Ocurre con el Pacto del Euro, como ocurrió con la Directiva Bolkestein. Que en un principio, nadie se enteró; después, nadie quiso enterarse, por más que se avisó y ahora, ya es demasiado tarde. Hoy alguna gente lo lamenta, pero otra ni lo relaciona. Curiosamente esta primavera, un vendedor ambulante, gitano para más señas, en un mercadillo de Cabo de Palos, me recordó, ante mi sorpresa, que dicha directiva era la responsable de que les quieran impedir su tradicional actividad. Pero vayamos al grano, a ver si ahora paramos esta nueva barbaridad de ajuste neoliberal que solo sirve para que nuestros dirigentes europeos legislen a favor de la banca, del FMI, y de las grandes multinacionales, aumentando así la sociedad dual que ya tenemos, donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres.
Y es que con el Pacto del euro, nos la vuelven a meter doblada, y aquí nuestro presidente del gobierno, sin pedir permiso a nadie (ni al Parlamento), ni hacer consulta alguna (que digo yo que a la ciudadanía habría que preguntarle alguna vez y no envolverla cada 4 años), nos vendió a esos mercados ante los que lleva arrodillado, como tantas veces le ha recordado la izquierda. Dicha venta será efectiva el próximo 27 de junio en Bruselas. Y, por eso, una semana antes, la respuesta en la calle este 19-J, debe ser contundente.
Primero por lo que nos espera, que es más de lo que Zapatero ya está aplicando obedientemente en España, pero a lo bestia: O sea, más recortes de salarios (para ganar en competitividad y aumentar la productividad), más flexibilización de despidos, convenios y contratos (que por la vía de la “flexiseguridad” pondrá en peligro hasta la negociación colectiva), más recortes de plantillas (incluido al funcionariado), más tiempo para jubilarse (de acuerdo con el aumento de la esperanza de vida), más años de cotización (para conseguir el 100% de las pensiones que además se congelarán), mas privatizaciones, y más impuestos indirectos para toda la ciudadanía. Eso sí, menos ayudas sociales, menos protección social, menos gasto en educación y sanidad (públicas), menos soberanía de los pueblos (a los que incluso les cambiarán sus constituciones) y menos impuestos directos al capital. En suma más reformas de ajuste estructural, mas regresión social y, esperemos que mayores niveles de malestar e indignación que lleven este 19-J a más gente a la calle, de nuevo.
Malos tiempos para la lírica, para la política y, sobre todo, para la clase trabajadora (incluida la tradicional clase media), para las personas inmigrantes, para la juventud, y para las clases más desfavorecidas, porque con la exacerbación de este neoliberalismo salvaje vamos directamente a ese precipicio de la máxima regresión social y por supuesto al fin del estado del bienestar.
Pero si este “Pacto del €uro Plus”, como también se le ha llamado, es ya de por sí regresivo, pernicioso y –según los economistas no neoliberales-, inútil e innecesario, no es solo por todo lo anterior, sino porque además no da respuesta a la crisis en la que nos encontramos ya que ni responde, ni aborda seriamente lo que Torres llamaba “los cuatro grandes problemas que realmente están bloqueando a las economías europeas. A saber: cómo devolver el flujo del crédito a las empresas y a los consumidores, que es lo que más inmediatamente se necesita para que la actividad económica recobre el pulso; cómo frenar a los especuladores que son los que realmente provocaron la crisis; cómo regular definitivamente, con inteligencia y disciplina los mercados y las relaciones financieras y, finalmente; cómo resolver el efecto depresor que van a tener sus medidas en una coyuntura prácticamente recesiva como la actual”.
Para terminar creo importante plantear lo que deberíamos hacer la ciudadanía indignada. Y aunque eso ya es motivo de otra reflexión más amplia que la de un pequeño artículo como el actual, si adelantaré la imperiosa necesidad de salir a la calle este domingo 19 de junio, denunciando esta nueva e intolerable agresión, porque como rezaba el lema del 15-M “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”.
Creo que hay que estar en la calle para denunciar, sensibilizar y apoyar las movilizaciones y movimientos que van en esta clara senda como Democracia Real Ya, movimiento 15-M, Frente amplio de Izquierdas, Mesas de convergencia, etc. Personalmente apuesto por estas últimas y de la mano de DRY, que ya sé que andan en conversaciones, pero aquí lo importante es sumar y conseguir una marea de gente que diga NO a este Pacto del Euro, que diga NO a este gobierno de los mercados, que diga NO a la corrupción de políticos y banqueros y que diga NO a esta Europa Fortaleza o Europa de los mercaderes.
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