No pasa un día sin
que Cospedal y su gobierno nos ofrezcan detalles de lo que entienden por
austeridad y eficiencia en el gasto. El uso de los coches oficiales y la
contratación de nuevos conductores, a dedo, son buena muestra de lo que está
por venir: aumentan el gasto y nos aseguran que están ahorrando.
Buen ejemplo de
ello es que la recién estrenada Secretaria General de Presidencia, Mar España,
que antes desempeñaba tareas en el Defensor del Pueblo y al parecer con dudoso
éxito según cuentan compañeros de la oficina, se haya autoadjudicado uno de los
coches oficiales tan denostados.
Hasta ahora, en ese
cargo nunca nadie gozó del privilegio de que lo llevaran y lo trajeran a su
casa. Es otro ejemplo de que una cosas es prometer y otra dar trigo, y así, con
esa simpleza en el discurso, alcanzaron el gobierno regional. La medida se
agrava porque además del coche han contratado a personal de la calle haciendo
caso omiso de los conductores que hay en el parque móvil regional, con lo cual
se encarece todavía más la gestión. No nos olvidamos del incremento salarial a
los altos cargos con lo que el discurso de la austeridad se queda en una
quimera. Cospedal nos ha sacado de dudas y ha aclarado que no hay subida
salarial sino ascenso de nivel y que este siempre va acompañado de mejoras
salariales. Se nota quien estudio en colegio privado y quienes lo hicimos en
colegio público y por ello Marcial Marín está tan interesado en aumentar el censo
de colegios privados, para acabar con las carencias educativas de la región.
Decisión tras
decisión, en poco tiempo está quedando al descubierto la auténtica cara del gobierno
Cospedal, que predica la austeridad pero practica el dispendio. Hace menos de
un mes el consejero de Presidencia, Jesús Labrador, se mostraba grandilocuente anunciando
que la Junta sacaría a subasta los vehículos de alta gama que compró el gobierno
de José María Barreda, entre los que se encuentra un A-8 blindado cuyo valor
asciende a 377.000 euros. Una cantidad que apenas llega la mitad del importe
del Audi blindado (600.000 euros) del que dispuso hasta mediados del año pasado
el alcalde de Madrid, el ‘popular’ Alberto Ruiz Gallardón. Labrador no tuvo
empacho en afirmar que esa compra –la de Barreda- "es una muestra de lo
que no deben hacer los gobiernos, de cómo no utilizar los fondos
públicos".
El consejero de
Presidencia, anunció entonces que, junto a ese vehículo, también se subastarán
otro A-8 y cuatro vehículos marca Volvo. Esos gastos, dijo Labrador, "no
son necesarios en tiempos de crisis, sino que son gastos excesivos, de nuevo
rico, y pagados con el dinero de los ciudadanos".
Tengo un par de
preguntas para el “madrileño” Labrador: ¿Es necesario ser cargo público del PP para
disponer de coche oficial? ¿Es un gasto excesivo y de nuevo rico el de la
Secretaria General de Presidencia? ¿Es una ventaja ser rico de toda la vida?
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