Este
es un país de triunfadores. Tanto es así que cada noche electoral ganan todos. Unos
porque suben ligeramente en votos, otros porque se mantienen a duras penas, también
se consideran no derrotados los que bajan ligeramente.
Anoche
todos parecían felices menos los socialistas. Para nosotros no había bálsamo de
fierabrás. Las urnas nos habían invitado a reflexionar profundamente sobre los
cuatro millones y medio de votos perdidos. A ello nos dedicaremos en los próximos
días, pero hoy, el día después del 20N no pasaré por alto nuestra generosidad
con algunos de los ganadores.
Empezaré
por los presuntos ganadores. Esos que en las circunstancias actuales solo han
sido capaces de ganar medio millón de votos sobre su derrota de 2008, ello a
pesar del incremento en el censo, justo en medio millón de nuevos votantes, y
del tsunami que ha ido arrasando a cuantos gobiernos se han enfrentado a las
urnas.
Mariano
Rajoy, anoche le tocó sufrir cuando sus acólitos le hicieron dar los ridículos saltitos
mientras le gritaban “tu sí que vales”, el gobernante como dios manda que
prometió arreglar el problema del paro creando empleo y aplacar a los mercados
generando confianza se ha desayunado con su primer disgusto: la prima de riesgo
vuelve a subir y la bolsa vuelve a bajar. Parece que los mercados exigen algo más
que la fe para dejar de atacar a nuestra economía. Nuestro diferencial con el
bono alemán sube más de 20 puntos respecto al viernes y se sitúa claramente por
encima del italiano. ¿Quiere esto decir que los mercados confían más en un
gobierno de tecnócratas? Si esto es así, ¿hasta cuándo aguantará el nuevo
gobierno las presiones externas y la contestación interna a los duros ajustes que
le impondrán sus naturales aliados? En pocos días se desayunará con un nuevo
disgusto: el desempleo de noviembre. Las colas ante los servicios públicos de
empleos se trasladaran a las sedes del PP para que los parados entreguen allí sus
currículos reclamando los empleos prometidos.
Como
ganadores de los actuales comicios se proclaman en IU. Yo les felicito por
haber sumado algo más de seiscientos mil votos pero, sin pretender ser
aguafiestas, conviene recordar varios datos: que tres de sus nuevos diputados,
los de ICV, pertenecen al partido verde europeo y podrían sumarse al diputado
de Compromis siguiendo las directrices europeas, que dentro de dos años tendrán
que dejar paso a CHUA en su escaño por Zaragoza, que aún se mantienen lejos de
los resultados de marzo de 1996, cuando IU alcanzó los 21 diputados y supero
los dos millones seiscientos mil votos; que solo han sido capaces de recoger una
mínima parte de los desencantados votantes socialistas y que la recuperación del
PSOE les devolverá a su realidad habitual. En resumen, la refundación es una
asignatura de toda la izquierda y nadie debería quedarse rezagado.
También
presume de triunfo la inefable Rosa Diez. No volveré a recordar su currículo pero
si me atreveré a pronosticar su futuro. Ya he dicho en más de una ocasión que
me recuerda a Alejandro Lerroux y que como aquel radical de la segunda república
le auguro una efímera aportación a la política española. ¿En qué fundamento mis
previsiones? Sencillamente en que dentro de unos años la izquierda socialista
habrá recuperado sus caladeros de votos y la derecha tendrá que recurrir al
voto útil para mantenerse. No valdrán entonces los apoyos de la Falange y los
votos frustrados habrán dejado de serlo y pasaran a ser votos ideologizados. En
esa coyuntura, UPyD se enfrentará a un panorama más difícil y surgirán si no lo
hacen antes las diferencias y los afanes protagonistas. En esa batallita sobrevivirá
Rosa Diez, camaleónica y transformista, dada su gran experiencia en sembrar su
paso de cadáveres “políticos”.
Sin
profundizar demasiado, porque dedicaré un tiempo a reflexionar y analizar en
detalle los resultados, conviene sacar algunas conclusiones en el PSOE:
·
Nadie
está libre de la derrota y por tanto nadie debe aportar otra cosa que humildad
y ganas de salir juntos de la actual situación.
·
La
refundación no debe hacerse pensando en facturas generacionales porque nadie se
salva de la debacle y porque la generación actual tiene aún mucho que aportar
al partido.
·
Los
resultados locales son solo resultados locales y su extrapolación nacional conducirá
a cometer errores sino se someten a distintos filtros analíticos. ¿Es Alfonso
Guerra quien debe pilotar la refundación del partido? Los resultados le
acreditan tanto como a Carme Chacón.
·
La
recuperación del partido no debe anteponer los nombres al proyecto ideológico. Más
bien al contrario. Está acreditado que la militancia y el electorado fiel han
estado siempre a la izquierda de los dirigentes y las propuestas electorales.
·
Algunas
de las propuestas de Rubalcaba están más vigentes que nunca, pese a los
resultados electorales, y deben formar parte del esqueleto del nuevo proyecto
socialista.
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