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Vivimos el mayor ataque al Estado del Bienestar |
Cierto es que vivimos momentos excepcionales de los que únicamente sacan
provecho personas y organizaciones sin escrúpulos. Es en ese contexto en el que
se extiende el discurso “tod@s son
iguales”, lanzado interesadamente por desafectos de la democracia, abrazado
como el maná por el 15M y su entorno y que hace tan feliz al PP. Pues, a riesgo
de que me llamen trasnochado, no pienso renunciar a defender la política como
la acción de servicio más honesta y honrada que cualquier persona pueda
realizar.
Las personas progresistas somos mayoría. Ocurre, eso sí, que somos tan coherentes
con nuestros principios que no toleramos el error y mucho menos la indecencia
para ningún@ de nuestr@s representantes. Lástima que algunos dirigentes
persistan empecinadamente en el error y sean incapaces de leer el mensaje que
brota espontaneo en las últimas movilizaciones. No es cierto que mayoritariamente
la gente grite “PP-PSOE la misma mierda
es”, pero sí es verdad que la gente no comparte el modelo de “oposición
responsable” y quiere visibilizar que “su partido” les defiende
ante los mayores ataques a los derechos conquistados tras largos años de
dictadura.
Es por eso que nosotr@s, las personas progresistas y de izquierda, pensamos
que la ciudadanía del estado español, que está siendo gravemente atacada por la
aplicación de políticas neoliberales al objeto de solucionar a su costa la
crisis capitalismo, tiene perfecto derecho a conocer quiénes son los autores de
estas agresiones y por qué este sistema les convierte en víctimas. Las personas
tienen que saber de donde parten sus males. Por qué están paradas o parados.
Por qué les rebajan las pensiones y cuál es el origen de las doctrinas e ideas
cuya ejecución está causando tanto sufrimiento y ruina a las clases populares,
trabajadoras y autónomos y empresarios familiares.
El pueblo tiene derecho a identificar a qué ideología, a qué ideas, a qué
familias políticas pertenecen las gentes, que los explotan, utilizan, les
cobran hipotecas hinchadas y préstamos de usura, para luego enviarles al paro o
desahuciarlos.
Las clases populares deben saber que las ideas neoliberales, es decir el
liberalismo llevado a sus últimas consecuencias, inspira todas estas políticas.
Estas ideas defienden que el estado debe ser reducido a la mínima expresión
poniendo en peligro la sanidad, la educación, las pensiones, las prestaciones
de desempleo y muchos servicios públicos. Pero, además, incrementa el paro y
destruye empleo de calidad como es el público. Desde las últimas décadas del
pasado siglo, los conservadores, así como otras familias derechistas y las
grandes empresas multinacionales de producción y servicios, están imponiendo
una dominación económica y cultural tendente a eliminar el estado del
bienestar.
Los ideólogos neoliberales, los políticos neoliberales y los centros de
opinión y poder derechistas, ultraliberales y ultraconservadores, están
imponiendo paulatinamente un modelo económico desregulado y opaco. Pero este
sistema neoliberal, no solo se ha impuesto gracias a ideologías conservadoras,
sino que ha contado con la colaboración necesaria de sectores que fueron
progresistas y una socialdemocracia oficial, que comenzó aceptando la llamada “tercera vía”, para acabar siendo
también neoliberal. Cúpulas de partidos que afirmaban ser de progreso, han
aceptado las tesis liberales, acabando con las ideas transformadoras y de
igualdad de la izquierda. Renunciaron a las propuestas e ideales del Movimiento
Obrero y han acabado aceptando las indicaciones y sugerencias de grandes
banqueros y gestores de fondos financieros.
A la izquierda clásica, le costó darse cuenta de que surgía un nuevo
capitalismo financiero y que el fordismo
y el capitalismo clásico habían muerto en Occidente, acabando de paso con la
cultura obrera, solidaria y combativa. Una nueva cultura neoliberal y
consumista ha colonizado nuestras mentes y roto la solidaridad y las utopías. Por
eso, con el surgimiento de los nuevos movimientos sociales, se ha puesto el
dedo en la llaga y situado al capitalismo financiero en su lugar de nuevo
dominio mundial. Este capitalismo, está poniendo en peligro nuestra vida digna
y nuestro derecho al reparto justo de la riqueza. El triunfo de los mercados
financieros sobre todo y todos, ha supuesto el inicio y gestación de esta
crisis, en la que mientras ellos –los de arriba- hacen negocio a nuestra costa,
nosotr@s sufrimos y pagamos.
