Hace tiempo que me pregunto esto que ahora, tras las valoraciones postelectorales del descalabro socialista, recobra su sentido. Porque si tras este fracaso del PSOE, no hay una verdadera purga en sus filas, y la gente que lleva más de 15, 20 o 30 años en el machito, no da un paso atrás –como si se lo hacen dar a la Chacón-, el centenario partido de Pablo Iglesias no levantará cabeza en muchos años.
Venía a cuento lo de los críticos del PSOE (permítaseme el genérico masculino, para no confundirse con “las críticas” de por sí bien conocidas) porque es muy frecuente oír quejarse a su sufrida militancia, de las políticas más conservadoras jamás aplicadas por su partido en el gobierno, pero a la hora de la verdad, nadie dice ni mu. No leo nada, ahora que casi toda la clase política tiene blog, ni en sus Twitter, Facebook, Tuenti o MySpace, ni en sus respectivas bitácoras, sino antes al contrario, justificar, aplaudir, contemporizar o seguir haciendo la pelota al superior del escalafón o al 'fontanero' que prepara las listas. Tan solo Barreda, previendo la más que cantada debacle, trató de desmarcarse y, aun así, más de cara a la galería que por convicción, para ver si pillaba en el posterior rio revuelto que -como ahora vemos- hoy es el PSOE.
¡Que poco se les ha visto por el movimiento DRY y del 15M, salvo que fuera para seguir mintiendo con aquello de que oían con gusto a la calle!. Con razón aún siguen en las plazas, porque ni el cinismo de unos, con la aplicación de sus propuestas neoliberales, ni la hipocresía de esos otros que han elevado la categoría de la corrupción levantina y de los Gürtel al terreno de lo envidiable y por supuesto votable, podrán convencer a quienes tras indignarse y reaccionar, ya están pensando en la Revolución. Una vez más se han quedado fuera de la buena barricada.
¡Que poco se les ha visto por el movimiento DRY y del 15M, salvo que fuera para seguir mintiendo con aquello de que oían con gusto a la calle!. Con razón aún siguen en las plazas, porque ni el cinismo de unos, con la aplicación de sus propuestas neoliberales, ni la hipocresía de esos otros que han elevado la categoría de la corrupción levantina y de los Gürtel al terreno de lo envidiable y por supuesto votable, podrán convencer a quienes tras indignarse y reaccionar, ya están pensando en la Revolución. Una vez más se han quedado fuera de la buena barricada.
En el momento actual y perdidas las elecciones por goleada, al Gobierno de Zapatero solo le queda intentar recuperar la credibilidad necesaria para minimizar lo que sería el batacazo final en las generales de 2012, y ello solo es posible aplicando una fiscalidad progresiva, para que paguen más los que más tienen, una laicidad real denunciando el concordato y los acuerdos Iglesia Estado, una defensa de lo público (sanidad, educación, pensiones), una reforma de la injusta ley electoral, que aquí en CLM le ha perjudicado tal y como se le recordó desde IU, una reducción del gasto militar seria o tantas otras propuestas de sentido común que hoy están en las plazas de España.
Un deseo que esperaríamos de ZP es que si bien sus antecesores, González y Aznar, tras sus mandatos como presidentes del gobierno, colocándose en los consejos de administración de empresas a las que ellos sabrán que favores hicieron -Gas Natural y Endesa, respectivamente- (por cierto sin que les diera vergüenza alguna, ni se lo recriminaran por ética los suyos), ojalá y a Rodríguez Zapatero no lo veamos mañana vinculado a Iberdrola, por poner un ejemplo similar del oligopolio energético, o al Banco de Santander, cuyo presidente tanto le ha alabado, o tendremos que seguir pensando mal en este país.
Un deseo que esperaríamos de ZP es que si bien sus antecesores, González y Aznar, tras sus mandatos como presidentes del gobierno, colocándose en los consejos de administración de empresas a las que ellos sabrán que favores hicieron -Gas Natural y Endesa, respectivamente- (por cierto sin que les diera vergüenza alguna, ni se lo recriminaran por ética los suyos), ojalá y a Rodríguez Zapatero no lo veamos mañana vinculado a Iberdrola, por poner un ejemplo similar del oligopolio energético, o al Banco de Santander, cuyo presidente tanto le ha alabado, o tendremos que seguir pensando mal en este país.
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