Cuando un Presidente es colocado en ese puesto por el Narcotráfico, se adquieren entre ambos un compromiso insoslayable. Eso es lo que está ocurriendo con el Presidente de Panamá, Ricardo Martinelli Berrocal. Es un secreto a voces, tanto a nivel nacional como internacionalmente, los vínculos del Señor Martinelli Berrocal con la narcomafia, llámese a través del lavado de dinero, como del tráfico de drogas. Su millonaria campaña electoral fue sufragada en gran parte por el narcotráfico. Su primo, Ramón Martinelli Corró, Tesorero del Partido gobernante, como una de sus damiselas, Ninoska Escalante, están presos en México por narcotraficantes. El colombiano David Murcia Guzmán, detenido en los EEUU por lavado de dinero, fue uno de los donantes de la campaña.

Tenemos que agregar algo que ya se sabe: el gran entrelazamiento que hay entre el Capital Financiero Internacional, las Grandes Transnacionales y el Narcotráfico. El narcotráfico inyecta al Capital Financiero 700 mil millones de dólares al año. Los dos bancos que más lavan dinero son el Chase Manhattan Bank y el HSBC. Algunos investigadores incluyen al Scotiabank. Las grandes transnacionales lavan dinero comprándoselo al narcotráfico a interese blandos. Lo justifican diciendo que si ellos no lo hacen, lo hace la competencia, con lo que los precios de costos de los productos o los servicios saldrían más costosos.
Una vez aprobado el proyecto APP en primer debate, los médicos panameños iniciaron una huelga indefinida. Al escribir este artículo se estaban sumando otros gremios. La actitud del Presidente, dado su trastorno psiquiátrico, que cada día se le profundiza más, es la misma que asume ante las crisis: mentir y contradecirse. En un lapso de tres días ha cambiado su posición cuatro veces. La única verdad que ha hecho pública es que él manda en el Órgano Legislativo.
La República de Panamá está en la antesala de convertirse en una gran Sociedad Anónima controlada por el Narcotráfico. Martinelli Berrocal no tendrá ningún reparo en llevar adelante su proyecto así tenga que reprimir. En fin, la remilitarización en Panamá no obedece al control del narcotráfico, actividad promovida por el Pentágono y protegida por la CIA, sino justo para sofocar las protestas sociales. Tampoco sorprenderá a los panameños que, como vivimos en un Dictadura Civil, apoyada por los Estados Unidos, se entregue al país al narcotráfico sin necesidad de ley alguna.
La popularidad de Martinelli Berrocal ha caído dramáticamente. El descontento y la indignación de los panameños crecen cada día. La huelga médica puede encender el barril de pólvora. Cualquier cosa puede suceder.
Blog del autor: www.maurozunigaarauz.com
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