lo que opinaba el 7 de mayo de 2014
¿Más allá de la izquierda y la derecha?

Juan Carlos Monedero. Fuente: Asambleade2014.blogspot.com
¿Habría existido el 15M si hubiera hecho de la “auto-ubicación” ideológica un carnet de entrada exigido a la puerta de las plazas? ¿Tiene sentido insistir en el eje “derecha-izquierda” cuando uno de los dos partidos del régimen en España lleva en su nombre el adjetivo “socialista”?¿Es de izquierdas el sindicalista que levanta el puño y canta la Internacional saliendo del juzgado donde ha sido imputado por el caso de los ERE?¿Es de derechas igual la iglesia de base que la jerarquía? ¿Es igual de derechas el Papa Francisco que Benedicto XVI o Juan Pablo II?¿Putin es de derechas o de izquierdas? ¿Tienes que cargar por ser de izquierdas la responsabilidad de Stalin, Pol Pot o de los que han puesto coches bomba en un Centro Comercial? ¿Es de izquierdas el que está a favor de acabar con los medios privados de producción pero desprecia a las mujeres, a los inmigrantes o devasta el medio ambiente? ¿No nos ubica con más “confusa claridad” hoy, en la crisis del modelo neoliberal, saber quién está arriba y quién está abajo? ¿No es más sencillo saber si echamos nuestra suerte con los de arriba que con los de abajo? No es nada fácil responder. Tampoco para la ciencia política. Porque es más fácil saber quién es derechas que quién es de izquierdas. Porque todos somos, de una manera u otra (que se lo pregunten a las mujeres o a los inmigrantes), bastante de derechas.
Es cierto que cuando alguien dice que no es ni de derechas ni de izquierdas, casi siempre habita ese lugar del egoísmo, de la apuesta por el orden antes que por la justicia, de la defensa del privilegio, la cobardía o la pusilanimidad que hemos identificado históricamente como “derecha” (he dedicado a esto casi todo un libro).Pero definir qué es la izquierda ha difuminado en exceso los contornos. Si alguien quiere seguir teniendo una presencia social de secta en España, sólo necesita insistir con verdad de catecismo en que sólo hay salvación en la pureza ideológica. Hay que revertir casi medio siglo de desarticulación ideológica. Un sentido común sólo se combate con otro sentido común que se cuele por los intersticios. Si la letra no entra con la sangre, la ideología tampoco. En esa enseñanza, es tiempo más de poetas y músicos que de ideólogos. De emociones que desvistan la razón. No es que no hagan falta ideas, sino que para desaprender todo lo que hay que desterrar hace falta convencer y no vencer. Tiempo de persuasión. Por eso, no tiene sentido de futuro ningún proyecto político que no le regrese a la gente toda la política delegada en las últimas décadas. Acertó Podemos al hacer de las primarias el punto de arranque de su proyecto.
Como en el 15M, los que tengan todo muy claro que den un paso atrás para que los que más necesidades ideológicas tengan puedan servirse su propio plato. De lo contrario, por mucho que se den en las espaldas con látigos curtidos en los viejos almacenes de la izquierda, estarán sembrando la hegemonía de esa derecha que creen combatir. Cosas de estos tiempos de confusión donde parece que sólo la derecha sigue teniendo las cosas claras.
publicado en su blog personal "Comiendo Tierra"
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Juan Carlos Monedero. Fuente: Asambleade2014.blogspot.com |
¿Habría existido el 15M si hubiera hecho de la “auto-ubicación” ideológica un carnet de entrada exigido a la puerta de las plazas? ¿Tiene sentido insistir en el eje “derecha-izquierda” cuando uno de los dos partidos del régimen en España lleva en su nombre el adjetivo “socialista”?¿Es de izquierdas el sindicalista que levanta el puño y canta la Internacional saliendo del juzgado donde ha sido imputado por el caso de los ERE?¿Es de derechas igual la iglesia de base que la jerarquía? ¿Es igual de derechas el Papa Francisco que Benedicto XVI o Juan Pablo II?¿Putin es de derechas o de izquierdas? ¿Tienes que cargar por ser de izquierdas la responsabilidad de Stalin, Pol Pot o de los que han puesto coches bomba en un Centro Comercial? ¿Es de izquierdas el que está a favor de acabar con los medios privados de producción pero desprecia a las mujeres, a los inmigrantes o devasta el medio ambiente? ¿No nos ubica con más “confusa claridad” hoy, en la crisis del modelo neoliberal, saber quién está arriba y quién está abajo? ¿No es más sencillo saber si echamos nuestra suerte con los de arriba que con los de abajo? No es nada fácil responder. Tampoco para la ciencia política. Porque es más fácil saber quién es derechas que quién es de izquierdas. Porque todos somos, de una manera u otra (que se lo pregunten a las mujeres o a los inmigrantes), bastante de derechas.
