uno de los grandes gestores de la burbuja inmobiliaria en EEUU e impulsor de las hipotecas subprime (en España llamadas hipotecas basura). Señaló a expresidentes, como Georges W. Bush, a políticos, como el ex senador Phil Gramm o Gordon Brown, a grandes compañías financieras, como Goldman Sachs o Lehman Brothers, y a entidades bancarias, como Royal Bank o Halifax.
El correlato en España (que The Guardian no mencionó en su listado) es más que obvio para quienes sigan mínimamente la actualidad nacional (a través, por supuesto, de medios que no sean afines al extremo-centro, que diría Wyoming). La crisis no ha surgido de la nada, sino que empezó a gestarse hace varias décadas y, como decía el rotativo inglés, tiene nombres y apellidos cuyo común denominador es pertenecer todos a los ámbitos políticos y financieros de la derecha neo-liberal. Existen, y los ciudadanos tenemos que ser conscientes de ello, responsables directos, internacionales y nacionales, de una situación que está afectando a millones de personas en todo el mundo.
Pero, mientras en la mayoría de los países europeos los responsables de la debacle económica parecen intocables y, lo que es peor, aun siendo responsables de ella la utilizan como señuelo político para imponerse en las urnas, en Islandia la ciudadanía ha decidido exigir responsabilidades judiciales a quienes sabe responsables de su receso económico y social. De tal manera que el ex presidente islandés, Geir Haarde, está siendo juzgado por el delito de “negligencia grave” ante una corte especial destinada a juzgar a miembros del gobierno islandés. En caso de ser hallado culpable, Haarde deberá enfrentarse a una multa importante y a varios años de cárcel.
Lejos de esto en España la derecha neoliberal, responsable y causante directa de la situación económica que sufren los españoles, se acaba de imponer a la socialdemocracia en las urnas por goleada. Curiosa paradoja que los que causan el daño se benefician de él. El trasfondo de tal dislate se encuentre probablemente, además de en la falta de perspectiva progresista del actual gobierno, en la desinformación de un sector importante de la ciudadanía. Quizás los ciudadanos no hayan percibido a los verdaderos responsables de la situación y, como decía Marcos Paradinas en un artículo reciente aludiendo al documental La doctrina del Shock, de Naomi Klein, “los gobiernos de todo el mundo han aprovechado siempre catástrofes naturales y crisis económicas para imponer medidas ultracapitalistas aprovechando el miedo de los ciudadanos”. Y la derecha española es tradicionalmente muy diestra (valga la redundancia) en generar crispación y miedo social, y utilizarlo a su favor.
En base a esa inestabilidad que han fomentado desde sus tribunas, mientras han legitimado en sus filas el saqueo de lo público para enriquecer manos privadas, esta derecha neoliberal ha conseguido crear un grave problema, que ha alimentado y endiosado por activa y por pasiva, para erigirse después como el espejismo de la solución. Una perversa técnica de manipulación que a veces da resultados. Y saldremos quizás de Málaga para meternos en Malagón, porque que nadie piense que los que crearon el problema antaño buscarán, con el poder en mano, reparación alguna, sino todo lo contrario.
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