Mercedes Arancibia
Lejos de las urnas y del pueblo, Silvio Berlusconi pasó la jornada dominical del referendum italiano más importante de las últimas décadas en su villa de Cerdeña, rodeado de fieles, tomando el sol e ignorando lo que sucedía en el resto del país. Antes ya había declarado que no pensaba ir a votar e incluso se había permitido la desvergüenza de aconsejar al resto de los italianos -49.999.999 entre los que viven en la península y los del exterior- que hicieran lo propio.
El lunes -que seguía siendo día de votaciones, en Italia las cosas se resuelven en 48 horas- Berlusconi, 74 años, lo dedicó a recibir a Netanyahu y charlar con él del “bunga-bunga” (ya saben, la cosa esa del folleteo) que también parece interesar al político israelí, estos días de gira mundial para ver cuantos amigos consigue que le ayuden a tirar por tierra los planes estadounidenses de crear dos Estados en Palestina volviendo a las fronteras que tenían en 1967. Il Giornale, periódico perteneciente al emporio Berlusconi, puso su granito de arena calificando la votación de “embrollo”.
Total, que mientras il cavaliere disfrutaba de un día de sol, playa, amigotes, etc., mirando para otro lado, los italianos le plantaban finalmente cara y votaban NO -en realidad votaban SI, pero era por la forma en que estaba hecha la pregunta- a todas las últimas pretensiones del empresario metido a político que intenta gestionar un país como si fuera uno más de sus múltiples negocios; NO a seguir construyendo centrales nuclares, NO a privatizar el agua, NO a subir el precio del agua y NO a la inmunidad judicial de los políticos (leyes ad personam ), al “legítimo impedimento” que ha hecho que Berlusconi se eximiera durante casi dos años de comparecer ante la justicia alegando “obligaciones” inherentes al cargo; ya se iba encargando su “corte” de organizarle viajes, actos fuera de Milán, inauguraciones y visitas varias.
“Es un éxito que no estaba cantado en absoluto y quizá el más sorprendente de esta cita electoral -escribe Massimo Giannini en el diario La Repubblica- Supone realmente el final de un ciclo histórico, que ha durado diecisiete años, y que ha visto como il cavaliere asediaba violentamente a la magistratura con el único objetivo de defenderse de sus procesos mediante la extinción de los delitos o la cancelación de las penas por vía legislativa. Visto desde este ángulo, el resultado del referendum, es también una hermosa victoria de la democracia”.
¿Y ahora, qué? Se pregunta esta mañana Liana Milella en la portada de la versión digital de La Repubblica: “Tras una década de leyes salva-Silvio la gente ha dicho basta”. (Lo ha dicho el 94,6 % del 54,8% de italianos que han votado). Ni siquiera Berlusconi se hace ilusiones. Sobre él planea la posible condena por corrupción del caso Mills (del nombre del abogado inglés, encarcelado hoy, cuyo testimonio compró con unos cuantos cientos de miles de euros) y las decenas de sesiones pendientes en los casos Mediaset, Mediatrade y Rubygate: también corrupción, abuso de poder, sexo pagado con menores e inducción a la prostitución de una menor. Hoy mismo se reanudan en Milán las vistas del “Rubygate” (el caso de la menor marroquí que tenía 17 años cuando se hacía pasar por egipcia y sobrina de Hosni Mubarak (otra joya ) y pasaba las noches con el Presidente del Consejo italiano en su finca cercana al Lago de Como, recibiendo a cambio ostentosas joyas (totalmente impropias de una adolescente por lanzada que sea), dinero en metálico e incluso que il cavaliere se pringara hasta las cejas llamando a la central de la policía de Milán para pedir que la pusieran en libertad, cuando en mayo del año pasado se encontraba detenida por el robo de una pulsera de 3.000 euros.
Entre los comentarios en la prensa de la mañana hay quienes piden la dimisión inmediata del político que ayer fracasó en sus propuestas y quienes abogan porque el proceso llegue hasta el final, en la esperanza quizá de lograr ver un día a Berlusconi -como DSK- salir esposado del tribunal camino de la cárcel. Unos y otros celebran el resultado de la jornada de desobediencia nacional.
“La flauta mágica se ha hecho añicos -dice en un editorial Ezio Mauro, director de La Repubblica-, al cabo de veinte años los italianos se niegan a seguir la música de Berlusconi-… Una rebelión difusa y consciente que, tras la derrota de la derecha en las grandes ciudades (hace quince días, en las elecciones municipales), acelera el fin del “berlusconismo”... Al hombre que invocaba al pueblo contra las instituciones, contra los organismos de garantía, contra la magistratura, le han cateado en la forma más evidente y clamorosa... legítima formalmente, la invitación a no votar es una confirmación de su debilidad, casi una declaración de rendición y sobre todo una prueba política de impotencia, sin futuro... Berlusconi ya no sabe hablar a los italianos, lo mismo que no les sabe escuchar, porque ya no les entiende. Y los italianos le han dado la espalda” cansados de una narración postiza que no tiene nada que ver con la realidad, ni con los problemas de la vida cotidiana de millones y millones de personas “normales”, apuntala Massimo Giannini.
Es la primera vez, en 16 años, que los italianos han conseguido el quorum de más del 50% más uno de votantes que legitima los referendum. En ese tiempo se habían convocado hasta siete, sin conseguirlo nunca.
“Los italianos se han reapropiado de su destino y han transformado el país en un gran parlamento que reemplaza al que ya no legisla”, es la conclusión que saca de los resultados Angelo Bonelli, presidente del pequeño partido de los Verdes, uno de los promotores del referendum.
“Hemos dicho no a las centrales nucleares pero sobre todo hemos establecido el sacrosanto principio de que la ley es igual para todos”, comentario del juez anticorrupción Antonio Di Pietro, presidente del partido Italia de los Valores, también promotor de la votación del fin de semana.
Con este resultado tan desastroso para el premier italiano se da también un paso más en la disolución –esta sí que está cantada- del férreo pacto que tiene con la Liga del Norte; el destino de la coalición parece ya escrito. Los dirigentes de la Liga dicen ahora que están hartos de recibir “bofetadas” por culpa de Berlusconi. Según el profesor James Walston, de la Universidad Americana de Roma en declaraciones al diario británico The Independent, que hoy reproduce el argentino Página 12: “Esta ha sido una votación sobre la popularidad de Berlusconi...Demuestra que las cosas se están desarrollando más rápidamente de lo que esperábamos”.
Ojalá (Inch Alá, que cantaba Adamo, también de origen italiano, siciliano para más señas)
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