jueves, 26 de mayo de 2011

MANUELA Y EL VOTO IMPOSIBLE EN LA COMUNIDAD VALENCIANA


Mercedes Arancibia 
Son las cinco menos cuarto de la mañana y en la televisión me hablan del volcán islandés que de nuevo amenaza con abarrotar los aeropuertos europeos de ejecutivos estresados con prisa y turistas con menos prisa, aunque muy estresados también porque es una molestia indescriptible dormir estirado en tres sillas separadas por unos cuantos centímetros de vacío, lavarse en unos baños compartidos con miles de otras gentes y pagar cantidades inverosímiles por un café y un sandwich.

Y eso por no hablar de los niños desconcertados, que ya no saben hacia donde correr, y de los pobres perros encerrados en sus maletines de viaje en las sentinas de los aviones. El anterior volcán inmovilizó a ocho millones de pasajeros en aeropuertos europeos y las compañías aéreas están que no les llega la camisa al cuerpo pensando otra vez en las pérdidas astronómicas.

Me cuentan también que, vaya por dios, algunos periódicos franceses y estadounidenses informan hoy de que los investigadores forenses (deben ser esos tan estupendos del CSI que no fallan una, digo yo) han encontrado restos de líquido seminal deDominique Strauss-Khan (recordatorio para desmemoriados, hombre, blanco, casado, 62 años, director del Fondo Monetario Internacional, multimillonario) en el cuello del uniforme de la presunta víctima de violación (mujer, joven, negra, emigrante, viuda y madre, limpiadora de las suites de lujo a 3.000 dólares la noche en el lujoso hotel Sofitel de Manhattan). Así que todo empieza a ser blanco y en botella (sic).
La información no es todavía oficial pero se supone que ya la tiene la fiscalía (en las películas es siempre el ayudante del fiscal del distrito quien argumenta sobre las pruebas conseguidas; en este caso no sé) y la pondrá sobre la mesa el próximo 6 de junio cuando tiene que comparecer el ex director del FMI para declararse culpable o no culpable, de acuerdo con el procedimiento legal estadounidense que, ya he comprendido, no busca establecer la verdad sino restaurar el “equilibrio” social, a base de acuerdos y pasta gansa.
En las noches de fiebre y orgía como ésta (o sea, unas décimas de más en el termómetro, el desenfreno de una taza de té con canela de la Compagnie Coloniale, en bolsita de tela comprado por Internet y recibido en casa por mensajero, y los informativos de la tele a todo trapo) me espabilo hilvanando historias sobre los últimos hechos vividos, conocidos, sabidos. La de hoy es una historia de, una vez más, fraude electoral disfrazado de correo postal que no llega a tiempo.
Mi amiga Manuela anda por los cuarenta, es hija de español y francesa, posee ambas nacionalidades por decisión propia y quería votar este domingo.
Manuela, que vive en París y me habla por teléfono en un castellano que “canta” bastante desafinado pero muy sugerente, porque se la llevaron a Francia cuando estaba todavía en preescolar y sus padres se separaron, tiene momentos en que es más española que la tortilla de patatas y más valenciana que la horchata de Alboraya. Además, curiosamente, muchos de los mejores amigos de Manuela éramos antes amigos de su padre, el inolvidable José María Gorrís, artista plástico que colgó los pinceles en mayo del '68 y se reconvirtió en el mejor artesano de juguetes eróticos. Manuela cultiva esas amistades -Paco Ibañez, el ex maqui y marionetista José Luis, Michelle profesora de instituto, algunos antiguos resistentes de origen español...- con un cariño y una dedicación que la convierten en una de las personas más entrañables que conozco. Siempre que llama o escribe, Manuela viene de escuchar una conferencia, asistir a la proyección de un documental, reunirse en un centro social con gentes que esa noche han organizado una cena “a escote” o charlar con Michelle o Joëlle (dos de las varias mujeres que han construido la historia sentimental de José Luis).
Manuela tiene una licenciatura en alguna carrera de ciencias (algo así como exactas, desde pequeña apuntaba maneras) y tiene contratos de vez en cuando en la universidad parisina, creo que en cursos de doctorado; su chico, Fabrizio, también por los cuarenta, vive y trabaja en Torino y gana 1.300 euros mensuales. Me dice Manuela: “En Italia también hay la política de que todo el mundo tiene que ser propietario de su casa. ¿Cómo, con 1.300 euros al mes? Lo que dicen los jóvenes, y no tan jóvenes, en las plazas españolas ocurre también en otros lugares de Europa. También por ahí fuera los de 40 años están volviendo a vivir en casa de sus padres, que al menos tienen pensiones, porque sus trabajos ya no les llegan para mantenerse por su cuenta. Y ahí, en la precariedad, es donde tienen que conectar los jóvenes de las plazas con los de mi edad; y también con los jubilados, claro, porque tampoco las pensiones llegan para una vida decente”.
Decía que Manuela quería votar el pasado domingo. Así que con tiempo suficiente se dirigió al departamento correspondiente de la Comunidad Valenciana pidiendo que le enviaran “los papeles” para votar por correo: “Y no me han llegado. Solo he recibido un sobre con propaganda del PP”.
Está claro, a Manuela no le han dejado votar. No creo que nadie en la Comunidad Valenciana esté al tanto de que Manuela es una mujer más bien libertaria (deduzco por nuestras conversaciones y cartas), en cualquier caso de izquierda, que en París no falta a ninguna manifestación de enseñantes. Pienso, más bien, que la Comunidad Valenciana no ha enviado los papeles para votar a mucha gente; que algún funcionario meritorio ha tenido un lapsus. Sin embargo, el voto de Manuela, y el de algunos otros como ella, tan valioso como el que más, no iba a quitar ni un segundo del éxtasis de poder al imputado Camps y a la presunta Barberá que, ahora parece más claro que nunca, van a seguir disfrutando para siempre de sus trajes y sus bolsos.
P.S. “El domingo por la noche me llegó un correo de mi amiga Patricia (50 años, licenciada en derecho, periodista, trabajo precario desde ni se sabe) que abunda en las “irregularidades” de la “excepción valenciana”:
“Este mediodía, en el Colegio Publico La Marina, Calle de la Marineria S/N del Garo de Castellón, HABIAN DESAPARECIDO LAS PAPELETAS de la candidatura a les Corts Valencianes de Esquerra Unida.
No estando familiarizada con el entorno político en esta comunidad he pensado, descorazonada, que no habían conseguido presentarse y he enviado un email a una amiga demostrando mi sorpresa. Dicho email está a disposición de quien lo quiera como testimonio del hecho.
Cuando más tarde he entrado en la Web de EU he visto que sí tenían candidatura. Voy a consultar la Ley Electoral, a ver por dónde se puede impugnar el resultado de este colegio”.

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