viernes, 28 de octubre de 2011

CRÍMENES DE GUERRA EN CHILLÓN. LOS FUSILADOS DEL CONTADERO


Al tiempo que observamos como nuestros hermanos de América Latina aplican justicia a quienes amparándose en cruentas dictaduras cometieron crímenes injustificables, España permanece ciega y sorda ante el genocidio franquista y trata a sus víctimas como de segunda categoría. Enfrente están las bien organizadas víctimas de la derecha, ejerciendo una presión desmedida sobre las instituciones políticas, chantajeando al país en los procesos de paz y manteniendo en el olvido a las “otras víctimas”, las que aún permanecen desparramadas por cunetas, campos y pozos. Sus asesinos, que no han pedido perdón ni han sido condenados, se pasean ufanos, los que aún viven, para oprobio y humillación de todo un país. Argentina, Uruguay, Guatemala son ejemplos recientes para que nuestros gobernantes lleven al Parlamento la condena formal del régimen genocida y la particular de quienes fueron responsables directos de aquellos crímenes.
Tienen que ser las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica y los familiares de las víctimas quienes impulsen y protagonicen la visibilización de aquellos crímenes. Un ejemplo de lo que decimos es la localidad ciudadrealeña de Chillón.
Dos meses después de finalizada la Guerra Civil, el 3 de junio de 1939, nueve hombres fueron fusilados en Chillón. La lista que cayó en manos de las fuerzas de Falange contenía diez nombres pero uno de ellos, alertado con anterioridad, logró huir al monte y escapar del destino que les esperaba a sus vecinos. En 1988 ese hombre promovió, junto con el hijo de Alfonso Capilla, uno de los fusilados, y la corporación municipal, la edificación de un monolito en honor a sus compañeros.
El pasado miércoles, los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) comenzaron el segundo y definitivo homenaje para los fusilados de Chillón: los trabajos de exhumación en la fosa que los alberga dieron su fruto con la localización de los primeros restos. La tarea que comenzó el pasado lunes y se prolongará varios días se está realizando a petición de los familiares de las víctimas, que contactaron con la asociación el pasado mayo tras saber que en el municipio vecino de Puebla de Don Rodrigo estaban trabajando en la fosa de varios guerrilleros antifranquistas, integrantes todos ellos de la partida del Manco de Agudo, exhumado recientemente en Retuerta del Bullaque.
Un descendiente directo del militante ugetista Julio Segador Núñez, ha publicado recientemente “El Crimen del Contadero. Los Nueve Asesinados de Chillón”, y en la investigación ha tenido el apoyo del alcalde socialista Jerónimo Mansilla.
Como un "asesinato" define Luis Miguel lo ocurrido en Chillón hace 72 años. "Los sacaron de la ermita del Santo Cristo donde esperaban un juicio que nunca llegó". El dolor que ocasionó a su familia la muerte de su bisabuelo ha alcanzado a las últimas generaciones. "Es un tema del que siempre se hablaba en casa, aunque en el pueblo era como un secreto".  
La noche del 3 de junio de 1939, Julio Segador, a diferencia de sus ocho compañeros de destino, se encontraba en su casa. "Se lo llevaron la misma noche y lo asesinaron junto a los que estaban encerrados en la ermita; tenía 39 años". Sus cuerpos fueron abandonados en el gran agujero que dejó en la tierra la explosión de una bomba durante la contienda y que sirvió de fosa común. 
El bisnieto ha tratado de buscar las causas que llevaron a los nueve de Chillón a pasar por las armas de la represión franquista. Algunos de ellos tenían algún tipo de vinculación política, como su antecesor, que militó en UGT, o Pablo Madrid, juez de Paz del municipio y afiliado a Izquierda Republicana. Marcelino Agudelo, otro de los fusilados, fue concejal durante unos meses, según las investigaciones de Montes y Mansilla. A Bernardino Gallego, el menor del grupo, de 17 años, le acusaron de "dar mítines políticos". Pero su verdadera actividad era "leer el periódico a los mayores en el casino del pueblo", aclara Montes. A casi todos se les podía relacionar con ideas de izquierdas pero los investigadores creen que las muertes no respondieron a motivos políticos: "La ley de Franco era sembrar el terror, por eso los mataron". 
'Menos Franco y más pan blanco'. Algunos de los fusilados del paraje de El Contadero pasaron por la prisión que se instaló en la ermita del Santo Cristo acusados de exponer un cartel con la consigna "Menos Franco y más pan blanco". "Poco después se identificó al verdadero autor del cartel", esclarece Montes, un hecho que, sin embargo, de nada les sirvió para eludir la muerte.
En estos trabajos de exhumación están colaborando 12 voluntarios entre arqueólogos, antropólogos sociales y psicólogos que esperan extraer las "evidencias" que prueben los asesinatos y presentar la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil. Una vez que se proceda a la identificación, los familiares desean enterrarlos juntos pero, esta vez, en el cementerio.
El paraje donde está la fosa ya está señalado como un lugar de memoria al que los vecinos de Chillón acuden cada 3 de junio y cada 1 de mayo.

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