viernes, 19 de septiembre de 2014

La sinrazón bipartidista contra el referéndum sobre la República planteado por IU

Rodrigo Vázquez de Prada. Periodista

“Prietas las filas” y formando bloque, como siempre ha ocurrido desde la Transición en las cuestiones de mayor calado. El martes, 16 de septiembre, el PP y el PSOE, volvieron a interpretar su papel de garantes de la Monarquía impuesta en la Constitución de 1978 por la presión del Ejército surgido del golpe de Estado de 1936. PSOE y PP volvieron a alinearse juntos para derrotar con sus votos en la sesión plenaria del Congreso de los Diputados la moción presentada por el grupo parlamentario de la Izquierda Plural en la que se planteaba la convocatoria de un referéndum para que el pueblo español se pronuncie sobre Monarquía o República como forma de Estado.
La propuesta de IU era tan clara como atenida a Derecho y lo que planteaba está perfectamente establecido en el texto constitucional vigente: ”Hacer uso del artículo 92 de la Constitución Española de 1978, cuyo punto 1 establece que “las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos” y cuyo punto 2 establece que “el referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados” para que el pueblo español tenga la oportunidad de opinar sobre la forma política del Estado y elegir entre República o Monarquía”.
El bipartidismo, artificialmente creado por una ley electoral trucada que vulnera la proporcionalidad y es cada vez más ampliamente rechazada, impidió, “democráticamente”, con sus votos, que el pueblo pueda expresarse libremente sobre el modelo de Estado. Deslegitimado por los casos de corrupción que no cesan. Cada vez más cuestionados por cientos de miles de sus propios votantes que se alejan de sus siglas por incumplir sus programas. Y, en el caso concreto del PSOE, pisoteando su propia historia, el bipartidismo está empeñado en llegar unido, como un solo hombre, al final de la escapada. Tocados del ala y cada vez más tambaleantes, el PP y el PSOE parecen agarrarse los unos a los otros para sostenerse en pie, y, como buenos socios que se han repartido a su antojo el pastel del poder desde la Transición, están poniendo toda la carne en el asador para convertirse en los guardianes de la caduca y trasnochada institución monárquica. Bipartidismo y Monarquía constituyen las tres patas del régimen que se está yendo a la deriva y se apoyan mutuamente para no perder el auténtico equilibrio inestable en el que se están moviendo.
A la siniestra “alianza del trono y del altar”, que tantos males trajo para España, le ha sucedido “la alianza de los partidos dinásticos y el trono”. Un pacto para mantener en pie la teatral escenografía de la Monarquía dejada “atada y bien atada” por el dictador Franco y cuya segunda versión, que se regodea de su suerte sonriendo exultante en las páginas del papel couché, se metió de rondón meses atrás mediante la forzada abdicación del Rey Juan Carlos. Lo patético es que quieren desconocer la realidad de los hechos. Y, al mismo tiempo, la naturaleza sistémica de la crisis. De este modo, el bipartidismo se aferra a la monarquía como tabla de salvación y la Corona se agarra como una lapa a los dos partidos que lo conforman, sin percatarse de que la balsa en la que sustentan su poder se está viniendo abajo por tanto peso…y porque los vientos de la Historia – léase la articulación de un nuevo Bloque Social y Político- les va a derribar, más temprano que tarde, de sus poltronas.
Izquierda Unida había planteado ya en numerosas ocasiones en el Congreso de los Diputados la necesidad de que el pueblo español se pronuncie en torno al modelo de Estado. Pero ahora logró dar un importante paso adelante en su lucha por el restablecimiento de la República, forzando una votación en la cámara sobre la propuesta de un referéndum. Y fue ésta la primera vez desde la Transición en que una propuesta de tal naturaleza pudo ser sometida al voto de los diputados, tras la interpelación urgente planteada por el diputado de IU Alberto Garzón una semana antes, que provocó una airada respuesta de la número dos del Gobierno del PP, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
En debates como éste, la vicepresidenta del Gobierno olvida por completo su condición de abogada del Estado, el temario de la oposición a tal plaza y no sólo el espíritu sino la misma letra de la Constitución de 1978. La soberbia del poder, los maléficos aires que se respiran en La Moncloa, y los desesperados intentos de salvar los restos del naufragio le jugaron una mala pasada. Y, en su rifi rafe con el diputado y economista Alberto Garzón, no se le ocurrió otra cosa que calificar la propuesta de referéndum sobre el modelo de Estado como “ilegal” y contraria a la Constitución. Normal en la “número 2” de un Gobierno que desprecia olímpicamente la Memoria Histórica y que, por el mismo título, se muestra también desmemoriada in extremis respecto a lo consagrado en la propia Constitución.
