miércoles, 18 de mayo de 2011

DEMOCRACIA REAL YA

No me sorprenden los exabruptos dirigidos por la derecha al movimiento democracia real, lo singular sería que mostraran complicidad. Tarde reaccionan desde la izquierda, unos haciendo guiños y llamando a la comprensión de los acampados y otros, los de IU, autoproclamándose en legítimos portavoces.

De la “derechona” española no se puede esperar que comparta medidas de transparencia democrática, viven muy bien en el oscurantismo de la inexistencia de participación civil. De la izquierda, aunque tarde, es de esperar que pongan atención a la primavera revolucionaria y a los brotes verdes que los indignados proponen.

Dos medidas deben ser “contratadas” con los concentrados para que se inicien acciones dirigidas a construir una democracia real y participativa, las dos tienen que ver con la Ley Electoral: la primera es la profunda reforma de la Ley para que todos los votos tengan igual valor y la segunda es la implantación de las listas abiertas.

Con respecto a la reforma de la Ley Electoral, vigente desde los primeros años de la transición y acordada entre UCD, PSOE, PCE y partidos nacionalistas, es preciso ajustar el número de diputados al censo real de votantes para acabar con la primacía del voto rural sobre el voto urbano y superar el actual sistema de reparto de escaños basado en el método D’Hondt, método que prima a los partidos mayoritarios y fomenta el bipartidismo.

En cuanto a la confección de listas electorales, primarias al margen, debe implantarse un sistema de listas abiertas, ordenadas alfabéticamente, como en las papeletas del Senado, para cada circunscripción electoral. Así, el compromiso entre elegidos y electores será real, sin los partidos como barreras y con un calendario de comparecencias previamente establecido para que los votantes revisen el grado de cumplimiento de los programas electorales. Debería contemplarse la opción de que los electores "remuevan" al diputado si este no cumple sus compromisos.

Por su parte, la sociedad civil debe exigir cauces de participación real de forma que se garantice el derecho a participar y preguntar en los plenos, sean estos municipales o de otros ámbitos (diputaciones y parlamentos autonómicos). En el caso del Congreso de los Diputados se debería contemplar que la ILP, a la que habría que rebajar las rigideces actuales, fuera llevada al Pleno por la organización proponente.

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