Publicado en Crónica Popular
El aeropuerto
de Ciudad Real es una ruina sin apenas pasajeros, se inauguró hace dos
años pero apenas tiene uso; Vueling lo abandona este mes y sus gestores están
pensando en un cierre temporal. En Murcia,
una comunidad en bancarrota, se construye con un aval de 200 millones de euros del
gobierno regional, un nuevo aeropuerto internacional privado con lo que en un
radio de 80 kilómetros habrá tres
aeropuertos, uno de ellos, el internacional de Alicante, recién ampliado. El aeropuerto de Castellón, a mitad de camino entre los de Barcelona
y Valencia, es de risa y no sabe aún cómo es un avión. El de Huesca lleva sin vuelos regulares
desde el año pasado. El de Lleida no
encuentra líneas aéreas que quieran utilizarlo. Y no olvidemos los que
funcionan porque la Comunidad Autónoma de turno subvenciona con millones de euros a Ryanair para que mantenga sus vuelos.
Sólo 11 de los 49 aeropuertos
públicos españoles presentan beneficios según la cuenta de
resultados de 2010, incluyendo los helipuertos de Algeciras y Ceuta. Los datos
oficiales muestran que el 77% de los aeropuertos españoles tuvieron pérdidas en
el pasado ejercicio. Respecto al tráfico de pasajeros las cifras son igual de
preocupantes.
Pese a que el volumen total
de viajeros ha crecido ligeramente, hay aeropuertos que han reducido el número de pasajeros
de forma significativa. El aeropuerto de Córdoba perdió casi la
mitad de sus viajeros en 2010, un 49,3% respecto al año anterior, Salamanca y
Badajoz más de un 18%, Murcia-San Javier y Jerez de la Frontera rondan el 17%
en pérdidas de viajeros. Estos datos, unidos al contexto mundial de crisis
económica, han hecho que las aerolíneas se replanteen su actual estrategia
comercial y hayan establecido niveles de
rentabilidad más exigentes. Por ello, compañías de bajo coste
como Vueling y Ryanair han empezado a retirar sus aviones de varios aeropuertos
españoles por su baja rentabilidad. Air Nostrum, la compañía filial
de Iberia para vuelos regionales, acaba de suspender sus vuelos desde el aeropuerto de Albacete por falta de
pasajeros. Era el último vuelo regular que operaba desde el aeródromo manchego
por lo que el aeropuerto de Albacete se queda sin vuelos. Otro más.
Fomentar el turismo requiere de buenas
infraestructuras, sí. Pero engañar a los turistas diciéndoles que van a
Madrid-Sur, cuando en realidad van a aterrizar en Ciudad Real, en mitad del Campo
de Calatrava, no es fomentar, es engañar. Y eso a la larga, se paga. Alguien
debería decirles a nuestros gobernantes que en este país cada capital de
provincia no puede tener un aeropuerto,
ni un campus universitario, esa
es otra, el exceso de universidades en España es clamoroso, ni una estación de AVE, ni un Camino de Santiago… os propongo un recorrido
por nuestros aeropuertos sin aviones…y sin pasajeros.
El Huesca-Pirineos ha pasado recientemente a engrosar el
listado de aeropuertos que se mantienen abiertos pero sin vuelos, sin actividad
y con 39 trabajadores que quedarán ociosos durante su jornada laboral. En su
terminal se han invertido unos 57 millones de euros de dinero público. En la
puerta de entrada, una placa recuerda que aquí es posible viajar sin barreras. La barrera de este aeropuerto es que no hay
vuelos, pese a ello, abre cada día con los mismos gastos que si hubiera
actividad aérea. La temporal cancelación de la actividad de la aerolínea que
movía el mayor número de usuarios, la oscense Pyrenair,
a la que el Gobierno de Aragón insufló tres millones de euros desde 2007, sitúa
ahora la infraestructura entre los aeropuertos fantasmas.
A la marcha
de Pyrenair se ha sumado la de la
escuela de pilotos barcelonesa Top Fly,
que continúa su actividad en el aeródromo de Sabadell, en Barcelona, tras haber
presentado un expediente de regulación de empleo. Top Fly adiestraba en Huesca a una veintena de alumnos
chinos. Las instalaciones estaban preparadas para 150 alumnos y sólo tenían 18.
Nadie ocupa ya el edificio de la entrada del recinto aeroportuario en el que
los chinos iban a clase y pernoctaban.
