Otro dato para la esperanza. Parece tener
escaso valor pero no es así, no olvidemos que numéricamente las mujeres
representan más del 50% del censo electoral, aunque no debe ser esta la razón
principal que nos lleve a impulsar la igualdad real y romper esos techos de
cristal que los hombres hemos construido, incluso con argumentos igualitarios. Conversando
con mi compañera, sindicalista activa y educada como yo en el feminismo
emergente de la Joven Guardia Roja (PTE), me expresaba sus dudas a que sea
obligado reservar cabeceras de lista por el simple hecho de ser mujer. Le pregunté
porque los hombres tenemos la patente de la cualificación, porque se nos da por
supuesta, y porque las mujeres deben demostrarlo todo. Cuantos hombres
encabezan listas electorales habiendo probado su ineptitud y su escasa moral. Así
nos ha ido con ellos a la izquierda.
El siglo XXI debe ser el siglo de las
mujeres. Se han ganado a pulso el derecho a ocupar espacios de poder, no sólo
por una mera cuestión de cifras, sino porque se han preparado mejor que nosotros
y porque aportan a la política aquellos valores propios de la izquierda que los
hombres hemos abandonado.
Es por ello muy positivo que Rubalcaba
quiera doblar el número de mujeres en las listas del PSOE para las elecciones
generales del 20-N. y que su objetivo sea llegar al menos al 40% de candidatas,
impulsándolas además a los primeros puestos de listas. El número dos en Madrid
se reserva para Elena Valenciano, su directora de campaña y corresponsable del
aire fresco que se respira en Ferraz.
Rubalcaba tiene en alta estima y le reserva
un lugar destacado a Cristina Narbona, exministra de Medio Ambiente y
coordinadora del programa electoral. Rosa Aguilar y Trinidad Jiménez también ocuparán
puestos relevantes, probablemente en la lista de Madrid aunque deberían, en mi
opinión y para confirmar la apuesta, encabezar las listas de Córdoba y Málaga. Carme
Chacón tiene muchas opciones para ser cabeza de lista en Barcelona, aunque el
PSC debe decidir a través de primarias en septiembre. Otra apuesta de Rubalcaba
es Leire Pajín como cabeza de lista por Alicante.
Colocando a mujeres al frente de las listas
no solo se cumple con los requisitos de la Ley de Igualdad (40% de los puestos
en las listas), sino que se da un pasito más para corregir el desequilibrio
existente en el Congreso de los Diputados ya que sólo 133 de los 350 diputados
son mujeres.
Rubalcaba no quiere estrellas entre sus
candidatos. Prefiere, según su equipo, a personas solventes del partido. El
proceso para elaborar las candidaturas electorales comienza en septiembre, pero
ya están empezando a sonar nombres de varios ministros y secretarios de Estado
con los que el candidato quiere contar. No soy quien para cuestionar las
decisiones democráticas de un partido pero el PSOE debería reflexionar
detenidamente sobre los méritos de algunos candidatos. Es el caso de José
Blanco y Ramón Jauregui.
Blanco
no ha brillado especialmente como ministro y tampoco en el papel de Alfonso
Guerra. Si su incorporación a Fomento parecía insuflar aire al gastado gobierno
de Zapatero, el efecto duró apenas un soplido. Como azote del PP, ese papel que
con tanto brillo desempeño Alfonso Guerra hasta que se vio obligado a dimitir
por las travesuras de su hermano, su labor ha sido más que discreta, anodina diría
yo. Creo que se han sobrevalorado sus cualidades al socaire de sus supuestos
méritos en la organización interna del partido. Control de la organización
interna que no ha sido tal y que ha mostrado serias carencias cuando las cosas venían
mal dadas.
Jauregui
aparentaba ser el eterno mirlo blanco de la izquierda en el PSOE. Se le mandó a
Europa cuando tocaba apostar por el centro y se le trajo de vuelta cuando
tocaba aparentar progresismo para disimular las medidas más conservadoras
aplicadas por Zapatero. Esos viajes de ida y vuelta le han terminado
desgastando y ahora cuesta ubicarlo en alguna responsabilidad concreta. Lo cierto,
en su favor, es que ninguno de los ministros ha sido capaz de ofrecer algún brillo
de esperanza a los deprimidos votantes socialistas. La única que mantenía alto
el tipo, Bibiana Aido, fue retirada del brillo de los focos, rebajada a
Secretaria de Estado y finalmente cooptada por la ONU para extender las políticas
de genero por el mundo. Echo en falta su carácter y su firmeza, propios de su
insultante juventud.
Me
preocupan los guiños de Valenciano al eterno aspirante a presidir España. Un político
sin otro objetivo que ocupar paginas en los libros de historia, o en los de
autobombo si llega el caso, cuando no en el papel cuche. Fue anunciar su
disponibilidad a un nuevo sacrificio y de inmediato surgieron los de siempre,
los que le deben lo que son, a proclamar que Bono es imprescindible en las
candidaturas del PSOE. Creo que lo realmente imprescindible en los tiempos
actuales es apostar por la renovación en ideas y candidaturas.
La
guinda del pastel sería que ningún puesto en las listas pudiera estar ocupado
por personas que ostentan responsabilidades como alcaldes, concejales o
diputados autonómicos.
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