Frente a tamaño dislate, el joven diputado de IU se vió obligado a refrescarle la memoria Y para ello, trajo a colación el texto del artículo 92 de nuestra tan devaluada y vaciada Carta Magna en el que, literalmente, se establece que “las decisiones políticas de especial transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”.
Alberto Garzón aprovechó la ocasión para recordarle a la vicepresidenta otras cuestiones de especial relevancia. Para empezar, que hasta ahora nunca se había sometido a la consideración del pueblo el modelo de Estado, porque “con la Constitución la monarquía venía en el paquete y, en aquellos momentos el debate era democracia o dictadura”, mientras que “hoy es el momento adecuado para la celebración de un referéndum. ¿A qué tiene miedo el Gobierno”. Y remachó su intervención afirmando lo que muchos españoles piensan:”La Monarquía es corrupción”.
El republicanismo, una opción para la esperanza
IU había presentado su moción el día 11 de septiembre, con la firma de dos de sus diputados, José Luis Centella y Alberto Garzón. Es un texto breve en el que el grupo parlamentario liderado por Cayo Lara pone sobre el tapete que “los escándalos de la Casa Real no dejan de emerger a la superficie, se refiere a algunos de ellos de forma concreta – el “caso Noos”, entre ellos- , denuncia que “parece como si de la brecha abierta en la Casa Real dependiese todo el entramado político del país”, que estamos “ante una estrategia que pasa por rescatar a la monarquía para salvar así al régimen político”, que “España está en una situación de emergencia social”, que“nuestra sociedad se encuentra en un proceso de desintegración como consecuencia de la gestión neoliberal de la crisis económica y sus dramáticos efectos sociales, políticos y culturales”, y que, en este contexto, se han producido todos los “rasgos de la cohabitación entre una elite política corrupta y una élite económica corruptora que juntas han sabido utilizar el régimen político del 78 como su terreno de juego más idóneo”.
Atributtion: Montecruz Foto
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Pero el texto no se queda ahí. De un lado, subraya algo que se respira en el ambiente político de los últimos meses. Concretamente, desde los resultados de las últimas elecciones europeas del 25 de mayo y la exitosa irrupción política de PODEMOS: el auténtico canguelo que recorre los despachos del bipartidismo y de los grandes poderes económicos que han modelado la política económica y social en beneficio de sus intereses. La moción lo dice en estos términos: “Desde las trampas electorales hasta las reformas constitucionales, el proceso de involución democrática es el reflejo del temor a las mayorías sociales y a las fuerzas políticas que planteamos un proyecto alternativo de país. El temor de la oligarquía es la fuerza de la mayoría social”.
De otro lado, plantea la verdadera dimensión de la opción republicana aquí y ahora: “Desde el enfoque republicano podemos dar mejores y más justas soluciones a los problemas reales que asolan nuestras sociedades, tales como la falta de acceso a los suministros más básicos, la falta de confianza en el sistema político y la creciente desigualdad que desborda la cohesión social. Y la receta que nos proporciona la tradición republicana para España pasa, necesariamente, por un nuevo proceso constituyente que supere al régimen del 78”.
Y en su último párrafo plantea la importancia del referéndum aludiendo a dos conceptos claves para la inmensa mayoría de nuestra sociedad: iniciar un proceso de esperanza y que el pueblo coja las riendas de su futuro. La posibilidad de que el pueblo español opine sobre la forma política del Estado es claramente un punto básico para iniciar un proceso de esperanza para el país. El Gobierno tiene la posibilidad de facilitar al pueblo la oportunidad de coger las riendas de su futuro más allá de la estrecha y limitada opción de votar cada cuatro años en las elecciones”.