De los 39
trabajadores, 27 son de Aena, con
seis en el servicio de extinción de incendios propio, otros seis en
administración, cinco en el handling, cuatro maleteros, tres en operaciones y
tres más en el control aéreo. El resto trabaja para Eulen, la subcontrata que cuenta con cuatro personas para la
limpieza de las instalaciones, la de los aviones y para seguridad.
En Albacete,
una terminal con aspecto de recién inaugurada, parada de taxis sin taxis; parada
de autobús sin autobús. Dentro, el mármol del suelo brilla. La cafetería ya no
tiene personal, lo sustituyeron hace tiempo por máquinas expendedoras. A veces
se ve un operario de mantenimiento. Es un aeropuerto deficitario, con una deuda
acumulada que supera los 20 millones de euros y pérdidas anuales superiores a
tres millones. Fue inaugurado en 2005 con un coste de siete millones y medio de
euros para 2.200 metros cuadrados construidos y una media de nueve pasajeros
por vuelo. Aquí trabajan también cinco controladores aéreos militares, la base aérea
de Los Llanos está al lado. Su sueldo no llega al de sus colegas civiles y
alcanza un tope de 30.000 euros anuales, 20 veces menos que los otros. Dolidos
por ello, ya han solicitado homologar su título.
La terminal
del aeropuerto de Salamanca tiene un aspecto fantasmagórico. Nada que ver con
el ajetreo que tuvo cuando en 2005 la inauguró para la Cumbre Iberoamericana el
ex ministro Jesús Caldera. Costó siete millones de euros. Los 3.500 metros
cuadrados de sus instalaciones podrían recibir 400 pasajeros por hora pero
apenas recibe 30 diarios. La deuda acumulada de este aeropuerto es de más de 35
millones de euros, y se le sigue inyectando dinero. A pesar de los datos, este
año se invertirán allí otros tres millones de euros. Un dato más para la
desesperanza, que explica lo mal que se administra el dinero público en nuestro
país: por cada billete de avión vendido en Castilla y León, el Estado
subvenciona 40 euros.
Una
carretera angosta lleva al aeropuerto de Alguaire, a 15 kilómetros de Lleida,
construido por el Gobierno tripartito con una inversión de 104 millones de
euros. El primer aeropuerto gestionado íntegramente por la Generalitat es hoy,
con sólo dos rutas, el más reciente aeropuerto fantasma. La última mala noticia
se la dio Vueling al anunciar su
marcha definitiva en marzo, por la reducción de las subvenciones del Gobierno
catalán, 1,9 millones de euros en 2010. Antes de eso, destinos como Madrid o
Vigo desaparecieron pocos meses después de su estreno. Las siguientes rutas
canceladas por ruinosas fueron Barcelona y París. El aeropuerto fue inaugurado
el 5 de febrero de 2010. Está en medio de la nada más absoluta. En el exterior un
cartel vertical recuerda que ésta es una instalación de Aeropuertos de Cataluña.
Pese a que
los aviones sólo llegan los fines de semana, el aeropuerto abre cada día. Está
en funcionamiento: sistemas, mantenimiento, navegación aérea, igual que Barajas
o El Prat. Eso supone un coste idéntico al de si hubiera aeronaves, pero sin
los ingresos de las tasas. Durante el primer mes de funcionamiento de sus
instalaciones, apenas tres personas utilizaron el autobús entre Barcelona y el
aeropuerto. El servicio continúa pero, en la práctica, casi todos los viajes
previstos se anulan al no haber usuarios. Cuatro mostradores de facturación
desiertos, tras ellos dos pantallas apagadas. No hay coches que alquilar, no
hay sonido, ni hilo musical. En la cafetería, 20 mesas vacías ante una
cristalera que muestra el desolado estacionamiento de las aeronaves. El
despilfarro está consumado, Lleida costó 104 millones de euros.
Central
Ciudad Real, ¿Necesidad o especulación?
Vueling ha anunciado
que dejará de operar en el Aeropuerto Central Ciudad Real a
partir del 29 de octubre por problemas de rentabilidad. Es la última aerolínea
que desarrolla su actividad en esta infraestructura privada con apenas dos años
de vida. Las dos compañías con las que el aeropuerto comenzó a operar los
primeros meses, Air Nostrum y Air Berlín, abandonaron el aeropuerto
meses antes.
