
Lo
cierto es que al “campeón” le han hecho la prueba antidoping y ha dado
positivo. Como es reincidente, es la cuarta ocasión que deja al PP andaluz con
la miel en los labios, la condena será larga: cuatro años en la oposición,
alejado de la corte, y apadrinando al hijo que le mandará al ostracismo. Su
discurso de anoche sonaba a despedida y es posible que no aguante la sanción de
cuatro años y anuncie antes la retirada, dependerá de que se le ofrezca algún
sustancioso consejo de administración. Triste consuelo ganar por apenas un
punto en circunstancias tan favorables y haber dilapidado trece puntos de
diferencia en apenas dos semanas de campaña.
Personalmente
tengo la sensación de vivir un deja vu
con los resultados producidos en Andalucía. Aunque con algunas diferencias,
Arenas se lanzó a la conquista andaluza en 1994 y obtuvo entonces 41 diputados
(subió 15), el PSOE perdió 17 pero continuó siendo la fuerza más votada (se
quedó en 45 diputados), e IU alcanzó el mejor resultado obtenido hasta la fecha
creciendo en 9 diputados (20) y rozando los 700.000 votos. El crecimiento
experimentado por IU en Andalucía tuvo después su reflejo en las elecciones
generales de 1996, en las que la coalición liderada por Anguita supero los 2’6
millones de votos y obtuvo 21 diputados.
Salvando
las distancias con aquellos años vivimos circunstancias parecidas. El PP
gobierna en España y gran parte de las comunidades autónomas, el PSOE vive su
enésima crisis fruto de la desorientación en que sus políticas sumen al
electorado progresista e IU se enfrenta a una nueva oportunidad de mostrar que
es una opción madura e interesada en gobernar. Claro que también podría
reproducir los errores que cometió entonces con la teoría de las dos orillas y
estrellarse de nuevo en las próximas contiendas electorales. Aspirantes a
reproducir los errores de aquella teoría no faltan. Desde la sombra Julio
Anguita sigue instigando para que al PSOE ni agua y Sánchez Gordillo, que nunca
abandonó aquella tesis, apuesta de nuevo por hacer realidad el sorpasso andaluz y desde allí el
español.

Programa…,
programa…, programa y compromisos ante notario son frases que suenan bien si se
entiende que la otra parte también tiene el suyo y que ha sido respaldado por
el 39’5% de los votos emitidos. Ya el programa de Griñán ha fortalecido su
carácter social y ofrece avances en transparencia, participación democrática y
sostenibilidad, es, por tanto, en esos campos en los que IU debe hacer visible
su sello y arrancar del PSOE un pasito más. Si así lo hiciera, la izquierda
española abriría un tiempo de esperanza para millones de españoles.
El
PSOE andaluz también tiene que hacer una lectura humilde de los resultados. No
puede obviar que ha perdido 9 diputados, 9 puntos y casi 700.000 votos. Es una
derrota muy dulce pero que invita a reflexionar. Una conclusión imprescindible
es que el electorado andaluz ha girado claramente a la izquierda y está
pidiendo al PSOE que haga otro tanto si quiere seguir siendo la opción
mayoritaria. También les advierte de que no tolera comportamientos turbios y
que espera tolerancia cero frente al mal uso del poder. En la dirección federal
del PSOE harían bien en interpretar en clave nacional los resultados
electorales de Andalucía y Asturias y poner fin definitivamente a su modelo de
oposición responsable y su tibia respuesta a las duras políticas del PP.
Asturias
vive un momento más complicado que Andalucía aunque podría simplificarse si el
voto emigrante otorga al PSOE el diputado 17. Si así fuera, habría que contar
con UPyD o plantearse pactos puntuales entre las fuerzas progresistas. En
cualquier caso, el PSOE ha recuperado allí la condición de fuerza más votada,
desbancando de tal condición al FORO de Álvarez Cascos, y le corresponde la legítima
opción de formar gobierno.
El
más que probable acuerdo en Andalucía y Asturias tendrá necesariamente reflejo
en Extremadura y las decenas de ayuntamientos que ahora gobierna el PP gracias
al desencuentro de la izquierda. Es difícilmente justificable que se prolongue
en el tiempo el anacronismo extremeño, que ha estado a punto de llevarse por
delante la credibilidad nacional de IU y que, de continuar hasta final de
legislatura, pondría a la IU extremeña en la realidad a que se enfrentó la IU
de Julio Anguita en las elecciones generales y en las autonómicas andaluzas del
año 2000. En las primeras perdió 13 diputados y en las segundas 9…, fue el duro
peaje pagado por la teoría de las dos orillas que algunos iluminados quieren
desenterrar ahora.
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