El bipartidismo cabalga de nuevo
Algunos ingenuos habían confiado en que el PSOE podría apoyar la moción de IU. Vana ilusión. Una vez más, los diputados socialistas olvidaron una vez más lo que ellos denominan “su alma republicana”. Y, claro está, como el alma no existe, pesaron más en su voto sus ambiciones terrenales, las más ligadas a sus intereses materiales, al poder puro y duro, y repitieron el triste espectáculo de su actuación en la sesión de abdicación del Rey Juan Carlos. El PSOE liderado por Pedro Sánchez continúa siendo tan monárquico como el liderado por Alfredo Pérez Rubalcaba. No haya nada nuevo bajo el sol socialista.
Y, despejando cualquier duda, la portavoz socialista se batió el cobre para ganar el aplauso y la simpatía de la misma Corona y de todos los monárquicos que en el mundo han sido. Meritxell Batet – del mismo apellido de aquel ilustre y admirable general Domingo Batet, fusilado en 1937 por Franco por mantenerse leal a la II República- justificó el voto socialista en contra, reiterando su apoyo a la monarquía por razones de las que “van a misa”, se le ocurre pensar a uno. La primera, porque así se pactó entre todas las fuerzas políticas en 1978. Como si aquel pacto no estuvo viciado por el real “rumor de sables”. Para reforzar su posición, utilizó un argumento de autoridad, recordando las palabras de Luis Gómez Llorente, uno de los socialistas más íntegros, al que el PSOE encomendó en 1978 justificar “la renuncia al republicanismo del PSOE en aras del consenso y de la convivencia”. La segunda, porque, claro, un asunto de este calado requiere un debate más amplio y sosegado que contemple la reforma de la Constitución y “una reforma ha de tener el mismo respaldo o mayor respaldo que el que obtuvo el actual texto constitucional. Es necesario un consenso y estar a la altura del que lograron nuestros padres”. La tercera, porque, afirmó, “esta monarquía parlamentaria es más democrática que muchas repúblicas y mucho más republicana que muchas repúblicas”. ¡Así se habla…! Deliciosas perlas cultivadas. Incluso se permitió dar un metafórico tirón de ojeras al joven Alberto Garzón por haber planteado una moción que, a su leal saber y entender, claro, “ataca la esencia del constitucionalismo y del republicanismo por hablar “con ligereza”- textual- y hasta “con menosprecio” – también textual- de la Constitución. Y para que el tirón de orejas fuera más impactante, una alusión político familiar al diputado de IU, como buen hijo de familia que es: “No entiendo deshonrar a nuestros padres para honrar a nuestros abuelos”. Desde luego, no se podría exigir más a un socialista para justificar su resuelto apoyo a la monarquía impuesta por el dictador.
El PP, erre que erre blandiendo los argumentos esgrimidos días antes por la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. En esta ocasión, el diputado Pedro Gómez de la Serna tachó de “inconstitucional” plantear un referéndum sobre el modelo de Estado. Como si el artículo 92 no existiera o estuviera escrito con tinta invisible. Pero, para él, además, de inconstitucional, la propuesta supone un “fraude de ley”. A juicio de este diputado que pretendía hilar muy fino en cuestiones de Derecho Constitucional, IU pedir un referéndum para cambiar la Constitución cuando para ello existe otro procedimiento. Y, de regalo, otras tres perlas cultivadas dignas de figurar al lado de las de la diputada socialista: La primera:”Usted ha venido a dar lecciones de democracia con un discurso de demagogia infantil, simple y maniqueo; precisamente ustedes que soportan sobre sus espaldas la mayor de las infamias políticas”;; la segunda, , “IU insulta a la inteligencia de los ciudadanos asegurando que la República es como el bálsamo de Fierabrás, que todo lo cura”; y la tercera, “lobos bolivarianos con piel de cordero”…Perlas cultivadas, como digo, del más rancio pensamiento reaccionario.