Es cierto que cuando alguien dice que no es ni de derechas ni de izquierdas, casi siempre habita ese lugar del egoísmo, de la apuesta por el orden antes que por la justicia, de la defensa del privilegio, la cobardía o la pusilanimidad que hemos identificado históricamente como “derecha” (he dedicado a esto casi todo un libro).Pero definir qué es la izquierda ha difuminado en exceso los contornos. Si alguien quiere seguir teniendo una presencia social de secta en España, sólo necesita insistir con verdad de catecismo en que sólo hay salvación en la pureza ideológica. Hay que revertir casi medio siglo de desarticulación ideológica. Un sentido común sólo se combate con otro sentido común que se cuele por los intersticios. Si la letra no entra con la sangre, la ideología tampoco. En esa enseñanza, es tiempo más de poetas y músicos que de ideólogos. De emociones que desvistan la razón. No es que no hagan falta ideas, sino que para desaprender todo lo que hay que desterrar hace falta convencer y no vencer. Tiempo de persuasión. Por eso, no tiene sentido de futuro ningún proyecto político que no le regrese a la gente toda la política delegada en las últimas décadas. Acertó Podemos al hacer de las primarias el punto de arranque de su proyecto.
Como en el 15M, los que tengan todo muy claro que den un paso atrás para que los que más necesidades ideológicas tengan puedan servirse su propio plato. De lo contrario, por mucho que se den en las espaldas con látigos curtidos en los viejos almacenes de la izquierda, estarán sembrando la hegemonía de esa derecha que creen combatir. Cosas de estos tiempos de confusión donde parece que sólo la derecha sigue teniendo las cosas claras.
publicado en su blog personal "Comiendo Tierra"
lo que opinaba unos meses antesJuan Carlos Monedero: "Quien dice que no es ni de derechas ni de izquierdas siempre es de derechas"
Publicado por Cristina Barrial Berbén
Una entrevista de Cristina Barrial
El 24 de enero era presentado Podemos, una plataforma en cuyo manifiesto fundacional decía haber nacido por la urgencia social de dar un paso adelante y, en el camino, encontrarse con mucha más gente. Hoy, siguen en el aire ciertas incógnitas acerca de la relación de Podemos e Izquierda Unida, sus objetivos una vez hayan llegado al Parlamento Europeo y su proyecto de país. Juan Carlos Monedero intenta despejárnoslas.
Pregunta: Podemos, con apenas unas semanas de vida, está presente en debates de diversos ámbitos. Pasado el entusiasmo de los primeros días, ¿cómo ha sido la reacción por parte de la izquierda ante esta plataforma? ¿era la esperada?
Respuesta: Todo lo nuevo levanta suspicacias entre lo asentado. Los que luchan por renovar sus instituciones se han alegrado. Los que están contentos en su situación, cualquier competencia les asusta. Las convocatorias siguen llenándose. La emoción despertada por Podemos conecta con una necesidad mucho tiempo esperada.
P: Unos de los objetivos de Podemos es crear nuevas formas de relacionarse con la política que supongan una amenaza real para el régimen bipartidista del PP y del PSOE. ¿No hay en el Parlamento ninguna amenaza a este bipartidismo?
R: Desgraciadamente, la vida política española está muy cartelizada. ¿Es novedad UPYD cuando su presidenta lleva en la política durante décadas? ¿Qué novedad hay cuando todas las fuerzas con capacidad de gobernar tienen acuerdos de gobierno? El régimen del 78 tiene fracturas, pero incluso las fracturas provenientes del mismo tienen demasiadas influencias del régimen que necesitamos superar.
