Con
las encuestas ocurre como con los resultados electorales: todos ganan y ninguno
pierde. Y así parece ocurrir especialmente con el PP, si hacemos caso a
determinados medios, al conocerse los hipercocinados datos del barómetro de
julio. Dejaremos para el final el fenómeno Podemos.
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El PP quedaría, según el CIS, a 15 puntos de poder formar gobierno |
Vayamos
pues al PP y a las conclusiones que debería sacar de esta encuesta. Cierto es
que tan solo es una encuesta de intención de voto y así debe valorarse, pero no
es menos cierto que marca una clara tendencia descendente, y lo que es peor:
nunca un gobierno fue peor valorado en su gestión y nunca tuvo que enfrentarse
a una desconfianza semejante. Ni Rajoy ni ninguno de sus ministros alcanza un 3
de valoración, y ese es un dato más que preocupante y más cuando el dimitido
Rubalcaba también te supera. La cosa no parece que vaya a cambiar si atendemos
a la opinión que los encuestados tienen para el futuro.
La
encuesta muestra que sociológicamente los españoles se definen de izquierdas en
una proporción de 6 a 4, y sitúa al PP a más de 15 puntos de la opción real de
gobernar. Ello nos lleva a preguntarnos donde encuentra el PP los motivos de la
satisfacción. ¿Quizá en que el PSOE aparece hecho unos zorros en esta encuesta?
Pues ya saben lo que dice el refrán: “mal
de muchos, consuelo de tontos”, o si prefieren “cuando veas las barbas del vecino cortar pon las tuyas a remojar”.
Ah, y cuidado con la pena de banquillo sumada a la de telediario (ahora omitida
por los grandes medios), que aún está por llegar y por ver que efecto real tendrá
entre su feligresía. Que no olviden en el PP que buena parte de los votos de
Podemos ya proceden de su espectro ideológico, o sea de la derecha.
El
PSOE sale mal parado de esta encuesta y deja de ser el referente de la
izquierda para la mayoría de los encuestados. Es cierto que convendría valorar
algunas cuestiones que tienen que ver con la cocina de la misma y también
factores internos y externos no recogidos por el CIS. Es dudosamente explicable
que superando al PP en simpatía y estando solo a un punto en intención directa de
voto los resultados reflejen una distancia superior a los 8 puntos. Es la magia
de la demoscopia y no me sorprende teniendo en cuenta que Wert es considerado
uno de los grandes en esta extraña ciencia de multiplicar o restar según
convenga al sumo hacedor. También es cierto que el sondeo no contempla el
efecto Pedro Sánchez, que en otras encuestas muestra cierta tendencia a la
recuperación, aunque sería un error no sacar la lectura adecuada y seguir
amagando con renovarse pero moviéndose apenas centímetros del punto de partida.
El
PSOE debería abandonar la via social-liberal y recuperar su identidad
socialdemócrata y hacerlo porque entre el original y la copia la ciudadanía ha
demostrado sobradamente que prefiere el original. Además, la propia encuesta
marca claramente la ideología mayoritaria entre los españoles y es
mayoritariamente contraria a las propuestas liberales. También haría bien en
colocar sus jarrones chinos en el museo de la historia socialista, donde podrán
ser consultados y estudiados, porque no es bueno que acumulen más titulares que
los propios dirigentes. Ya sé que no resulta fácil convencerles de que solo son
pasado, pero es cuestión de dejar claro en público y en privado que esas
opiniones no representan al PSOE y son solo opiniones personales.
Otras
dos cuestiones a despejar serian la de la gran coalición o los acuerdos con la
derecha por el bien de España y el modelo de partido. Respecto a la primera
cuestión hay que ser tajante y rechazar cualquier posibilidad de pacto con el
PP, otra cosa es que los populares se sumen a las reformas impulsadas por la
izquierda mayoritaria. Cualquier acercamiento al PP, por pequeño que sea,
seguirá alimentando la teoría de la gran coalición y de que PP y PSOE son la
misma “mierda”. Personalmente, saludo con entusiasmo el llamamiento de Beatriz
Talegón a la unidad de toda la izquierda (PSOE, IU, Podemos, Equo…) para hacer frente
a la ofensiva neoliberal. Bueno es también que él cambio se visibilice en la
forma de hacer oposición, porque el electorado socialista y la mayoría de los
españoles echan de menos una alternativa actual al PP. En cuanto al modelo de
partido convendría tener claro que se quiere seguir siéndolo aunque, eso sí,
adaptándose a las nuevas realidades de militancia. Cuidado con dejarse
arrastrar por la espiral de Podemos porque tan malo es quedarse en el pasado
como renunciar a los valores que aportan las miles de casas del pueblo y de
cuadros socialistas. Más democracia interna sí, pero diluirse en la nube no.
