
Hagamos
un ejercicio de videncia parecido al que hacen las encuestas electorales de
algunos periódicos. Eso sí, entre nuestra proyección y la suya hay una clara
diferencia: nosotros ni manipulamos ni mentimos en base a intereses espurios. Así,
si la estrategia de La Razón, ABC o El Mundo es meter miedo a la base electoral
afín al modelo bipartidista harán públicas unas previsiones electorales que
movilicen a estos feligreses. Y como ahora el “coco” es Podemos no dudan en manipular
sus escuestas para alcanzar un doble objetivo: movilizar a la feligresía popular
y desmotivar a la izquierda institucional. Luego están las cabeceras que apuestan
por “este” o “aquel” según convenga al Roures o el Cebrián de turno. Todo sea
por un buen contrato o una buena licencia.
Ninguna
de las encuestas se parece a la foto final que muestran las urnas pero algunos
se las creen y las utilizan para marcar las relaciones con el aliado. Por ello, en base a las
proyecciones interesadas de estos medios se van conformando egos y poniendo piedras en las ruedas de
la necesaria convergencia. Ya no es tan importante como lo fue la noche del
25M, ahora hay que esperar acontecimientos y ver si las encuestas nos convierten
en hegemónicos ocupando también el espacio de nuestros aliados naturales. Grave
error porque ello nos asemeja al fantasmilla
que presume del 20 cuando apenas alcanza el 15.
Puede
que los datos ofrecidos por la Sexta y algunos medios andaluces y catalanes
sean un jarro de agua fría para quienes parecen pensar más en fagocitar que en
sumar. El dato más importante de estas encuestas es que sumando alcanzamos el
20%, incluso lo superamos ligeramente, y además nos muestran el camino a
seguir: lo importante es trabajar juntos por ampliar la base electoral del
cambio y no poner el empeño en crecer prioritariamente sobre la base electoral
del aliado natural. Obsesionarse con sustraer el 40% del voto a la fuerza política
de la que heredas programa e ideario es condenarte a la eterna frustración.
Algunas
certezas que deberían bajar de la nube a quienes no ven más allá de lo que leen
en Público: IU está asentada electoralmente en Andalucía, Extremadura, Asturias,
Catalunya, Madrid y Comunidad Valenciana (se mueve electoralmente en torno al 10%),
y es una fuerza creciente en el resto de comunidades autónomas. En muchas de
ellas solo se será determinante si se logra la convergencia: Castilla La mancha,
Murcia, Navarra, País Vasco, Castilla León, Rioja, Cantabria, Baleares y
Canarias. En Galicia y Aragon hay experiencias de convergencia que seguramente
serán renovadas y deberían ser ampliadas. Y, por encima de estos datos,
conviene recordar que IU cuenta con miles de asambleas locales y de cuadros
acostumbrados a convivir con los éxitos y los fracasos electorales.
Este
es el mapa real de partida y no el que interesadamente pintan algunos. La
proyección que me atrevo a hacer es que en las elecciones municipales y autonómicas
va a crecer IU, incluso si se presenta en solitario. En varias será la fuerza determinante
para formar gobiernos progresistas: Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana,
Catalunya, Madrid… y en el resto también sumará su representación a la
conformación de gobiernos de izquierda. Otro tanto ocurrirá en los gobiernos
municipales.
IU
está llamando a la convergencia a toda la izquierda política, a los sindicatos,
a las mareas, a las plataformas ciudadanas y a la ciudadanía progresista. Si la
convergencia se produce superaremos ampliamente el 20% de los votos en la mayoría
de las circunscripciones electorales. En algunas seremos la fuerza mayoritaria
de la izquierda y en casi todas seremos determinantes para conformar gobiernos.
Pero seamos conscientes de que ni somos la única izquierda que concurre a las
elecciones ni podremos gobernar en solitario, salvo casos excepcionales. Siempre
habrá que contar con el PSOE. Bien para que nos apoye o bien para apoyarles y
evitar gobiernos de la derecha.
Creo
que es tiempo de tender puentes al entendimiento y la colaboración futura y de
guardar en el baúl ciertos términos y expresiones que ayudan poco. Pongo un
ejemplo: cada vez que se califica como régimen
del 78 a los partidos que hicieron posible la transición de la dictadura a
la democracia se está imponiendo pena de culpa a los millones de españoles que
nacimos entre los 50 y los 70 del siglo pasado. Quienes apoyamos la Constitución,
los Pactos de la Moncloa, el Estatuto de los Trabajadores, las movilizaciones
contra el 23F o contra la entrada de España en la OTAN nunca hemos sido
régimen, como tampoco lo son el PCE-IU o el PSOE. Si acaso, régimen es el
actual PP que entonces no existía y que ciertamente representa los intereses de
quienes conforman el régimen que se critica: los poderosos.
Cada
vez que alguien, pretendidamente de izquierdas, acusa al PSOE o al PCE-IU de
ser régimen del 78 muestra un total desconocimiento de los hechos y hace un
gran favor a la derecha, que si forma parte de ese régimen y a quién le viene
como anillo al dedo desprestigiar a las organizaciones que realmente pueden
hacerle frente: los partidos de la izquierda y los sindicatos de clase. Bueno sería
mirar más la viga en el ojo propio que la paja en el ajeno.
Plumaroja
Este es el camino...la unidad de la izquierda...sin despreciar a nadie y sin poner etiquetas como lo de regimen del 78 que nos ofende a tanta gente
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