P: Vemos que Podemos, siempre que puede, reivindica el horizontalismo. ¿No peca, sin embargo, de un peligroso personalismo?
R: Nace como expresión de la enorme debilidad de las fuerzas críticas. Se reconoció el día que se presentó en público que si la correlación de fuerzas fuera otra, otro también sería el procedimientos. Se trata de aprovechar la presencia real en la esfera pública para generar nuevos procesos de empoderamiento. De ahí el llamado a unas primarias abiertas sin control de censos.
P: ¿Qué proyecto de país (del que según Pablo Iglesias carecen PP y PSOE) ofrece Podemos?
R: Uno donde por vez primera decidamos sobre la vida en común, algo que no hemos hecho nunca al no debatir la Constitución. Que se terminen las discusiones nacionales y clarifiquemos asuntos pendientes como derechos sociales, participación, economía social y pública, relaciones con Europa, con la iglesia, etc. Que no ceda soberanía ni a la banca (reforma del artículo 135 firmada por el PSOE y el PP) ni a fuerzas extranjeras (bases militares o espionaje norteamericano) ni a las grandes empresas (representandas por el proyecto fallido de Eurovegas pero que se repite en otros muchos comportamientos de las multinacionales).
P: ¿Cómo se posiciona Podemos ante la deuda pública?
R: Hay que auditarla y pagar solamente aquella que resulte legítima. Como esto es complicado, hay que tener mucha decisión y apoyo popular para ponerlo en marcha. La deuda pública es un mecanismo necesario para los Estados y las imposibilidades actuales provenientes del marco del euro nos obligan a exigir nuevas formas de articulación de la misma.
P: ¿Cómo piensa Podemos cumplir objetivos como el de la auditoría de la deuda pública, la salida de la OTAN y la nacionalización de la banca dentro de la Unión Europea?
R: Algunos de estos puntos estaban en el manifiesto inicial y está por ver qué forma toman en el programa que discutan los círculos. Como hemos visto en América Latina, estas grandes cuestiones sólo se solventan con un pueblo consciente, organizado y movilizado que haga suyas esas demandas.
P: Hay quienes ven en Podemos una estrategia de presión cuya finalidad es que distintas personas de la plataforma tengan cabida en las listas de Izquierda Unida en las elecciones generales. ¿Qué opina sobre ello?
R: Pues que formaba parte de la campaña de desprestigio. Algunos, especialmente desde determinados entornos, querían dar la imagen de que Podemos quería estar en las listas de IU. Desde el primer momento Podemos dijo que se debía a su metodología. Y así lo hemos cumplido. IU ha presentado sus listas y por tercera vez presenta a un candidato del aparato. Nosotros mantenemos nuestra exigencia de primarias.
P: El lenguaje es una importante batalla que la izquierda debe ganar. Sin embargo, en las conferencias de Podemos hay escasas referencias a términos como clase trabajadora, y muchas a etiquetas como” 99%” o “ni izquierdas, ni derechas”. ¿Es esta simplificación del lenguaje, en su opinión, la única forma de llegar a los trabajadores? ¿qué diferencia a Podemos en el uso de esta simplificación de grupos como UPyD que tan criticados son por ello?
R: Quien dice que no es ni de derechas ni de izquierdas siempre es de derechas. Por el contrario, decir en el siglo XXI que etiquetarse como de izquierdas no da mucha información sobre las intenciones es muy cierto. En Podemos sabemos que con el sistema capitalista no hay solución. Pero para empoderar a la ciudadanía hay que hablar un lenguaje que entiendan. EL sentir común sabe quiénes son los bancos. En cambio, se enfría si le hablas de los problemas de la tasa descendente de ganancia o los procesos de circulación del capital.
P: Al igual que Pablo Iglesias marcó como necesario un mínimo de 50.000 apoyos para ponerse al frente de Podemos, ¿se plantean alguna cifra mínima de votos o de % en las elecciones europeas sin la cual el proyecto no continúe?
R: Sólo los videntes tienen certezas respecto del futuro. Tenemos la intención de construir un instrumento político plural a la altura de los problemas que tenemos en España y de las necesidades que han mostrado los movimientos sociales desde hace tres años. La insistencia del régimen del 78 en repetir los mismos errores nos refuerza en que es necesario impulsar algo nuevo.
