viernes, 3 de febrero de 2012

Violeta que estás en los cielos

Mercedes Arancibia || Periodista.

Dulce vecina de la verde selva
 Huésped eterno del abril florido
 Grande enemiga de la zarzamora
 Violeta Parra.
Jardinera
          locera
                  costurera
 Bailarina del agua transparente
 Árbol lleno de pájaros cantores
 Violeta Parra.
(Defensa de Violeta Parra, Nicanor Parra 1969)
El Festival Internacional de Cine de Sundance acaba de entregar el Gran Premio de 2012 a la  película Violeta se fue a los cielos, historia de la cantante chilena Violeta Parra basada en la biografía escrita por su hijo, el también cantautor Angel Parra, y dirigida por el cineasta Andrés Wood.
violetavVioleta Parra, cantante
Sundance es el más importante de los certámenes mundiales de cine alternativo, creado en 1980 por el actor Robert Redford para proporcionar visibilidad a los jóvenes creadores de todo el mundo. Violeta Parra, la autora de canciones tan hermosas como Gracias a la vida, himno de toda una generación de latinoamericanos,  se suicidó de un tiro en la sien, a los 50 años, el 5 de febrero de 1967. Violeta se fue a los cielos es una película chilena realizada en coproducción con Brasil, Argentina y España, estrenada en 2011 y aspirante también a los Premios Goya 2012 en la categoría de  Mejor Película Iberoamericana. El cineasta Andrés Wood  hizo su primer largometraje en 1997 –Historias de fútbol- y se consagró internacionalmente en 2004 con Machuca, sobre el golpe de estado de Pinochet en 1973, estrenada oficialmente en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes y merecedora del Premio del Ministerio de Cultura francés y el Centro Nacional de Cinematografía. En 2009, La buena vidaconsiguió al Goya al que ahora aspira Violeta se fue a los cielos.
La gente como Violeta –que cree en el amor a la vida, a los hijos,  a la gente y las cosas, y en el amor con mayúscula- le canta a la vida mientras encuentra motivos para hacerlo y cuando la vida le da la espalda, cuando el amor se esfuma, se suicida y deja a la vida con tres palmos de narices. A la gente como Violeta, la separación, el abandono, la muerte, la pérdida del amor, le sumen en la desesperación y le llevan abandonar el mundo.
Este 5 de febrero de 2012 se cumplirán 45 años  del día en que Violeta, ferviente comunista que denunció en sus canciones la injusta realidad que le había tocado vivir,  se fue a los cielos, o a quien sabe a dónde, cuando logró por fin suicidarse. Apenada por la separación de su último gran amor, agobiada por la muerte de la menor de sus hijas y desanimada por el escaso eco que encontraban sus propuestas culturales, tras varios intentos frustrados terminó por quitarse la vida, sumida en una gran depresión. Música, cantante, pintora, escultora, bordadora y ceramista, considerada como la folclorista más importante del país, la fundadora de la “nueva música popular chilena” y  referencia para todo el posterior desarrollo de la música nacional. También fue la primera artista latinoamericana que hizo una exposición individual en el parisino Museo del Louvre.
violetacartel
Consagración en Europa

De familia humilde de artistas –su padre era profesor de música y su madre una campesina guitarrera y cantora-, a los 9 años comenzó a tocar la guitarra y a los 12 ya escribía sus primeras canciones. Cursó estudios de maestra en la escuela normal,  que tuvo que abandonar al morir su padre y tener que ir a trabajar al campo. La penosa situación económica de la familia, había nueve niños,  obligó a Violeta y a sus hermanos a recorrer tascas, fondas, circos  y lupanares para contribuir a la subsistencia del clan. En 1932 deja el sur de Chile para irse a Santiago con su hermano Nicanor. Allí formó junto con su hermana Hilda el dúo folclórico “Las Hermanas Parra”, que tocaban en bares y pequeñas salas. En 1938 se casó con Luis Cereceda y tuvo dos hijos, Isabel y Ángel, también músicos. El matrimonio duró diez años a pesar del carácter independiente de Violeta y la excesiva ingesta de alcohol, por parte de ambos, que enseguida pusieron de manifiesto las desavenencias. En esa época decidió ahondar en la tradición musical chilena y empezó a buscar y recuperar las viejas canciones del campo chileno, primero en barrios de Santiago y después viajando por todo el país. Las condiciones de vida de los mineros, los campesinos y los indios mapuches explotados provocó en Violeta un fuerte deseo de cambio social.

A principios de los ‘50 editó los primeros singles, versiones de temas tradicionales chilenos como El Caleuche. En 1955 viajó por Europa. La Unión Soviética, Polonia…su estancia en París fue la más fructífera, grabó sus primeros discos de larga duración (en la famosa colección Les chants du monde) y en 1958 regresó a Chile tras la muerte de su hija Rosa Clara. Inmersa en la tragedia y el desánimo, compuso y grabó sin parar mientras empezaba a pintar, tejer, bordar y esculpir en cerámica.

Arpilleras
El legado pictórico y escultórico de Violeta Parra está formado por arpilleras bordadas y óleos realizados en tela, madera y cartón, con temas cotidianos: familia, recuerdos de infancia, pasajes de la historia, fue creado entre los años 1954 y 1965 en Santiago, Buenos Aires, Paris, y Ginebra y han sido expuestas en varios museos del mundo. Hoy son patrimonio de la Fundación que lleva su nombre.

Sintiéndose poco valorada en su país, y muy desencantada, en 1961 abandonó Chile para instalarse en París. Siguió componiendo temas sociales pero la nostalgia empezó a filtrarse en sus composiciones, como en la canción Violeta ausente, donde repasa los rincones más característicos de Santiago. En París conoció al que dicen fue el gran amor de su vida, el musicólogo y antropólogo francés Gilbert Favré. Con él volvió a Chile en 1965 instalándose en una gran carpa, en la comuna de La Reina en Santiago. Violeta pretendía convertir su carpa en el centro neurálgico de la cultura chilena y por ella pasaron grandes artistas chilenos como Patricio Manns o Víctor Jara. Pero las cosas no salieron como quería: Favré se fue a Bolivia, donde creó una familia, mientras Violeta se quedaba destrozada emocionalmente. De esa experiencia surgió el tema Run Run se pa´l norte. Un año más tarde, tumbada en la cama de aquella carpa que compartió con Gilbert, Violeta se pegó un tiro.

La banda sonora de una revolución frustrada

Salvador Allende llegó a la presidencia del gobierno de Chile, tres años después de la muerte de Violeta,  con una propuesta auténticamente socialista que incluía medidas como la reforma agraria y la nacionalización del cobre. También Allende se vería obligado a suicidarse, empujado por el fracaso de su aventura política. Por derecho propio, Violeta Parra  forma parte de la banda sonora de todo aquel proceso revolucionario junto a otras voces imprescindibles, las de su hermano el poeta Nicanor Parra y los cantantes Víctor Jara (Te recuerdoAmanda), Quilapayún (La muralla) y Mercedes Sosa (Todo cambia), entre otras. Voces todas ellas prohibidas por los golpistas que llevaron a Pinochet al poder, que entonaban entonces y siguen entonando, en la memoria y en los reproductores tecnológicos, los más gloriosos himnos de resistencia de la historia de la música popular: Arauco tiene una pena, Qué dirá el Santo Padre, Por qué los pobres no tienen, Mazúrquica modérnica, Según el favor del viento, Arriba quemando el sol, Volver a los 17 y la legendaria Gracias a la vida.

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