En apoyo del bipartismo, UPyD. Como mandan los cánones. De entrada, su portavoz adjunto, Carlos Martínez Gorriarán llegó a admitir, como no podía ser menos, que considera legítimo pedir que se pueda escoger la forma de Estado-¡Faltaría más!- pero, claro, a su juicio, tal propuesta debe plantearse a través de una forma constitucional. Y, para dejar clara su forma de pensar utilizó la ironía para preguntar si lo que IU plantea es “una República bolivariana como Venezuela…” Desde luego, la Venezuela de Chávez y Maduro se les atraganta a estos demócratas de democracia vaciada. Y para defender el “nacionalismo de cartera”, CiU. Su portavoz, Montserrat Surroca reiteró la misma postura abstencionista que su formación política había mantenido en torno a la abdicación del Rey Juan Carlos: “Ante la pregunta Monarquía o República, Cataluña”.
Contra esta batería de argumentos de tan reducido peso, Alberto Garzón tuvo que volver a insistir en los empleados en su interpelación al Gobierno y en las razones que se expresan en la misma moción. Pero además, afirmó que es una medida para promover la regeneración de la democracia española para hacer frente a la crisis económica y al proceso de deterioro político e institucional.” Para él, el Gobierno no puede desoír la voluntad del pueblo ni esconderse en parapetos jurídicos para rechazar el referéndum. “No hay excusas legales; si no hay voluntad política al menos que no haya cobardía: digan por qué se niega el derecho a decidir al pueblo español”.
Garzón formuló una dura crítica a la Monarquía, no solo por su carácter inviolable, sino también porque “ha estado protegida por el bipartidismo imperante y está inmersa en casos de corrupción, el enchufismo y el favoritismo”. Y resaltó que “el republicanismo no solo se refiere a la ausencia del rey sino a todo lo que tiene que ver con la soberanía popular y a la participación del pueblo, porque, afirmó, la implicación de los ciudadanos en la vida política no se puede quedar solo en “un voto cada cuatro años”.Nuestro republicanismo, heredero de la constitución de 1931, significa democratizar la economía y modernizar las estructuras del Estado; en definitiva, acercar la toma de decisiones al pueblorecordó el carácter modernizador de la Constitución republicana de 1931 y sus valores de participación política y social, suprimidos por un golpe de Estado”.
Otras voces apoyaron la moción de IU. Entre ellas, la del portavoz del PNV, Aitor Esteban, que recordó un dato que descaradamente se quiere olvidar: que “el pacto constitucional de 1978 estuvo en todo momento controlado por los poderes fácticos heredados del franquismo”. La del portavoz de ERC, Joan Tardá, que denunció que a los ciudadanos del siglo XXI se les niegue el derecho a decidir. Y la del de AMAIUR, Sabino Cuadra que criticó a la monarquía por ser “genéticamente antidemocrática”.
Ni unos ni otros argumentos pudieron con el apoyo dinástico del bipartidismo. La víspera de debatirse la moción de IU en el Congreso de los Diputados, el coordinador federal de IU, Cayo Lara había afirmado que los distintos grupos parlamentarios tendrían “la posibilidad de elegir “entre ‘dedocracia’ y democracia” a la hora de votar la iniciativa parlamentaria de IU, ICV-EUiA, CHA, que este rey ha sido elegido por la ‘dedocracia’” y llamó la atención de por qué el Gobierno de Mariano Rajoy tiene “tanto miedo” a hacer la consulta que defiende su formación, sobre todo si verdad lo que dice de que, de celebrarse, ganarían los monárquicos”.
La moción fue rechazada por 274 votos en contra, 26 a favor y 15 abstenciones.Toda una lección para los anales de la democracia española que quedará registrada en el Diario de Sesiones
Texto completo de la Moción de IU
“A la mesa del congreso de los diputados:
Al amparo de lo establecido en el Reglamento de la Cámara el Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA: La Izquierda Plural presenta la siguiente Moción consecuencia de Interpelación Urgente sobre la política del Gobierno en relación con la posibilidad de realizar un referéndum consultivo con el fin de que los ciudadanos puedan expresar su deseo sobre monarquía o república como forma política del Estadopara su debate en Pleno.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Habitualmente asociamos la noción de republicanismo a aquella visión política que prefiere como Jefe deEstado a un presidente electo antes que a un rey. Ese republicanismo justificaría tal posicionamiento a veces en virtud de un supuesto ahorro económico y a veces en virtud de unos principios democráticos que harían intolerable que los miembros de una familia determinada se sitúen por encima del resto deciudadanos. Por lo tanto el republicanismo coloquial es algo así como una sencilla actitud de oposición a la monarquía.