Como
es habitual, los cocineros del CIS nunca tratan bien a IU. Lo que ayuda a que
los medios, mayoritariamente hostiles, se regodeen en unos datos que casi nunca
reflejan la realidad. Los titulares de prensa presentan a IU como perdedora
cuando en realidad mejora los resultados de las pasadas elecciones generales,
que son la referencia con que compararse. Tampoco son generosos con IU la
combinación de los parámetros intención directa de voto y simpatía; aquí los
cocineros siempre restan porque IU parece despertarles poca simpatía. Pero
dicho esto, la encuesta muestra cierta tendencia a la ralentización, cuando no
al estancamiento y eso merece algunas reflexiones.
IU
tiene que mostrarse como una organización coherente entre el discurso y el
hacer cotidiano, máxime cuando los medios potencian cualquier titular crítico y
casi nunca recogen los favorables. Si se es hiperactivo en la movilización
también se debe serlo en la acción institucional de forma que esa movilización
tenga voz en las instituciones. Por otra parte, aun reconociendo la autonomía
de las federaciones territoriales, IU debe tener un planteamiento único en
cuanto a su política de alianzas y actuar en coherencia con él. Acompasar el
trabajo de la organización a los acuerdos de los órganos confederales y a las
demandas sociales es otra asignatura pendiente. Ninguna estructura y ningún
cuadro o cargo público debe ser ajeno a ese acompasamiento y si se diera algún
caso habría que resolverlo urgentemente para evitar que se perciba distancia
entre lo reivindicativo y lo institucional y entre lo urgente y lo necesario.
En ese sentido, sin perder de vista que 2015 es año electoral y hay que estar
preparados, habría que poner todos los esfuerzos en algunas cuestiones: el
proceso constituyente, la cuestión republicana y la convocatoria de un
referéndum sobre el modelo de estado, la renta básica garantizada y la defensa
del estado del bienestar, un nuevo modelo energético con las renovables como eje
transversal…
2015
es año electoral y necesariamente hay prepararse para gobernar o ser decisivo
en gobiernos locales, autonómicos y también en el gobierno de la nación. En ese
sentido habría que mirar hacia Galicia y aprender de lo que allí se está
haciendo en el ámbito de la Izquierda. IU es allí protagonista de cuantas
iniciativas surgen para ganar espacios de gobierno y lo está haciendo sin
renunciar a la identidad. Ese debe ser el camino: convergencia si pero sin dejarse
arrastrar por modismos electoralistas. Nadie es más o menos ciudadano que un
militante comunista, socialista, ecosocialista o nacionalista de izquierdas y
hay que poner freno a la vorágine del llamado “empoderamiento ciudadano” como
referencia de la “buena política”, frente al modelo de partidos como referencia
de la “mala política”. Los militantes de partidos no son “marcianos”, son ciudadanos
que expresan el compromiso con su ciudad desde la militancia en su partido. Ojo
también a los globos que empiezan a desinflarse a los pocos días de nacer como
es el caso del proyecto de Ada Colau en Barcelona, donde apenas alcanza el 0’6%
en intención directa de voto. En Barcelona ICV-EUIA asciende hasta la tercera
posición y dobla a Podemos en intención de voto. Las encuestas publicadas
recientemente para Andalucía también muestran que IU crece y se consolida como
tercera fuerza política.
La
experiencia de ANOVA, renovar acuerdos con ChA o ICV, y sumar esfuerzos con
EQUO-Compromis deben ser los primeros pasos hacia la convergencia. A ellos
habrá que sumar a cuantas organizaciones, entidades o colectivos sea posible
incorporar al proceso de cambio y/o constituyente. Pero IU ni puede ni debe
renunciar a tener el protagonismo que le corresponde al ser una fuerza política
de ámbito nacional con capacidad programática, organización y cuadros en todas
las provincias y en la mayoría de los municipios. Ser generosos en el esfuerzo
y poco exigentes en los protagonismos es algo inherente al modelo de IU, por
ello no resultará difícil avanzar hasta ser decisivos. Ahora bien, esa
generosidad no implica echarse en brazos de nadie y diluirse. Cualquiera con
quien converjamos deberá pelear duro para aportar una propuesta que mejore la
que harán los cuadros de IU, y cuando así sea la apoyaremos sin reparos pero si
es al contrario nadie nos hará renunciar a la nuestra.
En
cuanto a Podemos, sin que se entienda como crítica, convendría que tuvieran en
cuenta que el “impacto mediático Pablo Iglesias” sigue siendo decisivo en las
encuestas pero no necesariamente se traducirá en voto real cuando la imagen del
cartel sea la del candidato local. Otra cuestión a considerar es la procedencia
de su voto y la fidelidad que muestren al proyecto siendo un voto “prestado” desde
todo el espectro electoral y por tanto un voto que puede retornar al partido de
procedencia con el mínimo síntoma de recuperación.
Plumaroja
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