P: ¿Es la “casta política” a la que tanta referencia hacéis, el verdadero problema del Estado?
R: No sólo. Pero es muy difícil que si no existen voluntades políticas para encauzar las nuevas necesidades, esa nueva realidad tenga lugar.
P: En su manifiesto, Podemos opta por fomentar la economía del bien común. ¿Es suficiente? ¿Cómo se posiciona Podemos frente al keynesianismo?
R: No hay varitas mágicas. Hay una certeza demostrada durante siglos: el modelo capitalista genera más problemas de los que solventa. Pero superarlo no se hace simplemente con voluntad. Reclama la construcción de una alternativa asumida como necesaria por la ciudadanía. Sin un nuevo modelo de crecimiento que no sea depredador con el medio ambiente no hay futuro; y si no se quiere caer en alguna forma de fascismo mediambiental, eso solo se logra con una nueva conciencia. En el corto plazo, hay medidas que son evidentes y que pertenecen a la familia keynesiana, como es una fiscalidad progresiva, acabar con los paraísos fiscales, terminar con el fraude fiscal, evaluar la deuda y el déficit con criterios sociales o aumentar el gasto público. Pero de nada servirán esas medidas si no somos conscientes que el modelo de crecimiento del siglo XX ha tocado techo.
P: ¿Es el Estado español una democracia?
R: Es obvio que eso depende de lo que se defina como democracia. Si implica gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no lo es. En ciencia política sabemos que la democracia es un “tipo ideal” con el cual confrontar la realidad. Lo que es cierto es que ahora mismo la democracia española está muy alejada de ese tipo ideal. Y descendiendo puestos.
P: Usted es un firme defensor del socialismo del siglo XXI. ¿Qué implica este término?
R: Esta pregunta no puede responderse en el espacio de un párrafo. Lo que está claro es que el socialismo en el siglo XXI no sacrifica libertad por justicia, es feminista o no es, es ecológico o no es y confía en el pueblo o no es. Mantiene del socialismo de los siglos pasados el compromiso con la justicia, el desafío a cualquier orden establecido –incluido el que construyera el propio socialismo- y la apuesta por los más débiles. Pero si está cambiando el paradigma mundial de convivencia, parece evidente que también debe cambiar qué entendamos por socialismo.
P: Ha reivindicado varias veces la labor del EZLN. ¿En qué ocasiones está justificada la lucha armada?
R: La lucha armada sólo tiene sentido cuando todas las demás vías están cerradas y la violencia del Estado hace del uso de la violencia una cuestión de supervivencia.
P: ¿A qué se refería, en la conferencia de Attac en Albacete y en relación con una invitada de Sortu a La Tuerka, con que si a Sortu se le trata bien, se queda sin argumentos?
R: Lo que intentaba decir es que si las fuerzas nacionalistas periféricas encuentran enfrente la cerrazón del nacionalismo españolista, no les queda más remedio que enrocarse. En cambio, si la discusión es con propuestas federalistas que al tiempo que reconocen el derecho a decidir de esos territorios propones formas de inclusión donde los ámbitos con una identidad propia puedan verse reconocidos en formas más amplias de convivencia –esto es, una España federal- tendremos mejores posibilidades para construir la convivencia que si lo que impera son las tendencias separatistas o la reimposición del españolismo centralista nacional-católico.
Publicado por Cristina Barrial Berbén
Publicado por Cristina Barrial Berbén
Una entrevista de Cristina Barrial
El 24 de enero era presentado Podemos, una plataforma en cuyo manifiesto fundacional decía haber nacido por la urgencia social de dar un paso adelante y, en el camino, encontrarse con mucha más gente. Hoy, siguen en el aire ciertas incógnitas acerca de la relación de Podemos e Izquierda Unida, sus objetivos una vez hayan llegado al Parlamento Europeo y su proyecto de país. Juan Carlos Monedero intenta despejárnoslas.
Pregunta: Podemos, con apenas unas semanas de vida, está presente en debates de diversos ámbitos. Pasado el entusiasmo de los primeros días, ¿cómo ha sido la reacción por parte de la izquierda ante esta plataforma? ¿era la esperada?
