Rodrigo Vázquez de Prada y Grande. Periodista.
Crónica Popular sale a la calle en su actual formato como un primer paso de un
proyecto diseñado para materializarse en un medio y largo plazo. Desde hoy,
estará presente on line con un amplio espectro de firmas de
periodistas y otros intelectuales críticos, gran parte de ellos catedráticos de
Universidad, algunos de los cuales escriben en el presente número. Y lo hace
para contribuir a la unidad de la izquierda real española y apoyar las
plataformas reivindicativas de las formaciones políticas y movimientos sociales
que plantean abiertamente un modelo alternativo de sociedad.
La grave situación política, social y económica española exige la presencia
de un medio de comunicación de izquierdas con una resuelta y decidida vocación
unitaria. La derecha está utilizando la crisis más profunda del capitalismo
desde 1929 para hacer una recomposición profunda de su poder económico y
político. Es una estrategia global pero que en España tiene sus especifidades
propias. Hasta el último momento de su segundo mandato, el gobierno socialista
de José Luis Rodríguez Zapatero no ha cesado de aplicar las recetas impuestas
por los poderes financieros internacionales para reducir los derechos sociales
y el Estado del Bienestar.
Y, en una vuelta de tuerca resueltamente conservadora, no ha dudado en
acometer una urgente y sorprendente reforma constitucional que encorseta
futuras políticas económicas de matiz simplemente progresistas. Una reforma que
refleja el consenso en lo esencial entre PSOE y PP. El mismo consenso que
mantienen ambos partidos políticos para frenar la reivindicación de gran parte
de la sociedad española para abordar la reforma electoral y acabar con el
bipartidismo artificial creado por una perversión legal del sistema
proporcional establacido en nuestra Constitución.
Nunca como ahora, el Estado se ha plegado tan claramente a las imposiciones
de los “estados mayores” del capitalismo. Sus políticas económicas y sociales
están dictadas por instituciones de carácter supranacional que no responden a
otra cosa que a los intereses de los grandes grupos económicos y financieros
internacionales. A lo que, eufemísticamente, se ha dado en llamar “los
mercados”, un entremado de organismos, entidades bancarias y sociedades de
inversión sacralizado por la derecha y la socialdemocracia y que pretende
modelar los destinos y formas de vida de millones de personas.
Realmente, se ha desgarrado de modo definitivo el velo que aparentemente
cubría la hipotética autonomía del Estado en una sociedad capitalista. Y se ha
terminado haciendo trizas el concepto de soberanía. Los Parlamentos, y entre
ellos el español, consagran en forma de ley, ordinaria o con rango de Carta
Magna, lo que imponen sin tapujo alguno los grandes centros de decisión
capitalista.
En este proceso, están jugando un decisivo papel los medios de
comunicación, con su poderoso poder de manipulación de conciencias. Gracias a
ellos, no ha cesado de difundirse en la sociedad la supuesta inevitabilidad de
las medidas impuestas para salir de la crisis creada por el capitalismo
financiero. Porque, realmente, la derecha y sus aliados neoliberales
incrustados en la socialdemocracia poseen, sin duda alguna, la hegemonía
ideológica. Una hegemonía que les permite propagar primero y aplicar después todo
un cúmulo de medidas conservadoras de gran calado.
Y en esta dirección se está encaminando la salida neoliberal de la crisis.
Una salida que tiene unos objetivos tan diáfanos como perversos: la reducción
de los niveles de vida y de bienestar de las clases y capas más desfavorecidas,
mediante la congelación salarial, la reforma de las pensiones y la ampliación
de la edad de jubilación; la eliminación de la actual normativa sobre la
negociación colectiva; y el debilitamiento de los sindicatos mayoritarios, con
objeto de que la clase trabajadora se encuentre inerme en la defensa de sus
derechos y en su lucha por unos salarios y condiciones de trabajo más justos.
Pero, además, este paquete de medidas irá acompañado por una nueva oleada
de privatizaciones de empresas públicas rentables. Privatizaciones iniciadas ya
en la década de los ochenta por parte del primer Gobierno del PSOE y concluido
por el PP, que pusieron en manos privadas empresas públicas bien gestionadas y
con elevados beneficios como Repsol, Endesa o Telefónica, y que se pretenden
proseguir, entre otras, con las de AENA, Cajas de Ahorro, inmersas ya en un
proceso de “clonación” en bancos, y “Canal de Isabel II”, un modelo de gestión
del agua para muchos países.Una ofensiva en gran escala que expresa con una
gran rotundidad la voracidad de lo que Marx denomina “la furia de los
privados”.
Frente a todo ello, y para combatir a lo que el profesor Vicente Romano
llama “la formación de la mentalidad sumisa”, se sitúa la andadura que hoy
inicia Crónica Popular. Un medio de comunicación que,
mantendrá una estrecha relación con otras publicaciones de izquierdas que,
contra viento y marea, combaten desde el pensamiento crítico por una nueva
sociedad, como Le Monde Diplomatique, El Viejo Topo, Atlántica XXII,
Rebelión, Sin Permiso, Andalán, Diagonal, Viento del Sur, y Triangle, entre
otros.
Y que, sin dependencia alguna de empresas, partidos políticos o sindicatos,
planteará clara y abiertamente las alternativas de la plural izquierda
transformadora española y apoyará decididamente los esfuerzos por alcanzar
posiciones unitarias de las formaciones políticas y movimientos sociales de la
izquierda real y, en suma, de los “nuevos sujetos de la Historia”.
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