No obstante, el imaginario colectivo en España asocia también el republicanismo con sus dos únicas experiencias políticas de democracia republicana y, particularmente, con su corta duración. La Primera República duró apenas un año y once meses, desde febrero de 1873 hasta el 29 de diciembre de 1874 y terminó con el golpe de Estado del general Martínez-Campos. Fue una época turbulenta, como en general todo el siglo XIX español, con guerras dentro y fuera de la península y con una beligerante rivalidad política entre diferentes ideologías. La II República no tuvo mucha mejor suerte, pues en la práctica duró desde el 14 de abril de 1931 hasta el 18 de julio de 1936, cuando, tras la victoria de las fuerzas deizquierdas en las elecciones, el general fascista Francisco Franco dio un golpe de Estado contra la democracia. Y tras tres años de guerra civil las fuerzas vencedoras impondrían una severa dictadura que duraría formalmente hasta 1978.
Tras la llamada transición, España volvió a tener una monarquía. El Reino de España. Pero parece que esos buenos tiempos monárquicos han pasado a mejor vida. Los escándalos de la Casa Real no dejan deemerger a la superficie. Por un lado el anterior Rey aparece vinculado a negocios de intermediación comercial donde se obtienen jugosas comisiones, y todo ello en el seno de una oscura red que incluye la utilización de agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y cuentas en paraísos fiscales. Por otro lado, la investigación del caso Nóos, una inmensa trama de corrupción, ha servido para acusar entre otros al entonces yerno real Iñaki Urdangarín y a la infanta Cristina de Borbón. A todo ello cabe sumar las noticias sobre la inmoralidad real que de vez en cuando se tienen de la Casa Real, como cacerías deelefantes en África o la utilización de servicios sanitarios privados. Quizás por ello en octubre de 2011, y por primera vez desde la transición, la Casa Real suspendió con un 4,8 en la valoración ciudadana. En 2013 esa nota había descendido ya al 3,68.
Pero otras instituciones del Estado han salido prestas a su defensa, y en ocasiones de una forma muy férrea. En primer lugar, ocultando los datos que ponen de relieve la pérdida de apoyo social. El CIS dejóde preguntar por la Casa Real durante un tiempo considerable nada más se conoció el primer suspenso. En segundo lugar, y mucho más grave, durante la investigación del caso Nóos el papel del ministerio fiscal y el ministerio de Hacienda fue de enorme genuflexión a los intereses monárquicos, tratando de sacar a la infanta del atolladero en el que ella misma se había metido. El propio presidente del país salió en defensade la infanta a la par que los medios de comunicación más cercanos al poder político iniciaron una campaña de criminalización del juez instructor del caso. Parece como si de la brecha abierta en la Casa Real dependiese todo el entramado político del país. Y, en consecuencia, uno puede suponer que estamos ante una estrategia que pasa por rescatar a la monarquía para salvar así al régimen político.
El contexto no es mejor. España está en una situación de emergencia social. Nuestra sociedad se encuentra en un proceso de desintegración como consecuencia de la gestión neoliberal de la crisis económica y sus dramáticos efectos sociales, políticos y culturales. Lejos de atajar estos problemas, la política económica puesta en marcha por los últimos Gobiernos está siendo utilizada para poner fin a las conquistas sociales, sindicales y laborales producto de las luchas y de los sacrificios de varias generaciones del movimiento obrero organizado. En el horizonte se perciben ya esbozos de un nuevo modelo económico y de sociedad absolutamente regresivo y antidemocrático, caracterizado de forma especial por unas relaciones laborales altamente precarizadas, por la concentración del poder socioeconómico, por la extensión de la desigualdad social y por el aumento de la represión.
El conjunto de contrarreformas impulsadas para sostener el actual e injusto orden social provocan frustración, rabia e indignación en el conjunto de nuestro pueblo y más allá. Las élites económicas son conscientes de ello y han iniciado también un proceso de“desdemocratización” o regresión democrática que tiene como objetivo neutralizar nuestro creciente deseo de autogobierno y cambio democrático. Bajo una estrategia transformista –subiéndose a la ola de un clamor social para hacer exactamente lo contrario-, la oligarquía está modificando las instituciones para adaptarlas a las necesidades de su proyecto económico y social. Desde las trampas electorales hasta las reformas constitucionales, el proceso deinvolución democrática es el reflejo del temor a las mayorías sociales y a las fuerzas políticas que planteamos un proyecto alternativo de país. El temor de la oligarquía es la fuerza de la mayoría social.
