La crisis económica, inflada por el propio Partido Popular de Castilla-La Mancha en los medios de comunicación, ha sido la excusa perfecta para que la nueva presidenta adopte una serie de medidas que más bien parecen un ajuste de cuentas al Partido Socialista, a los sindicatos y, por extensión a la democracia en Castilla-La Mancha.
Cospedal puede estar en su derecho (a nosotros no nos lo parece) robando a nuestra comunidad unas instituciones como el Defensor del Pueblo o el Consejo Económico y Social y la Comisión de la Competencia. Puede retirar el apoyo económico a los sindicatos y dejar al mínimo la capacidad de trabajo del grupo parlamentario socialista. Pero que no se piense la nueva presidenta que no hemos advertido sus verdaderos propósitos que nada tienen que ver con el ahorro, aunque parezca fácil poner la crisis como escudo y pretexto.
Cospedal prescinde de unas instituciones de control al gobierno porque estaban presididas por personas elegidas durante el periodo de Barreda y algunas de ellas no cesarían de momento en sus cargos porque su mandato excede al fin de la legislatura. En vez de esperar a poner en su lugar a personas de su confianza, la nueva presidenta toma la drástica medida de arrasar con las instituciones invocando la crisis.
Javier Arenas ha asegurado que nunca prescindiría de ellas en la Comunidad andaluza: “Las instituciones suprimidas por Cospedal en Castilla-La Mancha son intocables en Andalucía”. Intocables porque suponen un logro para cualquier región en el largo camino de sentirse autogobierno controlado por instituciones de la propia autonomía.
Pero si eso ha sido grave, ha resultado aún más evidente al continuar con los recortes en el seno de la propia oposición. A dios danto pero con el mazo dando, han debido pensar los socialistas y los sindicatos cuando han escuchado a Cospedal ofrecer diálogo a la oposición y anunciar al tiempo recortes económicos para tratar de impedir su labor en el Parlamento en las sedes sindicales o en la calle: te ofrezco diálogo y te pongo una mordaza. Cospedal desde el gobierno contará con medios suficientes para ejercer su labor pero el PSOE se quedará bajo mínimos en las Cortes, menos periodistas tendrán trabajo, menos seguro que los que contaba el PP cuanto Barreda estaba en el gobierno.
El recorte no es creíble porque Cospedal lo traía ya como estrategia premeditada. No ha esperado a llegar al poder, a evaluar la situación para luego decidir de qué puede prescindirse para aliviar el gasto.
Mucho nos tememos que su asesor más cercano, su mecenas en la campaña ha urdido también esta trama de la que ella es brazo ejecutor.
¿Por qué no ha pensado Cospedal en empezar por su sueldo, conocido y famoso en toda España?
Cospedal puede estar en su derecho (a nosotros no nos lo parece) robando a nuestra comunidad unas instituciones como el Defensor del Pueblo o el Consejo Económico y Social y la Comisión de la Competencia. Puede retirar el apoyo económico a los sindicatos y dejar al mínimo la capacidad de trabajo del grupo parlamentario socialista. Pero que no se piense la nueva presidenta que no hemos advertido sus verdaderos propósitos que nada tienen que ver con el ahorro, aunque parezca fácil poner la crisis como escudo y pretexto.
Cospedal prescinde de unas instituciones de control al gobierno porque estaban presididas por personas elegidas durante el periodo de Barreda y algunas de ellas no cesarían de momento en sus cargos porque su mandato excede al fin de la legislatura. En vez de esperar a poner en su lugar a personas de su confianza, la nueva presidenta toma la drástica medida de arrasar con las instituciones invocando la crisis.
Javier Arenas ha asegurado que nunca prescindiría de ellas en la Comunidad andaluza: “Las instituciones suprimidas por Cospedal en Castilla-La Mancha son intocables en Andalucía”. Intocables porque suponen un logro para cualquier región en el largo camino de sentirse autogobierno controlado por instituciones de la propia autonomía.
Pero si eso ha sido grave, ha resultado aún más evidente al continuar con los recortes en el seno de la propia oposición. A dios danto pero con el mazo dando, han debido pensar los socialistas y los sindicatos cuando han escuchado a Cospedal ofrecer diálogo a la oposición y anunciar al tiempo recortes económicos para tratar de impedir su labor en el Parlamento en las sedes sindicales o en la calle: te ofrezco diálogo y te pongo una mordaza. Cospedal desde el gobierno contará con medios suficientes para ejercer su labor pero el PSOE se quedará bajo mínimos en las Cortes, menos periodistas tendrán trabajo, menos seguro que los que contaba el PP cuanto Barreda estaba en el gobierno.
El recorte no es creíble porque Cospedal lo traía ya como estrategia premeditada. No ha esperado a llegar al poder, a evaluar la situación para luego decidir de qué puede prescindirse para aliviar el gasto.
Mucho nos tememos que su asesor más cercano, su mecenas en la campaña ha urdido también esta trama de la que ella es brazo ejecutor.
¿Por qué no ha pensado Cospedal en empezar por su sueldo, conocido y famoso en toda España?
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