EN CARTAGENA, LOS BÁRBAROS VESTIAN DE AZUL

Imagen sobre los excesos de la policía en Cartagena

Hoy pude hablar con testimonios directos e indirectos de una nueva muestra de brutalidad policial, de esa policía que tanto había cambiado, de esa policía que hasta hace poco podía defender por haber borrado los ecos de un funesto pasado. Pero hoy esos cambios, ese progreso en la democracia, en los valores que la policía debería inspirar, defender al pueblo, velar por la seguridad de sus conciudadanos, asegurar la paz, han sido borrados por la brutalidad. Su actuación da un mazazo a los pilares de los que deberían ser ejemplo, de las cosas por las que los llegamos a admirar dejando atrás ese oscuro pasado de 40 años, de terror, hoy parece que han gritado reclamando ese oscuro pasado. Sus porras han clamado por aquellos tiempos del gris y cara el sol.

Era una mañana donde muchos vecinos, gente con trabajos, estudiantes, abuelos y abuelas, atendían la llamada de afectados por la hipoteca. Se encontraban en el barrio de los Mateos en Cartagena. Ciudadanos como yo, como tú, como tantos, que están hartos de ver el abuso de los bancos, de ver cómo la gente es arrojada a la calle, privada de sus derechos, mientras los gobiernos se ríen y rescatan a los pobres banqueros que al ser despedidos cobran míseras pensiones de millones y millones de euros que ningún trabajador puede ni soñar, y que cualquier ciudadanos con cabeza podría tildar de escandalosas y pornográficas. Los mismos que han robado, mentido y gastado el dinero de otros por encima de sus posibilidades, los mismos que nos dicen en radios, tv y periódicos que los trabajadores cobran mucho, que la culpa de la banca la tiene la gente, que las pensiones son insostenibles. Por combatir a esos parásitos y por la justicia social es el motivo que mueve a muchos ciudadanos que sin conocer a los futuros desahuciados, acuden para hacer valer la razón frente al atropello de la codicia sin medida de la banca. No es toda la banca, pero no son una minoría.

Evidencias de la fuerza empleada en el desalojo

Esa gente se unió para frenar un desahucio del BBVA, eran las siete de la mañana y la gente unió sus brazos, para no dejar pasar a la policía, que hasta ese momento podríamos decir actuaba cumpliendo su oficio, Pero no tardo en perder la legitimidad de la defensa de la ley, para buscar en una carga de extrema violencia y ningún sentido, la única legitimidad que es fruto de la violencia y la barbarie.

A las 9 de la mañana, miembros de la policía Nacional y policía local, dieron patadas en los genitales, golpearon a mujeres en los pechos, pincharon no se sabe con qué a la gente que cantaba y defendía de forma pacífica a una familia que era víctima de la codicia de la banca y la maldita crisis, esos agentes no se dieron cuenta que ellos son ciudadanos como los demás pero que su uniforme si les exige más que a los demás, les exige defender al débil frente al bárbaro, pero hoy los barbaros vestían de azul. 

Y no terminaron en eso, coaccionaron para amordazar a la gente que trato de grabar la barbarie, que fue testigo de cómo rompían en añicos ese azul de sus uniformes, que vimos con esperanza evolucionar del gris al marrón y luego al azul. Hoy señores y señoras volvían a ser Grises.

Esto pasó en el barrio de los Mateos en Cartagena. Me niego a creer que este es el modo de actuar de la mayoría de la policía. Pero tampoco me sirve escuchar por los agentes que cumplían órdenes. Un acto ilegal es ilegal se cumplan o no órdenes y si te dan ordenes de cometer un acto ilegal tienes un buen sindicato, tienes el deber, la obligación de denunciarlos. Esta no es la policía que borro esos 40 años de gris y negro. Y esto paso un 18 de junio de 2012, en la ciudad de Cartagena. Una ciudad orgullosa de su historia, que es bandera de nuestra riqueza, de nuestra larga historia de civilización hoy fue testigo y ejemplo de la incivilización de tiempos no tan pasados.

D.Pío