domingo, 10 de agosto de 2014

CLAVES PARA LA CONVERGENCIA IU-PODEMOS. APORTACIÓN AL DEBATE

lopez de Uralde, Errejón y Alberto Garzón
Me confieso firme partidario de la convergencia de toda la izquierda e incluyo a Podemos, aunque Carolina Bescansa me volvió a echar un jarro de agua fría al insistir repetidamente sobre la transversalidad de Podemos para desmentir que son izquierda radical en la definición que les hacían desde posiciones conservadoras. Pero también me confieso firme partidario de tener una hoja de ruta propia y no sometida a vaivenes demoscópicos y a las prisas por abrazar a quien aún no ha dicho que quiera compartir el abrazo. Cuidado no vayamos a comprarnos el traje para la boda y nos quedemos compuestos y sin novia. Pasito a pasito se llega más lejos que con algunos atajos.
IU tiene que trabajar intensamente en reforzar su discurso programático e identitario porque ahí está una de sus fortalezas y dejar muy claro que es la Syriza española y lo demás son solo comparaciones interesadas. Se insiste en equiparar a Podemos con Syriza y conviene aclarar que están en las antípodas. Primero porque Podemos se ha registrado inicialmente como partido aunque está por hacer su congreso constituyente mientras Syriza concurrió a las elecciones griegas de 2004 como coalición de partidos. Es en 2012, ocho años después, cuando Syriza se registra como partido político en un intento por mejorar los resultados electorales que la habían dejado a las puertas del gobierno. Segundo porque Syriza, a diferencia de Podemos, no esconde su identidad de izquierdas y es lógico que así sea teniendo en cuenta quienes la integran (AKOA -organización eco-comunista procedente del antiguo Partido Comunista de Grecia-, DIKKI -escisión por la izquierda del PASOK en 1995-, DEA -Izquierda de los Trabajadores Internacionalista, de ideología trotskista-, Ciudadanos Activos -partido izquierdista fundado por Manolis Glezos-, KEDA -Movimiento por la unidad de acción de la Izquierda, escisión en 2000 del Partido Comunista de Grecia-, Kokkino –movimiento de izquierdas-, KOE -Organización Comunista de ideología maoísta-, Xekinima -Organización Socialista Internacionalista adherida a la CIT, que agrupa a diversos partidos trotskistas-, Ecosocialistas de Grecia-, Synaspismós -SYN, partido surgido de la fusión del antiguo Partido Comunista de Grecia interior (eurocomunista) y de un sector minoritario del KKE. Otra cuestión que se olvida fácilmente es que Alesis Tsipras convivió un tiempo con los dirigentes de IU y se inspiró en nosotros como modelo para la creación de Syriza, pero esto no interesa a los medios del sistema y parecen haberlo olvidado algunos compañeros de IU.
No quisiera yo, cuando hablamos de convergencia, recurrir a los métodos poco edificantes que algunos emplean para criticar a la corriente Somos IU y que podría contrarrestar exponiendo opiniones sobre IU de quienes tanto nos morimos por abrazar. Pero no lo haré, prefiero hablar de transversalidad y de autonomía de la organización en que llevo militando más de 30 años, no siempre con carnet pero siempre en las ideas. Intentaré dejar clara mi posición recurriendo a argumentos de Manolo Monereo y también rebatiendo algunos de ellos. Aclaro, antes de nada, que no pertenezco a ninguna corriente interna.

Dice Monereo en su artículo el verdadero objetivo: impedir la alianza entre Izquierda Unida y Podemos”, y yo lo comparto, que el acelerador de los cambios será el avance electoral de las fuerzas rupturistas, e incluye como tales a IU y Podemos. Veamos si realmente ese avance se está produciendo: el diario El País publicaba en abril de 2013 una encuesta en la que PP y PSOE apenas sumaban el 47’5% de la intención de voto e IU alcanzaba el 15’6%, lo que nos colocaba a menos de 7 puntos del PSOE y nos reafirmaba a todos, incluido Monereo, en la vigencia de nuestro proyecto. Dos años después se publica la encuesta del CIS, cargada de intenciones, que coloca a la suma de IU y Podemos por delante del PSOE en intención de voto pero que incorpora como dato que la suma PP-PSOE vuelve a superar la barrera del 50% y aleja a las opciones rupturistas del objetivo de poner fin al bipartisimo. El domingo 10 de agosto hemos vuelto a toparnos con la realidad y la encuesta del País coloca a PP y PSOE en situación de empate técnico, superando la suma de ambos el 63% en intención de voto, y alejando a las fuerzas rupturistas de ser mayoritarias en el espectro de la izquierda ya que IU y Podemos alcanzamos el 15’6%, justo lo que hace dos años tenía IU en solitario.

¿Y quién ha ganado con esta situación? La respuesta la da el propio Monereo: “dividir a las fuerzas del cambio, cooptarlas, desviarlas del objetivo siempre ha sido la política de los que mandan”. Juan Carlos Monedero, discípulo de Monereo y con el parto de Podemos a la vuelta de la esquina, publicaba el 3 de noviembre de 2013 lo siguiente: Invariable. Con la precisión de un reloj suizo hecho en China. Con escrupulosa exactitud. No falla (aunque sea barato). Basta la marca. Lo decía Galbraith: la memoria de los timos piramidales dura una generación. Aquí, con tan poca memoria para la historia democrática, olvidamos también más deprisa. Y ahí tenemos otra vez el mismo guión gastado. Ahora esa izquierda dice que es abierta. Antesdeayer, carrillista. Ayer era el PDNI. De ahí vino Diego López Garrido”. No añadiré más, si acaso preguntar a Monereo contra quien realmente es el pacto que se urde bajo mesa. Ni siquiera preguntaré a Monedero por su exitosa labor en la asesoría de Llamazares porque cada cual es responsable de su “mochila”, aunque se esfuerce en esconderla.

