lunes, 20 de agosto de 2012

DEL BENEFICIO LEGITIMO A LA ACUMULACIÓN


Si digo que el beneficio es un elemento imprescindible en cualquier economía, creo que no me encontraré muy distanciado incluso de los más refractarios. Lo que ocurre es que si el beneficio (con independencia de la manera en la que se consiga) adquiere nombres y apellidos en detrimento de los que sólo tienen como activo sus carencias, al cristalizarse como una acumulación de las riquezas (especialmente si no es empleado en un proceso productivo), está detrayendo del consumo la savia que requiere cualquier economía.
¿Es posible otra economía de mercado?
Di Squillace
Edición del autor
De esto no podemos deducir que con una mejor y más racional distribución del beneficio hayamos extirpado la raíz en la que se fundamentaron nuestras diferencias. Permanecería el antecedente de que el trabajo tendría que continuar siendo un factor de producción.
Una vez asumido que los rendimientos económicos son totalmente necesarios, hemos de analizar los resultados que se derivan de la inversión y del ahorro.
En lo que se refiere a la primera, sabemos que esa parte que no fue consumida y que los empresarios utilizaron en la consolidación o ampliación de sus empresas generalmente se traduce en un incremento de la contratación laboral. Mientras que dure esta situación, al menos, el obrero podrá seguir contando con un puesto de trabajo. Sin embargo, la disposición de las empresas por incrementar su actividad se encuentra circunscrita por los ciclos económicos en los que dando tumbos se debaten en las mal llamadas economías de libre mercado. Como todo el mundo sabe, cuando la capacidad adquisitiva de los trabajadores (conjuntamente con la volición de adquisición del empresario) es inferior a lo creado, no es necesario crear más. Deviene una rotura del proceso y el que con más intensidad sufre la quiebra es el que sólo dispone de un salario.
En lo que se refiere a la segunda, es decir, el ahorro que no haya sido divertido de manera directa en inversión, sólo encuentra dos caminos a seguir: o bien descansar de una forma tan incómoda como lo es hacerlo debajo de un colchón, o bien dejarlo como depósito en la banca. Y aquí es donde surge otra de las secuela que brota de aquella podrida raíz.
Cuando la producción y la demanda se mantienen de forma boyante; es decir, mientras que ofrecen una seguridad a lo prestado y una rentabilidad al interés que se hubiera de pagar, los bancos acostumbran facilitar a las empresas los fondos que a los mismos se les hubieran confiado. Por el contrario, de producirse un deterioro en esa producción y esa demanda, inmediatamente se restringe el crédito y estos fondos pasan a buscar en el sector financiero una compensación a sus menores prestaciones al sector productivo. En la crisis que estamos padeciendo ha vuelto a producirse lo que ocurrió en aquél Martes Negro. Las empresas iban viento en popa. Tan bien que, como consecuencia del desmesurado aumento de los créditos que la banca concedió a sus prestatarios al calor de esta bonanza, se produjo una inflación en un sector del tejido productivo. Se asumió como real el valor de lo que en éste correspondía al inmobiliario. Y como ocurrió en 1929, todos creyeron que el aumento del valor de lo que estaba siendo especulado iba a seguir creciendo indefinidamente. Sucedió lo que obligatoriamente tenía que acaecer. Al igual que en aquel Martes, la culpa tienen que compartirla tanto los que insensatamente hipotecaron su hacienda y su futuro como los bancos que se arriesgaron buscando un beneficio que tenían que haber sabido era sumamente incierto.
No obstante, a pesar de su importancia, lo antedicho no nos muestra de una forma integral la verdadera podredumbre que tenemos que achacarle a la acumulación. A diferencia de los pececillos que por la escasa cuantía de sus bienes y su deseo de, al menos mantener el valor de los mismos, con mayor o con menor fortuna arriesgan su peculio en esos fondos de inversión que les brinda la banca, los tiburones acostumbran depredar. Lejos de emplear sus inmensas fortunas en inversiones de naturaleza productiva, diseñan estrategias con las que desacreditar a través de operaciones canallescas el valor real de sectores dedicados a la producción y los servicios, operaciones llevadas a cabo al objeto de obtener de la noche a la mañana beneficios que están fundamentados en la pura destrucción.
Entre las distintas secuelas que adicionalmente tenemos que imputarle a la acumulación se encuentran las resultas que se derivan de la manera en la que ésta es utilizada en países como China y Marruecos.
Con respecto al primero observamos cómo la acumulación orientada hacia una economía fundamentada en unos salarios de miseria y un enriquecimiento de ciertos sectores de la sociedad se ha materializado en un incremento descomunal de su PIB, un acrecentamiento que, como consecuencia de las políticas económicas que actualmente rigen en los mercados, ha inundado y hundido a economías que blasonaban de las ventajas inmanentes en una libertad mal entendida.
En lo que se refiere a la acumulación que ha tenido lugar en Marruecos, vemos que como consecuencia de que el desarrollo productivo en este país ha estado en manos de una élite corrupta, la acumulación no ha sido aprovechada para reactivar su economía. Sólo ha servido para acrecentar esta acumulación.
En este contexto y teniendo que asumir tanto sus aspectos positivos como negativos ¿qué podemos hacer para forjar una acumulación más digerible?
Voy tan solo a formular una alternativa que por las consecuencias que de la misma se podrían derivar habrá de ser minuciosamente ponderada.
Si tenemos en cuenta que los males que están acosándonos están fundamentados en una incongruente relación entre la producción y la distribución de las riquezas (una función de relación que en nuestros días se ha visto reforzada por la existencia de un sistema informático puesto al servicio de los poderosos), ¿no es lógico entender que aquello por lo que hemos de luchar es democratizar este modelo haciendo que la ciudadanía sea partícipe de las decisiones y del control de aquello que viene afectándola? Lo que ocurre es que para llevar a cabo ese proyecto es necesario establecer unas regulaciones con las que imposibilitar tanto las inclinaciones subjetivas de la derecha como de la izquierda.

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