jueves, 19 de enero de 2012

MENTIRAS Y MEDIAS VERDADES SOBRE LA ENERGÍA NUCLEAR


Es curioso como nuestro país navega habitualmente contra corriente y, en relación a la energía nuclear, no iba a ser una excepción. Aquí, además, damos por hecho cosas que no solo no son ciertas sino que se alejan mucho de la verdad. Y es que el poderío del lobby nuclear se deja notar.
Quien no ha escuchado insistentemente que España compra energía eléctrica a Francia porque somos deficitarios y que esta procede de las centrales nucleares francesas. A este argumento falaz se agarran como un clavo ardiendo incluso las personas supuestamente informadas y formadas. También se afirma que enviamos allí nuestros residuos nucleares para su tratamiento pagando por ello la friolera de 60.000€ diarios y que gran parte de nuestra energía consumida procede de centrales nucleares.
Estos argumentos los he escuchado en numerosos foros y debates y han terminado calando en buena parte de la ciudadanía. Intentaremos desmontar los argumentos con la verdad indiscutible de los datos y con el rigor de las fuentes oficiales.
Si observamos con detalle la “información sobre su electricidad” que acompaña nuestra factura de la luz, hojita que recibimos mensualmente, en la que aparece el mix eléctrico con la información pública que se puede consultar en Red Eléctrica Española (www.ree.es) podremos salir de dudas. En la hoja informativa se puede leer que “el sistema eléctrico español ha exportado en 2010 el 2’8% de la producción neta nacional”. Comprobamos así que realmente somos un país exportador de energía.
Aparece también un gráfico sobre la aportación de las diferentes fuentes energéticas que integran el mix energético. Este gráfico nos permite comprobar que la energía nuclear ha supuesto el 20,4% de la “Mezcla de Producción en el Sistema Eléctrico Español en 2010”. Esto quiere decir que, como la electricidad supone en cifras redondas el 20% del total de energía final consumida, la energía nuclear representa poco más del 4% de la energía final consumida en España. No es tan decisiva como sus defensores pretenden hacernos ver.
En España podríamos prescindir de la energía nuclear puesto que la potencia eléctrica instalada es de 105.000 MW frente a un máximo de consumo histórico de menos de 45.000 MW, que se produjo a finales de 2010. Además, la energía eólica cobra cada día mayor protagonismo y ello a pesar de que aún no ha resuelto el problema del almacenamiento. Actualmente solo se conecta a la red en periodos punta de producción y de consumo, pero los aerogeneradores permanecen demasiado tiempo desconectados de la red porque esta es incapaz de almacenar la energía producida.
Otro tanto ocurre con los residuos nucleares. Todos dábamos por hecho que nuestro país pagaba a Francia cantidades astronómicas por su almacenamiento seguro y han sido los municipios integrados en la Asociación de Municipios en Áreas con Centrales Nucleares (AMAC) quienes han desmentido lo afirmado recientemente por el nuevo ministro de Industria, Energía y Turismo, advirtiendo que hace décadas que no enviamos residuos a Francia.
Lo curioso es que, los defensores de lo nuclear, a pesar de verlo por sus propios ojos, no dan ninguna credibilidad a los datos oficiales. En su descargo hay que decir que una mentira termina siendo verdad a fuerza de repetirla. A quien no le suena aquello de que “todo el mundo sabe que la energía nuclear es la principal fuente de energía en España”. Cada cual tiene su opinión sobre un tema tan controvertido como la energía nuclear, lo triste es que algunos se formen la opinión sobre información falsa, cuando la correcta está en nuestra propia casa y al alcance de la mano. Pero los prejuicios, muchas veces, no nos dejan ver la verdad.
Otro argumento utilizado habitualmente por los defensores de la energía nuclear es su precio. Insisten en que es la más barata y la menos subvencionada cuando en realidad es todo lo contrario. Tras la liberalización y desregulación de los mercados de la energía el trato de favor que ha recibido el sector nuclear por parte de los gobiernos para continuar vertiendo kWh en la red es escandaloso. Aún hoy, los analistas financieros del mercado mundial dudan que una fuente de energía, cuyo coste de construcción, siendo optimistas, se eleva a más de 2.000 $/kW instalado pueda competir con otras fuentes mucho más baratas, a no ser que los gobiernos le otorguen jugosas subvenciones como las que le han concedido hasta el día de hoy. Y ello sin imputar el “coste ambiental” que supone el tratamiento de sus residuos.
Hasta 1973 los gobiernos de los países de la OCDE concedieron a la energía nuclear más de 150.000 millones de dólares para proyectos de investigación y desarrollo. Entre 1974 y 1992, se le otorgaron 168.000 millones más, mientras a todas las energías renovables se les concedían sólo 22.000 millones, la extravagante promoción de la energía nuclear a través de Euratom (el Tratado Europeo de la Energía Nuclear) no está incluida en estas cifras, tampoco las cifras que el gobierno francés ha dedicado y continua dedicando a la energía nuclear, pues permanecen secretas. Se pueden asegurar que el monto de las ayudas públicas estatales a la energía nuclear en todo el mundo supera el billón de dólares frente a los 50.000 millones destinados a las energías renovables. ¿Puede la humanidad permitirse tanto despilfarro? Quizás sea hora de hacer las paces con el planeta y reorientar las políticas energéticas para empezar a hacerlas sostenibles de verdad.
Cuando un país se encadena a la energía nuclear empieza a tener enormes dificultades para desarrollar las energías renovables. El ejemplo contrario lo tenemos en Dinamarca, un pequeño y dinámico país europeo cuyo Parlamento a comienzos de los 80, haciéndose eco de la oposición ciudadana a la energía nuclear, tuvo la valentía de adoptar una resolución que impedía la construcción de centrales nucleares. Como resultado hoy Dinamarca es una potencia mundial en tecnología eólica y exporta a todo el mundo, dando trabajo a miles de personas y generando una enorme riqueza económica. Alemania, la potencia industrial del continente y referente para amplios sectores de la sociedad española, abandonará la energía nuclear en 2022.
Si nuestro país quiere ser competitivo de verdad, avanzado tecnológicamente, solidario con los sistemas naturales, culturales y sociales, debe apostar decididamente por las energías limpias y renovables, desarrollando las tecnologías que permitan captar los flujos de energías libres que se manifiestan en la biosfera terrestre, fruto de nuestro viaje planetario alrededor del Sol, y aprovecharlos para que todas l@s español@s podamos disponer de una vida digna y saludable.

