miércoles, 29 de junio de 2011

PERIODISMO AMARILLO



“…José Luis Rodríguez Zapatero y su Gobierno, instalados al borde del abismo, estuvieron de nuevo ayer a punto de dar un paso al frente, que hubiera sido el definitivo. Pero otra vez acudieron al rescate CiU y PNV, que con su abstención evitaron que el PSOE perdiera una votación que habría acabado con el Ejecutivo, con la legislatura y quizás con algo más...”.

Así comienza el periodista Fernando Garea su particular crónica de enviado especial a la guerra, que solo él tiene en la cabeza, para relatar la convalidación  del RD Ley sobre Negociación Colectiva.


Garea trabaja actualmente en  El País y sentencia con sus “comedidas” opiniones en tertulias de Cadena SER y RNE. Pero, justo es reconocerlo, se formó en El Mundo, bajo la tutela efectiva de Pedro J. Ramírez, y de aquellos lodos viene estos polvos. Tiene también tiempo para dar charlas de pago en cursos variopintos como  periodista político y pontifica en la red sobre los grandes males de nuestra democracia.



No tiene complejos y se salta un día sí y otro también el Libro de Estilo de su propio periódico. Es a tiempo parcial periodista y frustrado político no electo. Entre sus colegas de redacción cunde la preocupación por el tipo de periodismo que practica. Él se siente seguro y respaldado por la Dirección que, al fin y al cabo, como a él, busca y acaba encontrando en las páginas amarillas a periodistas del mismo color de titulares fáciles y de rencor garantizado. Cofunde deliberadamente su opinión con la información. Es de los que no se resignan aceptar que el lector sabe leer por sí mismo  y es capaz de distinguir sin subtítulos entre un editorial y una información.

Garea está siempre al borde del abismo en sus crónicas. Su obsesión enfermiza por favorecer,  no se sabe a quién, o si, le lleva a utilizar expresiones fuera de contexto que tienen origen en la calle Génova, o en quienes viven instalados en la idea de que el PSOE debe salir del gobierno por la puerta de atrás, con la cabeza “gacha” y pidiendo perdón.


Garea es corresponsal de una guerra que no existe .Un periodista político, como el mismo se califica, que busca debajo de las piedras temas que le permitan seguir haciendo sus crónicas guerreras, aunque sea tratando de explicar, cómo ayer, los entresijos técnicos de la negociación colectiva. Saber de todo un poco y de nada a la vez es lo que tiene.

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