Alemania adoptó este lunes el proyecto de ley que prevé el abandono del programa nuclear para 2022, anunció el ministro de Economía, Philip Roesler, durante una conferencia de prensa en Berlín.
La decisión, adoptada este lunes durante una reunión extraordinaria del consejo de ministros, marca un punto de inflexión en la política energética de Alemania guiada por la canciller, Angela Merkel, y -de hecho- devuelve al país la elección hecha en 2001, cuando el entonces gobierno de centroizquierda de Gerhard Schroeder decidió cerrar los reactores a más tardar en 2022.
El proyecto de ley deberá pasar ahora por la Cámara baja del Parlamento, donde la mayoría espera una autorización el 8 de julio.
Merkel, de hecho, se basa en una aprobación en tiempo rápido del nuevo curso después del desastre de Fukushima, que reactivó la polémica sobre la energía nuclear en el país, obligando a la dirigente conservadora a rever una ley aprobada el año pasado, que alargaba la vida de las centrales.
Según el proyecto, las centrales nucleares alemanas serán eliminadas en forma gradual. Actualmente, están activas 9 de 17 porque siete -las más viejas- fueron cerradas luego de la moratoria tras el desastre en Japón y no serán reconectadas a la red, mientras una octava está inactiva desde 2009 por problemas técnicos.
El destino de las restantes nueve ya está marcado: las primeras tres serán cerradas en 2015, en 2017 y en 2019, mientras otras tres en 2021 y las restantes en 2022.
El plan, que prevé el abandono acelerado de la energía nuclear respecto de los tiempos establecido el año pasado (un alargamiento de la vida de las plantas en un promedio de 12 años, hasta el 2035) y el reforzamiento de las fuentes de energía renovable, es una “piedra fundamental” en la política energética del país y marca el inicio de un proyecto “socialmente pionero”, comentó el ministro de Ambiente, Norbert Roettgen.
Alemania, entonces, apunta todo sobre la energía renovable. Es decir en 2020, el gobierno cuenta con llegar a una cuota del 35% de electricidad no contaminante, el doble que en la actualidad. Pero esto sólo es un objetivo mínimo, resaltó el ministro, ya que podría también ser superado.
Así, se instalarán parques eólicos en la costa norte y a las empresas involucradas se les asegurará un precio rentable de venta de electricidad.
También seguirá pesando el carbón, que ahora produce el 43% de la electricidad alemana, y se importará más gas desde Rusia a través del nuevo gasoducto Northstream.
Según los expertos, este cambio generará muchos gastos. El costo de una salida anticipada de la energía nuclear será entre 90.000 y 200.000 millones de euros, repartidos entre los contribuyentes, los consumidores y los productores de energía.
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