sábado, 13 de octubre de 2012

UE, UN MERCADILLO EN EL QUE ALEMANIA PONE LAS REGLAS


Después de haber expresado a lo largo de mis tres anteriores artículos intitulados “Un mercado al aire libre” que el principal motivo que imposibilita la existencia e incluso la continuidad de la Unión Europea radica en las diferencias estructurales que en el ámbito de la industrialización concurren entre los distintos Estados que la conforman, así como manifestado que en función de las ventajas que podríamos alcanzar si supiéramos (o sería mejor decir quisiéramos) superarlas, he recordado aquella frase que mencionada en el segundo de dichos artículos decía: “Aquí no se está fomentando lo que debería ser una Unión, aquí se está tratando de volver a conformar una nación en la que vuelva a sonar, convirtiéndose en un hito, aquel “Deutschland über alles” que tanto daño hizo tanto a quienes lo propalaban como a los que se encontraban más allá de esta proclama.” Es decir, que con independencia de la existencia de unas disimilitudes en el modelo productivo de los miembros de esta Unión, hay una serie de intereses nacionalistas que la obstaculizan. Y para constatarlo no hay más que observar las medidas que están imponiendo aquellos Estados que pueden hacerlo.
Carteles griegos contra la visita de Merkel 
¿Cual es el leitmotiv que llevándonos a la recesión justifica la preeminencia que tenemos que acordarle al pago de la Deuda? Estimo no estar demasiado lejos de los más descreídos si digo que es el de asegurar el cobro de las ingentes sumas que la banca alemana pensaba obtener, tanto en función de los rendimientos económicos como por el incremento de las exportaciones que a través de las mismas se habrían de generar. Aquí no importa que tanto las clases populares como la pequeña industria y el comercio de los Estados periféricos se estén hundiendo en la miseria. Aquí han de prevalecer los intereses del capital financiero. Y como prueba de este aserto vemos como se ha obligado a los países integrados en esta Unión a que por encima de los salarios y pensiones que se hubieran de abonar en los mismos, el relativo a los acreedores financieros tiene que ser prioritario.
Buscando una respuesta a lo que ha tratado ser una justificación hemos de preguntarnos ¿pero cual es la naturaleza de esta deuda? ¿No ha sido concertada mayoritariamente por el sector privado? Y si la Deuda Pública se ha incrementado desde el inicio de esta recesión, ¿su aumento no ha sido debido al acrecentamiento de las prestaciones sociales que se han tenido que facilitar debido al mayor agregado del paro? ¿No es lo que tienen en mente Fraueisen y esos economistas que con anteojeras le van a la zaga,? ¿Conformar una Unión a dos velocidades, con una moneda común que, en función de la representatividad que este medio de cambio habría de tener en cada uno de los países que estuvieran conformándola, imposibilitaría aún más la evolución de las economías menos desarrolladas?
¿No es ésta una nueva versión con la que alcanzar -a tenor de una connivencia institucionalizada con los mercaderes- lo que tan repetidamente se ha intentado conseguir en Europa a través de la fuerza y la brutalidad estrictamente físicas? Porque, con independencia de los datos que anteriormente han sido mencionados, ¿cómo ha de ser catalogado que, debido a una crisis que ha sido inducida como consecuencia de unas desregulaciones financieras generadas por una política económica neoliberal, el gobierno alemán se esté financiando a un coste negativo, a pesar de tener una deuda muy superior a la de la mayor parte de los países a los que está tiranizando, mientras que éstos tienen que financiarse a unos costos que son prohibitivos? ¿Como puede entenderse que estos ínclitos miopes exijan una supervisión exhaustiva de la banca europea y que al mismo tiempo impugnen la de sus propios bancos? No es ésta una manera de defender lo que habría de ser “su” euro y lo que tendría que ser “su” Europa? ¿Y qué podemos decir de la exigencia de que en España sea creado un “banco malo” en el que, a un precio concertado entre la banca y el Estado, se engloben (a la espera de que en un futuro se revaloricen) los activos tóxicos que actualmente figuran como patrimonio en los balances de la banca y que mientras tanto sea el sector público el que tenga que financiar los detritos que arruinan las cuentas de los bancos? ¿No es ésta otra exigencia que, acompañada por la concesión de crédito del BCE, está reafirmando esa solvencia que tanto necesitan para afrontar las obligaciones contraídas con sus acreedores? ¿Más euro y más Europa? Como dicen en España políticos de la derecha (respaldados por un sector muy significativo de la izquierda) que, como simples partidarios de las siglas que los están determinando, no fueron nunca ni serán estadistas.
¿Más euro y más Europa? ¿A dónde nos está llevando el euro y nos está llevando Europa? ¿A encontrarnos sometidos por las políticas de unos irresponsable que, en aras de su reelección, en función de los intereses subjetivos de su electorado, han dejado en el baúl de los incómodos recuerdos aquellos objetivos que se diseñaron en el Tratado de Roma? ¿Dónde ha quedado lo que se contempló como un proyecto político común: una estabilidad financiera y una política de cohesión que sirva para aminorar las diferencias que por disparidades estructurales se suelen dar en las economías de un constructo físico que no es homogéneo? ¿A dónde fueron a parar los objetivos perseguidos a través de una política social? ¿A través del desmantelamiento de todos los derechos que se consagran en todas las Constituciones?
¿Qué es lo que está quedando del derecho al trabajo, a una vivienda digna, a una más racional distribución de las riquezas, a una asistencia sanitaria y social, a la igualdad ante la ley? Queda la constatación de dos noticias que he escuchado en los medios de comunicación. La primera es la que, pronunciada por un relevante miembro de la Administración, nos ilustra que para salir de esta crisis es necesario que incrementemos la natalidad. No sé si lo ha dicho porque cree que nuestros problemas sólo podrán ser resueltos por otros, o porque con los que con esta medida se habrán de incrementar tendrán que parecernos menos los que estamos sufriendo. La segunda proviene de las clases populares. Se refiere a la irritación con la que el pueblo alemán ha acogido la decisión de que el BCE compre deuda de países como España e Italia. Visto lo visto, es decir, ante la realidad y lo que estamos escuchando, ¿podemos seguir manteniendo aquello de “más euro y más Europa”?
El origen de la situación a la que hemos llegado está fundamentado en el mal funcionamiento de este modelo de economía de mercado. Un modelo en el que el Capital, en la busca de incrementar al máximo sus beneficios, genera unas disfunciones que, aparte de afectar a los más débiles, son aprovechadas por los que más tienen para, en el colmo de la desfachatez, obligar a unos a afrontar las pérdidas que se hayan producido como consecuencia de las actividades criminales de los que tendrían que ocupar el puesto de “los otros”.
Crónica Popular

1 comentario:

  1. La Deuda es el negocio y la excusa.
    Cuando se pare la Deuda, Muerto el perro..se acabó la rabia.

    ResponderEliminar

DEJA AQUÍ TU OPINIÓN

SUMAR, EL ENÉSIMO DISPARO DE FOGUEO CONTRA EL RÉGIMEN DEL 78

Tras la muerte de Franco, ninguno de los movimientos de izquierdas impulsados desde el PCE ha puesto en riesgo el sistema, es más, ni siquie...