Es verdad, como afirma Monereo, que la esperanza de cambio va mucho más alla de IU y Podemos. Millones de españoles depositan su esperanza de cambio en el PSOE y otros tantos lo hacen en Equo-Compromis, Anova, BNG, ChA, IVC, CUP… no seguiré con la lista para no hacerla interminable. Y siendo esto así, ¿porque IU tiene que poner todos los huevos en una única cesta en vez de trabajar en todos los frentes posibles? ¿Porque no buscar primero similitudes identitarias como se hizo con éxito en Galicia y en las pasadas europeas? ¿Por qué no emprender autónomamente los cambios internos precisos para afrontar con más éxito el difícil reto de converger con otros?

IU viene trabajando prioritariamente por la convergencia desde su última asamblea y ha puesto en el centro del debate la mayoría de los temas que han servido a Podemos a superarnos, según las encuestas, en intención de voto. Entonces ¿Qué hemos hecho mal? Nos ha faltado coherencia entre el discurso y la práctica política, ahí coincido con Monereo, pero no solo ahora, el problema viene de largo y los hay que tienen mucha responsabilidad en ello. Puede que, como dice Monereo, nos dejáramos arrastrar por unas encuestas que nos eran favorables y nos faltara generosidad. Pero, cuidado no volvamos a caer en el mismo error y seamos ahora generosos en exceso por unas encuestas que nos son menos favorables y que, como aquellas, son solo encuestas. Aprendamos del error y pongamos toda nuestra energía en más proceso constituyente, más república, más rebelión democrática y más programa concreto y electoralmente viable. Ahí, en ese campo, está nuestra fortaleza y están las opciones de triunfo para la izquierda. Ahí es donde se tiene que articular la convergencia. Y no nos olvidemos de aplicar de puertas hacia adentro lo que reclamamos de puertas hacia afuera: más democracia y más tolerancia con el discrepante.
Nuestro actividad central debe ser impulsar el proceso constituyente apoyados en la mayoría social, y hacerlo sin protagonismo, pero sin recurrir al transformismo y sintiéndonos orgullosos de lo que somos. La consecuencia de esa actividad tiene que ser alcanzar el gobierno y transformar el poder hasta hacerlo realmente democrático y participativo. Ahora bien, eso no implica compartir literalmente el modismo de que la política buena es la de los “empoderamientos ciudadanos” y la mala es la de los partidos.
Otra cuestión clave son las siglas. Dice Monereo que “convertir un problema de esta dimensión y hondura en una cuestión identitaria centrada en las siglas, es desviarse de la cuestión central e iniciar el camino a ninguna parte... La unidad no es sumarse a otras fuerzas u ocupar espacios más o menos compartidos electoralmente, es algo muy diferente y mucho más radical: construir desde abajo y a la izquierda un contrapoder social con voluntad de ser mayoría”. Monereo recurre a Gramsci para cargarse de razón ante quienes únicamente defendemos una hoja de ruta propia, coherente y no sometida a vaivenes electoralistas, y afirma que: la hegemonía se construirá en torno a la capacidad de unir a las fuerzas por la transformación y traducirlas en una propuesta político-electoral solvente, (…) No entender esto es desconectar de la gente y convertirse en prescindible social y electoralmente”. Yo coincido con él y soy coherente con lo que defendí a mediados de los noventa, pero muestro mis temores sobre lo difícil de converger con quien hace de la transversalidad su principal seña de identidad. ¿Nosotros también vamos a ser transversales? Además, me parece precipitado abrir el debate sobre las siglas y la identidad salvo para la etapa final de la convergencia y siempre que la voluntad sea común y la confianza mutua se haya reforzado. Cuidado no vayamos a reproducir los errores cometidos en Italia, donde los movimientos transversales radicales aparecen y desaparecen como flor de un día y amorticemos a IU, como hicieron ellos con el PCI, y liquidemos la fuerza mayoritaria de la izquierda para ser una opción electoral transversal con expectativas de gobierno pero nada transformadora. Le haría a Monereo una pregunta exenta de maldad ¿Qué ha cambiado para que quienes tanto se opusieron a que IU fuera partido político y no coalición electoral sean ahora tan generosos en este proceso de convergencia?
Termino reproduciendo literalmente lo que dice Monereo: “Ser poder es convertirse en fuerza social organizada y en esperanza colectiva; es saber traducir las demandas de las gentes en mayoría electoral y es, sobre todo, plantearse en serio el gobierno de la cosa pública. Todo ello requiere una dirección política a la altura de los tiempos: jefes, sí, jefes y cuadros, como nos enseñó Lenin y nos tradujo como nadie Antonio Gramsci. Esto es IU, sobre todo IU, no únicamente, pero sí la que generó y genera confianza, militancia y voluntad, la Izquierda Unida de Julio Anguita”. Añadir tan solo que el presente es prepararnos para afrontar con éxito las elecciones municipales y autonómicas.

Marcel Félix de San Andrés Sanchez

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