CR aeropuertos, la empresa
que lo gestiona, fue presentada
a concurso de acreedores el año pasado, aunque la sentencia
está recurrida. El aeropuerto nació con un presupuesto de 210 millones de euros para
su construcción pero las cifras reales apuntan a 450 millones invertidos. Sus
dimensiones son apoteósicas: cuenta con una
de las pistas más grandes de Europa, de 4 kilómetros de
recorrido. Sin embargo, su actividad no corresponde a su capacidad. Si en 2009
el aeropuerto transportó un total de 53.557 pasajeros, en lo que llevamos de
2011 no ha llegado a los 12.000 viajeros.
Aunque es un aeropuerto de
gestión privada, Caja Castilla-La Mancha, intervenida en 2009 por el
Banco de España, fue su principal fuente de financiación y a él debe la intervención.
Además, el aeropuerto consiguió las licencias de AENA, de la agencia estatal de
seguridad aérea, del Ministerio de Medio Ambiente y de la legislación europea y
fue declarado por Fomento de Interés general del Estado,
lo que le acreditaba para dar un servicio público. Tras la marcha de Vueling y, por tanto, sin previsible
servicio, se barajan varias soluciones para el: subvencionar la llegada de
nuevas compañías aéreas, cerrarlo, venderlo o expropiarlo.
Castellón, el aeropuerto del
“abuelito” Fabra
Otro caso similar es el
aeropuerto de Castellón, inaugurado en
marzo de 2011 por
Carlos Fabra, respaldado por el entonces presidente de la Generalitat Francisco
Camps, dos meses antes de las elecciones municipales y
autonómicas. A día de hoy, cuatro meses después, todavía no pueden operar
aviones en él. Se inauguró en marzo y Juan
García Salas, director de la empresa gestora Aeracas,
entregó la documentación solicitando
oficialmente la licencia el pasado 1 de julio a la Agencia
Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Confían en que la licencia llegue en 6 meses
y el aeropuerto esté operativo para la campaña de verano de 2012.
Aunque no tenga aviones, ni
pasajeros, lo que sí tiene este aeropuerto son contratos adjudicados desde marzo. Las
instalaciones cuentan con servicios eléctricos por 325.570 €, sistemas de
seguridad por 614.782,74 €, para la cesión de uso de mono postes publicitarios por
29.462,03 € e incluso, un contrato cerrado para construir una estatua de bronce, por supuesto
de Carlos Fabra, que adorne la entrada al aeropuerto, con un
presupuesto de 300.000 € sin incluir los impuestos.
También tiene salarios a su cargo. El
director general de la empresa pública Aeropuerto de Castellón tiene una
remuneración anual que supera el sueldo del presidente de la Generalitat,
Alberto Fabra. Tal y como consta en las cuentas anuales publicadas
recientemente por el Gobierno valenciano, Juan García Salas recibió durante el
ejercicio 2010 un total de 84.200 euros brutos, pero si se añaden los costes a
la seguridad social, el director general le cuesta a Aerocas 108.634,20 €. Alberto Fabra percibe un salario de
67.615,90 € brutos al año.
El coste global del personal laboral
está por debajo de lo autorizado presumen en la Generalitat. Los siete puestos,
incluido el de alta dirección, tienen un autorizado de 405.284 euros. En total
el aeropuerto ha pagado 382.215,66, por lo que no se ha superado la masa
salarial autorizada. Eso sí, el director general de Aerocas lleva años percibiendo un suplemento por la
vigilancia de las obras que coincide con el importe de su retribución fija.
Teniendo ya dos aeropuertos sin
aviones, en Castilla La Mancha al menos no hemos aprendido nada. A principios
de 2011, el gobierno regional enviaba a Fomento el plan director para la
ampliación del aeródromo de Casarrubios del Monte (Toledo), con el fin de
obtener la reserva del espacio aéreo para comenzar a trabajar en el desarrollo
del proyecto. Podría ser el tercer aeropuerto sin aviones y sin pasajeros en
nuestra comunidad autónoma.
Para mejor ocasión dejamos los otros
aeropuertos: pistas y helipuertos de uso exclusivo, salvo catástrofe, en fincas
privadas, empleadas en el boyante negocio de la caza para familias tan
reconocidas como los Botín, los Albertos, las Koplowitz, los duques de Baviera…
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