Respuesta: Todo lo nuevo levanta suspicacias entre lo asentado. Los que luchan por renovar sus instituciones se han alegrado. Los que están contentos en su situación, cualquier competencia les asusta. Las convocatorias siguen llenándose. La emoción despertada por Podemos conecta con una necesidad mucho tiempo esperada.
P: Unos de los objetivos de Podemos es crear nuevas formas de relacionarse con la política que supongan una amenaza real para el régimen bipartidista del PP y del PSOE. ¿No hay en el Parlamento ninguna amenaza a este bipartidismo?
R: Desgraciadamente, la vida política española está muy cartelizada. ¿Es novedad UPYD cuando su presidenta lleva en la política durante décadas? ¿Qué novedad hay cuando todas las fuerzas con capacidad de gobernar tienen acuerdos de gobierno? El régimen del 78 tiene fracturas, pero incluso las fracturas provenientes del mismo tienen demasiadas influencias del régimen que necesitamos superar.
P: Vemos que Podemos, siempre que puede, reivindica el horizontalismo. ¿No peca, sin embargo, de un peligroso personalismo?
R: Nace como expresión de la enorme debilidad de las fuerzas críticas. Se reconoció el día que se presentó en público que si la correlación de fuerzas fuera otra, otro también sería el procedimientos. Se trata de aprovechar la presencia real en la esfera pública para generar nuevos procesos de empoderamiento. De ahí el llamado a unas primarias abiertas sin control de censos.
P: ¿Qué proyecto de país (del que según Pablo Iglesias carecen PP y PSOE) ofrece Podemos?
R: Uno donde por vez primera decidamos sobre la vida en común, algo que no hemos hecho nunca al no debatir la Constitución. Que se terminen las discusiones nacionales y clarifiquemos asuntos pendientes como derechos sociales, participación, economía social y pública, relaciones con Europa, con la iglesia, etc. Que no ceda soberanía ni a la banca (reforma del artículo 135 firmada por el PSOE y el PP) ni a fuerzas extranjeras (bases militares o espionaje norteamericano) ni a las grandes empresas (representandas por el proyecto fallido de Eurovegas pero que se repite en otros muchos comportamientos de las multinacionales).
P: ¿Cómo se posiciona Podemos ante la deuda pública?
R: Hay que auditarla y pagar solamente aquella que resulte legítima. Como esto es complicado, hay que tener mucha decisión y apoyo popular para ponerlo en marcha. La deuda pública es un mecanismo necesario para los Estados y las imposibilidades actuales provenientes del marco del euro nos obligan a exigir nuevas formas de articulación de la misma.
P: ¿Cómo piensa Podemos cumplir objetivos como el de la auditoría de la deuda pública, la salida de la OTAN y la nacionalización de la banca dentro de la Unión Europea?
R: Algunos de estos puntos estaban en el manifiesto inicial y está por ver qué forma toman en el programa que discutan los círculos. Como hemos visto en América Latina, estas grandes cuestiones sólo se solventan con un pueblo consciente, organizado y movilizado que haga suyas esas demandas.
P: Hay quienes ven en Podemos una estrategia de presión cuya finalidad es que distintas personas de la plataforma tengan cabida en las listas de Izquierda Unida en las elecciones generales. ¿Qué opina sobre ello?
R: Pues que formaba parte de la campaña de desprestigio. Algunos, especialmente desde determinados entornos, querían dar la imagen de que Podemos quería estar en las listas de IU. Desde el primer momento Podemos dijo que se debía a su metodología. Y así lo hemos cumplido. IU ha presentado sus listas y por tercera vez presenta a un candidato del aparato. Nosotros mantenemos nuestra exigencia de primarias.
P: El lenguaje es una importante batalla que la izquierda debe ganar. Sin embargo, en las conferencias de Podemos hay escasas referencias a términos como clase trabajadora, y muchas a etiquetas como” 99%” o “ni izquierdas, ni derechas”. ¿Es esta simplificación del lenguaje, en su opinión, la única forma de llegar a los trabajadores? ¿qué diferencia a Podemos en el uso de esta simplificación de grupos como UPyD que tan criticados son por ello?