Pero la izquierda, que gracias a las luchas y sacrificios del movimiento
obrero, consiguió una mejora innegable de las condiciones de vida de las
personas, la independencia nacional y social de muchos pueblos del mundo y el
estado democrático y social; la izquierda y el movimiento obrero que, mediante
revoluciones triunfantes, fracasos, alianzas y luchas desde los centros de
trabajo y los gobiernos, logró en Europa en los años cincuenta, sesenta y
setenta del siglo pasado, sanidad, educación, prestaciones, transportes y
medios públicos universales, no puede ahora permanecer impasible ante tanta
destrucción de lo conseguido.
Aquellos partidos obreros y socialdemócratas del centro-norte de Europa y
los comunistas italianos y franceses, que articularon un pueblo de izquierdas
digno y orgulloso de serlo, no pueden, no podemos consentir ahora el triunfo de
la cultura neoliberal y que este triunfo se materialice renunciando a las ideas
que consiguieron grandes avances sociales. Tampoco a que se consientan
traiciones y chaqueteos en nombre de nobles palabras como el socialismo.
En España, en condiciones todavía más duras y en plena dictadura
franquista, conseguimos conquistas que ahora se están dilapidando.
LOS SINDICATOS DEBEN DAR UN PASO AL FRENTE
Ante todo esto, es imprescindible no renunciar a contraponer nuestras
propuestas al objeto de enfrentarnos al neoliberalismo, que es el nombre de la
doctrina política que sustenta el capitalismo actual. Defender la democracia y
recuperar la soberanía popular y la soberanía de los pueblos de Europa y del
Estado Español, sojuzgado bajo la dictadura de los mercados.
Es urgente que la izquierda trabaje junta en buscar la unidad, coordinar
las clases populares y recuperar la democracia y la primacía de la política
frente al economicismo liberal y el conservadurismo y frente la derecha
política y económica. Estos momentos de emergencia social exigen una mayor
implicación, también de los sindicatos, en especial los mayoritarios, pues lo
que está en juego es mucho. En el pasado la conjunción entre organizaciones
políticas y sindicales fue decisiva para construir un sistema verdaderamente
democrático y justo, como fue la II República o la lucha antifranquista.
Es imprescindible que las mujeres y los hombres que creemos en otro mundo
posible, en la justicia social y el reparto, en la igualdad y en el socialismo,
valores todos ellos democráticos, nos unamos, nos juntemos en un proyecto común.
Por eso saludo con simpatía las diversas plataformas unitarias o llamamientos
que están surgiendo, a partir del que hicieron las Mesas Ciudadanas de
Convergencia y Acción y las actúales convocatorias ya hechas o en marcha.
Es tiempo de honestidad y de
alianzas amplias
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Es tiempo de construir un frente amplio de izquierdas |
No es momento para fomentar las divisiones sempiternas de la izquierda, ni
para “camuflar” las propuestas de
izquierdas en programas “de los de abajo
contra los de arriba”, no es momento de travestir para “ganar” unas elecciones confundiendo a los ciudadanos y
reconociendo la derrota de la izquierda frente al pensamiento único
(neoliberal), no podemos continuar divididos en “reinos de Taifas”, para volver a ser derrotados una vez más. Es
tiempo de unidad y de honestidad, es tiempo de compromiso, de lucha en la
calle, de generosidad, es tiempo de establecer alianzas amplias, de limar las
diferencias y converger en un programa común, antineoliberal, donde lo humano
sea lo primero por encima de la economía, y en un Frente de izquierdas común.
Es tiempo de recuperar la política con mayúsculas, es tiempo de lucha, o
logramos ir unidos o la crisis se resolverá en contra de la mayoría de la
población.
Quienes no renunciamos a la igualdad y a la democracia económica,
entendiendo que no hay democracia sin justicia y sin reparto, creemos que las
izquierdas, debemos abrirnos, expandirnos, fundarnos e ir a la construcción de
un Frente Amplio Antineoliberal, una “SYRIZA en el Estado Español” que
haga confluir en una fuerza electoral, renovada y potente, participativa,
asamblearia e igualitaria, la alianza de las fuerzas políticas, socialistas,
ecosocialistas, nacionalistas de izquierdas, comunistas y de clase, pero
también democráticas y cívicas en una UNIÓN, que permita enfrentarnos con éxito
a esta estafa neoliberal llamada crisis, que es su negocio, su excusa para
enriquecerse aún más y de paso acabar con nuestros derechos.
Marcel Félix de San
Andrés
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