
Al
despertar, la alegría me hinchaba las venas hasta el punto de provocarme dolor.
Abría y cerraba los ojos y no daba crédito a lo que veía y oía. Había amanecido
con Triana sonando en el ambiente y
no localizaba de donde procedía la música. ¡Que importaba! Viniera de donde
viniera, lo importante era el mensaje que llegaba a mis oídos: “Brilla el sol… cada mañana… y a mi voz…
llega su luz…; brilla el sol… y en las tinieblas… un mal sueño se alejó… se
perdió”.
La
multitud se agolpaba en las calles para mostrar el alborozo que suponía que el “Puerto”
volviera a segunda división “B”. Aquello era un síntoma de que algo había
cambiado. No era para tirar cohetes pero era el camino para que el equipo
ascendiera a la división de plata. De la que nunca debió haber bajado si las
cosas se hubieran hecho con sentido común y no en beneficio de unos pocos. De nuevo,
la camiseta del club lucia la marca publicitaria de la gran empresa que marca
nuestro día a día. Antaño fue la Calvo Sotelo y hoy es REPSOL. Pero ¿Qué había cambiado
para que esto fuera posible?
REPSOL
había vuelto a ser pública. Había dejado de ser una empresa privada y había
sido nacionalizada por los nuevos gobernantes, de izquierda, por supuesto. Me diréis
que las cosas no ocurren de la noche a la mañana, que uno no se acuesta con
REPSOL desentendiéndose de los problemas de Puertollano, y ahorrándose en
impuestos una cantidad bastante parecida a la que habría situado al “Puerto” en
la categoría que se ha ganado en el campo de juego; de la tristeza que supone
ver de nuevo al Puerto en tercera división al no haber sido capaz de encontrar
avalistas porque, o bien tenemos empresas que nadan en la miseria, o bien
tenemos empresarios miserables al frente de ellas que solo presumen de
puertollaneros en los anuncios que pagan con motivo de las fiestas… ¿Qué queréis?
No me pidáis rigor estando en un sueño. Por cierto, un sueño tan real que el acrónimo
de REPSOL significaba ahora “refinerías de petróleo social y local”. ¡Ahí es
nada! Era todo tan real…
El
futbol une mucho y es una válvula por la que explotan las alegrías y las
tristezas de un pueblo. En este caso, ver al Puerto en segunda “B” no era la
única razón para llenar las calles. Lógicamente, la nacionalización del
complejo petroquímico era la verdadera razón del alborozo porque la nueva
orientación impuesta por el gobierno de la izquierda priorizaba la reinversión
del beneficio en los pueblos del entorno. Puertollano, se había encontrado de
pronto con lo que tanto había soñado…, con la gran empresa comprometida con las
necesidades de la ciudad y reinvirtiendo buena parte de los beneficios en
nuevas estructuras productivas que generaban nuevos empleos de calidad. Incluso
los precios de los combustibles contemplaban ventajas para quienes estábamos obligados
a convivir a diario con los riesgos de una actividad nociva para el medio y la
salud de las personas. Por fin, Puertollano contaba también con servicios
sanitarios adecuados al riesgo que implica la cercanía de un complejo petroquímico.
La
nacionalización de REPSOL no fue un hecho aislado, se habían nacionalizado los
actuales oligopolios energético y eléctrico. Se había hecho una apuesta firme
por las energías renovables y por el carbón nacional como fuente de transición
hasta que estas alcanzaran la implantación suficiente para hacer efectivo el
cambio en el modelo energético. Puertollano había recuperado la pujanza de sus
empresas y de sus centros de investigación. Silicio Solar y Solaria habían reabierto
sus puertas empleando a más trabajadores de los que tenían antes de la crisis, el
ISFOC y el CNH volvieron a ser referencia internacional y también habían incrementado
sus plantillas. Puertollano volvía a ser conocido como “la ciudad internacional de la energía”. RENOVALIA y EON, ahora
públicas, pusieron en marcha los proyectos industriales que años atrás habían
aparcado: la mayor planta fotovoltaica de España y una central térmica de lecho
fluido…
Esto
explicaba la vitalidad con que las gentes llenaban las calles de alegría. Lo del
“Puerto” era simplemente la guinda del pastel. Lo importante es que Puertollano
se acercaba al pleno empleo gracias a decisiones del gobierno que hacían
realidad el sueño de las capas populares: los
sectores y las empresas estratégicas eran de todos y no podían estar en manos
de especuladores y salvapatrias de Sicav y cuenta corriente en paraísos fiscales.
La constitución había dejado de ser papel mojado gracias a la firmeza de la
izquierda realmente transformadora que había llegado al poder en las últimas
elecciones. Incluso el PSOE había retomado su identidad de izquierdas y
participaba de la nueva mayoría…
Qué
bonito es soñar y que fácil sería hacer los sueños realidad si todos soñáramos
el mismo sueño…
Plumaroja
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