Asimismo, la Constitución de 1978 ha perdido gran parte del apoyo social que tenía hasta hace algunos años. Los incumplimientos sistemáticos de sus garantías positivas –como el derecho a la vivienda, al trabajo digno, las pensiones o la negociación colectiva, e incluso la legislación parlamentaria, arrinconada a golpe de decreto-; la falta de credibilidad y los escándalos de corrupción de algunas de sus instituciones, como la Casa Real o el Tribunal de Cuentas; la interpretación jurídica cada vez más regresiva de los derechos y libertades públicas; su superación por normativa neoliberal de la Unión Europea; la (contra) reforma constitucional del 2011 impuesta por la troika, son algunos de los elementos que ponen demanifiesto cómo desde el poder se han ido anulando los rasgos más progresivos de la norma fundamental y con ello las bases políticas del pacto social originario.
Pero además, el régimen político del 78, con el bipartidismo como modo de organizar el poder, se ha convertido en el parapeto perfecto por medio del cual las élites económicas han podido mandar sin presentarse a las elecciones. En este país la corrupción ha sido el sistema, y ha brindado a la oligarquía la oportunidad de incrementar sus multimillonarias ganancias a costa de los fondos públicos. Un régimen dedemocracia limitada o de baja intensidad, que ha relegado al ciudadano a un segundo plano excepto un día cada cuatro años, y que ha sido la cobertura más adecuada para desarrollar un sistema plutocrático.
Bajo este régimen político la élite económica ha podido chantajear al poder público, logrando en muchos casos una plena coordinación de intereses con la élite política. Financiación irregular de los partidos políticos, blanqueo de dinero por parte de las grandes empresas, sobresueldos, utilización fraudulenta delos instrumentos sociales… son todos rasgos de la cohabitación entre una elite política corrupta y una élite económica corruptora que juntas han sabido utilizar el régimen político del 78 como su terreno de juego más idóneo.
Como antídoto ante todo ello surge el republicanismo como tradición política. Como opción para crear nuevas instituciones políticas que permitan a la sociedad española vivir en libertad. El republicanismo no es un simple momento antagónico de lo monárquico sino una tradición política íntegra. Es decir, un paradigma a través del cual entender las cuestiones políticas. Lo que sostenemos es que desde el enfoque republicano podemos dar mejores y más justas soluciones a los problemas reales que asolan nuestras sociedades, tales como la falta de acceso a los suministros más básicos, la falta de confianza en el sistema político y la creciente desigualdad que desborda la cohesión social. Y la receta que nos proporciona la tradición republicana para España pasa, necesariamente, por un nuevo proceso constituyente que supere al régimen del 78.
La posibilidad de que el pueblo español opine sobre la forma política del Estado es claramente un punto básico para iniciar un proceso de esperanza para el país. El Gobierno tiene la posibilidad de facilitar al pueblo la oportunidad de coger las riendas de su futuro más allá de la estrecha y limitada opción de votar cada cuatro años en las elecciones.
Por todo ello se presenta la siguiente
MOCIÓN
“El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a:
Hacer uso del artículo 92 de la Constitución Española de 1978, cuyo punto 1 establece que “las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos” y cuyo punto 2 establece que “el referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados” para que el pueblo español tenga la oportunidad de opinar sobre la forma política del Estado y elegir entre República o Monarquía”.
Palacio del Congreso de los Diputados
Madrid, 11 de Septiembre de 2014
Fdo: José Luís Centella Gómez                    Fdo: Alberto Garzón Espinosa
Portavoz                                                            Diputado

1 comentario:

  1. La posición y votación del NUEVO PSOE del no tan nuevo Pedro Sánchez deja claro una vez mas que el PSOE es un partido accidentalista o sea ni blanco ni negro , ni si ni no , los simpatizantes y votantes del PSOE que se sientan de izquierda y republicanos , no se a que están esperando para cambiar su voto . ganygarciah

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