Que Alemania es el
país líder en Europa nadie lo pone en duda. Que en España ya somos 5.778.100
parados y este es el gran problema, tampoco lo duda nadie. Que la crisis
económica es el problema que aparece como número uno en la agenda del Gobierno
tampoco es discutible, pero hay otras cuestiones que recurrentemente aparecen
en las encuestas. Una de ellas es la falta de confianza en los políticos y la
enorme corrupción que aflora a todos los niveles en nuestra sociedad. Ahora ha
irrumpido de forma sonora el asunto de la independencia de Cataluña, como una
cascada otras comunidades “históricas” apretarán el paso en esa dirección, y
los voceros del poder intentan acallar el clamor con un informe, ninguna
administración lo reconoce como suyo, que imputa graves delitos a las familias
Mas y Pujol.
Mientras tanto nos
vamos consumiendo poco a poco y otros aspectos que hasta hace poco aparecían
como muy importantes han dejado de serlo hasta casi desaparecer de la opinión
pública. ¿A quién le preocupa el medio ambiente en España? ¿Dónde está la
inquietud por el cambio climático y sus consecuencias? Consecuencias que por
otra
parte se traducen en enormes daños materiales y pérdida de vidas humanas en desastres que ya parecen normales y que si embargo no son mas que la consecuencia de este inexorable proceso debido a la falta de medidas y el olvido de compromisos de reducción de emisiones y de cambio de modelo energético.
parte se traducen en enormes daños materiales y pérdida de vidas humanas en desastres que ya parecen normales y que si embargo no son mas que la consecuencia de este inexorable proceso debido a la falta de medidas y el olvido de compromisos de reducción de emisiones y de cambio de modelo energético.
Pero curiosamente en
Alemania no se han olvidado. Es más, independientemente del color del gobierno
y de los vaivenes económicos (que también padecen ellos), Alemania mantiene su
Plan energético de apuesta por las renovables y la independencia energética. De
entrada ellos siguen manteniendo un ministro de Medio Ambiente con importantes
competencias, entre ellas la de la gestión de las energías renovables,
integrada en el mencionado plan que, entre otros, tiene como objetivo alcanzar
una producción de electricidad limpia del 80% en 2050.
Y eso conlleva un
cambio dramático del modelo energético en el que desaparecerán el carbón y la
energía nuclear. Peter Altmaier (ver artículo publicado en El País del pasado
14 de octubre), como otros dirigentes alemanes, argumenta y defiende esta
estrategia por sus enormes ventajas, entre ellas las que afectan a la economía
de su país: Rebajar las importaciones de combustibles, desarrollar las
industrias, favorecer las exportaciones, luchar contra el cambio climático y en
definitiva situar a su país en una posición de liderazgo y compromiso con el
futuro.
El Gobierno español o
ignora esto o es simplemente un gobierno ignorante, sometido no sólo a las
presiones alemanas en lo que se refiere a los temas económicos como el famoso
“rescate”, sino a los poderosos lobbies energéticos nacionales que defienden su
posición de privilegio e ignoran el interés de su país. Realmente esclarecedor el
reportaje que Jordi Evole nos ofreció anoche en “Salvados” sobre las
situaciones de oligopolio que nos imponen tres compañías petroleras y cuatro compañías
eléctricas.
España necesita de
una vez por todas un Plan Energético de futuro, aparte de que deba
comprometerse en el corto plazo con las justas demandas del sector, ahora
centradas en un marco regulatorio fiable y estable que permita el famoso
“balance neto”. Perdón por el silogismo fácil pero si las renovables son buenas
para Alemania y Alemania es el país líder de Europa, ¿no serán las renovables
buenas para España? Ya que estamos dejando a la Investigación bajo mínimos y
nuestros inventores salen del país como pueden, no inventemos. Simplemente
copiemos a los alemanes en lo poco que aún podemos y donde tenemos más
potencial que ellos: las energías renovables.
En este debate
sofocado por los intereses comerciales de los medios de comunicación echamos de
menos una mayor beligerancia del movimiento ecologista y los partidos ecosocialistas.
Por cierto. ¿Dónde está Equo?
Plumaroja
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