2 comentarios:

  1. Paparruchas... Primero: el porcentaje de energía producida por España es casi el mismo en energía nuclear que en energias renovables... Segundo: si en España se consume más de energía renovable que de nuclear es porque "se obliga" a usar antes la energia renovable que la nuclear, es por eso que la energía en España nos sale cara a todos los españoles debido a esta obligación de consumir antes una que otra... Tercero: España sí envía residuos nucleares a otros paises y por ende hay que pagar por eso. Tenemos cementerios para residuos nucleares de baja y media actividad, pero para los de alta actividad no tenemos y tenemos que llevarlos a otros paises... En fin, en tu artículo veo mucho greenpeace y poca información contrastada y veraz. Un saludo.

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    1. No soy pro nuclear pero estoy totalmente de acuerdo con este comentario. El artículo flaquea por muchas partes y además basta ya de mertir a la gente, las energias renovables son indispensables, pero están sujetas a incertidumbres continuamente y no se pueden desarrollar uniformemente en el territorio. Siempre tendrá que haber un flujo energético base y constante para no depender de las condiciones climatológicas. Ojala dentro de un siglo las tecnologías de almacenamiento y distribución de energía sean eficientes y permitan el uso único de energias limpias, pero en la actualidad y el futuro a corto medio plazo es imposible.

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