sábado, 27 de octubre de 2012

YA LO HAN CONSEGUIDO, YA SOMOS GRECIA... YA TENEMOS SUICIDIOS

Manifestación Plataforma Stop Desahucios de Granada

La desesperación de la gente aumenta. Ver como toda una vida de trabajo, si trabajo, te conduce irremediablemente a la miseria provoca acciones desesperadas. Esto no le pasa a gente que ha vivido por encima de sus posibilidades, esto no es el resultado de una vida de errores. Esto, casi siempre, es un único error por atender el canto de sirena de quien te convenció para tener un piso, fruto de la ilusión y, nunca mejor dicho, de poseer un techo que te cobijara en los malos tiempos.
Es tu vecino/a, tu amigo/a de toda la vida, lo has visto ir a por el pan, por el periódico, llevar sus hijos al mismo colegio que los tuyos, y un día esa sonrisa desaparece, no es alguien extraño, pasa a tu lado, pasa delante de tus ojos.
Donde hace años había ilusión hoy hay desesperanza. Ese mismo banco que nos llamaba a casa para ofrecernos créditos, el mismo director o agente bancario que nos decía cambia el coche, amuebla tu casa, pide más dinero del que necesitas porque los intereses de los créditos están muy bajos, venga no seas tonto. Ese director es quien te manda ahora a los agentes judiciales para que desalojes tu vivienda.
Tenias trabajo, había negocio, y te decías por muy mal que vaya todo ese pedacito de hormigón es mío, es para mí, mi legado para mis hijos, para los míos. Pero el paro se disparó y te tocó de lleno, tu negocio ha tenido que cerrar porque no es que hagas una mala caja, es que ya no haces caja. Y las sonrisas afables de esos banqueros que te animaban a pedir créditos, a pedir más de lo que necesitabas, se tornaron en dientes afilados e insolidaridad. Son los que alimentaron y atizaron esta deuda, los que daban el dinero que pedían los especuladores, los que alimentaron la hoguera pidiendo con descaro dinero prestado al 0,5% a los bancos alemanes y vendiéndotelo al 6%.
Ahora son los que te llaman diciendo has vivido por encima de tus posibilidades. Te dicen que eres un moroso, llaman a tus vecinos, te amenazan con hacer pública tu miseria, son prácticas habituales de algunas entidades bancarias. Las mismas que ponen adrede tus cartas vistosas con sus reclamos de pago en los buzones de amigos o vecinos aduciendo un error, pero para aumentar la presión y la vergüenza del deudor, de ese ciudadano que ha decidido comer, y a veces ni eso, antes que pagar créditos inasumibles. Es a esos matones de patio de recreo a quienes hemos rescatado, no al hombre o mujer que se ha visto devorado por la crisis, que ha perdido su trabajo, que ve como suben los precios… sube, la luz, el agua, el gas, el pan, la fruta, la verdura, la carne. Que ve como se debe tragar su orgullo, el único plato que abunda, para acudir a un banco de alimentos y dar de comer a sus hijos.
¿Porque no rescatamos a ese ciudadano víctima de la especulación en lugar de condenarlo al hambre? ¿A esa familia que vuelve a los 15 años a casa de sus padres con el sentimiento de haber fracasado? ¿Al que dicen que han soñado por encima de sus posibilidades cuando solo quería vivir y progresar? A estos no los rescatamos, no son importantes para el país. Solo son noticia cuando se quitan la vida.
Rescatamos a los matones que se creen con derecho a quedarse con la vivienda del débil solo por su ambición. A quienes con engaños hicieron negocio aun a costa de la miseria de sus vecinos y clientes. Los que claman por un rescate que saben que será para ellos, no para ese ciudadano que muere de hambre vergüenza y de sueños rotos. Y al que culpan por haber querido vivir con un mínimo de dignidad. Han convertido a las víctimas en culpables y para ellos no hay rescate.
Pero si hay rescate para los ladrones que han robado a manos llenas, con sueldos multimillonarios, chofer y todo tipo de privilegios. Los que condenan las pensiones de nuestros mayores con nuevos recortes u obligándoles al copago, los que nos acusan de arruinar al estado, las ministras que nunca han cotizado a la seguridad social y acusan a los parados de vagos mientras afirman que la prestación por desempleo es una grave carga para el país. Lo dicen estos ladrones que se retiran con sueldazos millonarios para toda la vida y sin haber pegado un palo al agua. Que son ricos a costa de robarnos los sueños y la vida. Para ellos es el rescate.
Ayer se colgó Miguel Ángel Domingo, de 54 años. Lo hizo antes de ser desahuciado de su casa. Uno más de tantos ciudadanos aplastados por la crisis.
D.Pío

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