Tras crear una subcomisión para marear un poco la perdiz y hacer como que les importaba, PP y PSOE ya tienen decidido que la aprobación de una ley de dación en pago del piso por la hipoteca no va a salir adelante y han decidido seguir esa máxima de Esperanza Aguirre de que si quieres enterrar un tema crea una subcomisión. Creada fue y ya enterrada. Esta es una de las principales reivindicaciones del Movimiento 15M y está basada en un derecho recogido en la Constitución y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Al final, sólo el PSOE votó en contra mientras que públicamente dice que está a favor. El PP que en cambio está claramente en contra, se abstuvo. Vamos, ¡política real en estado puro!
Mientras la izquierda minoritaria llamaba la atención sobre el hecho de que cada vez más gente se queda sin casa y además con una enorme deuda contraída gracias a las trampas de los bancos (valoraciones de los pisos muy por encima de su precio real) y los problemas de exclusión social que eso supone, la mayoría de los diputados ni siquiera estaban sentados en sus escaños. Sólo acudieron los ponentes de cada grupo. El PP no me interesa lo que dijo, me lo imagino. La ponente socialista dijo que no cree en “políticas de fiestas (en alusión a los gestos populistas), que den falsas expectativas a los ciudadanos”. Es verdad, ¡si es que hay mucha demagogia!
La semana pasada dos trabajadores se suicidaron, uno se ahorcó y murió en Hospitalet al ser desahuciado de su casa; el otro se cortó el cuello en Córdoba y consiguieron salvarle a tiempo. No tenían trabajo, ni paro, ni prestación de ningún tipo, ni casa y seguramente a sus cuarenta y tantos no volverían a tener trabajo en la vida. Estos suicidios –y los que habrá- apenas encuentran hueco en la prensa y con razón, son suicidios demagógicos.
La Cruz Roja de Cataluña ha explicado que ha montado un dispositivo de ayuda que es similar al de catástrofes humanitarias, y es que esto es una catástrofe humanitaria: millones de personas desempleadas, muchas de ellas con problemas para comer y muchas más se están quedando sin casa pero con deuda. Según Intermon Oxfam un 5% de los españoles, 2,35 millones de personas no pueden comer a diario. Los desahucios se elevan hasta el 36.5% este año y los diputados dicen que no estamos para gastos populistas. Los precios de los pisos siguen donde estaban, aunque Blanco dice de vez en cuando que han tocado fondo a ver si alguien se anima, empeña sus dientes y se compra una chabola. Los alquileres no bajan así que millones de personas tienen que elegir entre comer todos los días o tener un techo. Pura demagogia contra los bancos, lo dijo también Pepe Blanco. ¿La solución a todo esto? Más recortes, como los que acaban de aprobar en el Parlamento de Cataluña CiU y PP y como los que se aprobarán, sin duda, en cuanto gane el PP, si es que gana. Recortes que, por cierto, jamás aparecen en los programas electorales.
La Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos hablan del derecho a la vivienda digna como un derecho fundamental, pero por lo visto es parte de la demagogia y por eso no hay por qué cumplirla. La que se refiere a ellos, a los partidos políticos (la que se usa para discutir sobre si Bildu sí o no) esa es importantísima; la que nos puede permitir vivir con dignidad, esa ya nos dicen que nos vayamos arreglando. ¿A quién se le ocurriría meter esa parte? El día que se decidan a reformarla para que la princesa pueda heredar y tener una casa sin hipoteca, seguro que toda esa parte de nuestros derechos se la cepillan y ni nos lo cuentan.
La razón por la que el 80% de los españoles apoya al 15M es porque habla de la política que queremos y entendemos, de la política que cualquiera entiende como necesaria, imprescindible, la que hay que hacer, por ejemplo, impedir los desahucios. Para eso sirve la política y no para decir que los desahucios son consecuencia de cifras macroeconómicas que hay que cumplir porque lo dice la Santa Comisión Europea que no hemos votado ninguno de nosotros. Los desahucios, el paro, la falta de ayudas, el no tener para comer, necesitar una operación y que te digan que sí, que en dos años estás entrando, para eso está la política social, progresista y de izquierdas. Si no está para eso, ni hay ni rastro de ella, entonces habrá que inventarla como en las buenas (y pacíficas) revoluciones.
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