R: Quien dice que no es ni de derechas ni de izquierdas siempre es de derechas. Por el contrario, decir en el siglo XXI que etiquetarse como de izquierdas no da mucha información sobre las intenciones es muy cierto. En Podemos sabemos que con el sistema capitalista no hay solución. Pero para empoderar a la ciudadanía hay que hablar un lenguaje que entiendan. EL sentir común sabe quiénes son los bancos. En cambio, se enfría si le hablas de los problemas de la tasa descendente de ganancia o los procesos de circulación del capital.
P: Al igual que Pablo Iglesias marcó como necesario un mínimo de 50.000 apoyos para ponerse al frente de Podemos, ¿se plantean alguna cifra mínima de votos o de % en las elecciones europeas sin la cual el proyecto no continúe?
R: Sólo los videntes tienen certezas respecto del futuro. Tenemos la intención de construir un instrumento político plural a la altura de los problemas que tenemos en España y de las necesidades que han mostrado los movimientos sociales desde hace tres años. La insistencia del régimen del 78 en repetir los mismos errores nos refuerza en que es necesario impulsar algo nuevo.
P: ¿Es la “casta política” a la que tanta referencia hacéis, el verdadero problema del Estado?
R: No sólo. Pero es muy difícil que si no existen voluntades políticas para encauzar las nuevas necesidades, esa nueva realidad tenga lugar.
P: En su manifiesto, Podemos opta por fomentar la economía del bien común. ¿Es suficiente? ¿Cómo se posiciona Podemos frente al keynesianismo?
R: No hay varitas mágicas. Hay una certeza demostrada durante siglos: el modelo capitalista genera más problemas de los que solventa. Pero superarlo no se hace simplemente con voluntad. Reclama la construcción de una alternativa asumida como necesaria por la ciudadanía. Sin un nuevo modelo de crecimiento que no sea depredador con el medio ambiente no hay futuro; y si no se quiere caer en alguna forma de fascismo mediambiental, eso solo se logra con una nueva conciencia. En el corto plazo, hay medidas que son evidentes y que pertenecen a la familia keynesiana, como es una fiscalidad progresiva, acabar con los paraísos fiscales, terminar con el fraude fiscal, evaluar la deuda y el déficit con criterios sociales o aumentar el gasto público. Pero de nada servirán esas medidas si no somos conscientes que el modelo de crecimiento del siglo XX ha tocado techo.
P: ¿Es el Estado español una democracia?
R: Es obvio que eso depende de lo que se defina como democracia. Si implica gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no lo es. En ciencia política sabemos que la democracia es un “tipo ideal” con el cual confrontar la realidad. Lo que es cierto es que ahora mismo la democracia española está muy alejada de ese tipo ideal. Y descendiendo puestos.
P: Usted es un firme defensor del socialismo del siglo XXI. ¿Qué implica este término?
R: Esta pregunta no puede responderse en el espacio de un párrafo. Lo que está claro es que el socialismo en el siglo XXI no sacrifica libertad por justicia, es feminista o no es, es ecológico o no es y confía en el pueblo o no es. Mantiene del socialismo de los siglos pasados el compromiso con la justicia, el desafío a cualquier orden establecido –incluido el que construyera el propio socialismo- y la apuesta por los más débiles. Pero si está cambiando el paradigma mundial de convivencia, parece evidente que también debe cambiar qué entendamos por socialismo.
P: Ha reivindicado varias veces la labor del EZLN. ¿En qué ocasiones está justificada la lucha armada?
R: La lucha armada sólo tiene sentido cuando todas las demás vías están cerradas y la violencia del Estado hace del uso de la violencia una cuestión de supervivencia.
P: ¿A qué se refería, en la conferencia de Attac en Albacete y en relación con una invitada de Sortu a La Tuerka, con que si a Sortu se le trata bien, se queda sin argumentos?
R: Lo que intentaba decir es que si las fuerzas nacionalistas periféricas encuentran enfrente la cerrazón del nacionalismo españolista, no les queda más remedio que enrocarse. En cambio, si la discusión es con propuestas federalistas que al tiempo que reconocen el derecho a decidir de esos territorios propones formas de inclusión donde los ámbitos con una identidad propia puedan verse reconocidos en formas más amplias de convivencia –esto es, una España federal- tendremos mejores posibilidades para construir la convivencia que si lo que impera son las tendencias separatistas o la reimposición del españolismo centralista nacional-católico.
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