miércoles, 14 de septiembre de 2011

ADIOS PEPE ¡hasta siempre!



No lo creí en el primer anuncio y resulta que era cierto, José Bono se aleja de la primera fila de la política y así se lo ha hecho saber a Rubalcaba. Aun así, con la decisión tomada, comunicada y publicitada por la prensa no las tengo todas conmigo. Bono es tan oportuno que cualquiera de estos días, con las memorias finiquitadas y editadas, salta de nuevo al ruedo en la plaza de primera del PSOE o en una de segunda con proyección.
Que infancia, amigo Pepe, la de hijo de alcalde falangista en un pueblo pequeñito como el tuyo. Lo que debía fardar uno ante la chiquillería de Salobre acompañando, cogido de su mano, al propietario del bastón de mando. Seguro que tantos actos oficiales, inauguraciones, desfiles procesionales y cortes de cinta en las fiestas patronales alimentaron esa vocación de animal político de la que has hecho gala estos años. Puede que tu pasión por los uniformes y las sotanas sea consecuencia de ser hijo de quien eres, lo digo con todo el respeto y sin intención de ofender. El buen falangista combina perfectamente el credo con el fusil. Así, con el credo por idea y el fusil por bandera se levantaron contra la segunda república.
Me consta que tu paso por los jesuitas reforzó la fe y la disciplina inspirada por la figura paterna, puede que también las primera ambiciones, entonces inocentes, de cambiar el orden establecido. Los jesuitas son auténticos supervivientes. Supiste elegir el bando que tenía opciones de progresar y hacia 1973 comenzaste a ejercer como abogado e ingresaste en las filas del PSI, reconvertido poco después a Partido Socialista Popular (PSP) por el profesor Tierno Galván. No perdiste el tiempo y en 1977 fuiste candidato al Congreso de los Diputados. Lástima que no obtuvieras el escaño, pero aprendiste la lección. ¡Si me vuelvo a presentar será con opciones claras de ganar el escaño!
Así, un año más tarde, fuiste uno de los impulsores de la fusión del PSP con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y en las elecciones generales de 1979 ya encabezaste las listas del PSOE por la circunscripción de Albacete. Lograste el escaño de diputado y ocupaste la Secretaría Cuarta de la Mesa del Congreso. Durante esa legislatura fuiste vicepresidente segundo de la Comisión de Administración Territorial y vocal en las Comisiones de Interior y de Suplicatorios. Tu carrera política estaba lanzada.
En 1980 te eligieron miembro de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE en Castilla La Mancha; en 1982 renovaste tu escaño en la Cámara Baja, nuevamente en las listas de tu provincia natal. En 1983, tras vencer en las elecciones autonómicas, asumiste la presidencia del Ejecutivo regional de Castilla-La Mancha. Era el inicio de un largo mandato que se prolongaría hasta 2004. Fueron tantos años que es casi imposible olvidarte. Realmente, Catilla La Mancha y tú casi sois la misma cosa… para lo bueno y para lo malo.
Justo es reconocer que casi no conoces la derrota, olvidado el fracaso de 1977, más por la opción que representabas que por tus innumerables méritos, aún por descubrir, y que incluso en los duros tiempos del fenómeno Aznar resististe numantinamente y renovaste por mayoría absoluta la presidencia de Castilla La Mancha. Las malas lenguas te acusan de encantar por igual a los votantes de derecha que a los de centro izquierda, porque a los de izquierda nos has encantado pocas veces, quizá ninguna.
Otro de tus méritos es el de saber elegir a los amigos con quienes prosperar. Eso no siempre tiene un final feliz ¿verdad amigo Pepe? Que rencorosos son los guerristas a quienes abandonaste, pese a presumir de abanderado de la causa, atendiendo a la llamada de Felipe. Fueron ellos, por venganza, los que te apartaron del triunfo que te habría encumbrado definitivamente. Fueron sus votos los que le dieron la victoria a Zapatero en aquel congreso preparado ex profeso para que tú lo ganaras. Lo tuviste al alcance de la mano y se te escapó por un puñado de votos, malditos y rencorosos guerristas que no entienden que tu obraste sin pensar en ti y pensando solo en el bien del partido.
Te sobrepusiste a la derrota y volviste donde tanto te queremos. Aquí, en Castilla La Mancha te vota todo el mundo. Solo así se explica que en las autonómica de 2003, es verdad que el PP andaba ya algo tocado por cosillas como la guerra de Irak, ampliaras la ventaja y consiguieras tu sexta mayoría absoluta consecutiva. Un record difícil de igualar. Un año después, José Luis ganó las elecciones generales teniendo como rival al que cualquiera soñaría tener, Mariano Rajoy, el hombre de las mil derrotas y haciendo gala de su talante te nombró ministro de defensa para que te lucieras con la retirada de las tropas de Irak.
Ay Pepe, como echamos de menos a nuestro presidente mediático. Tú, que no haces ascos a ninguna amistad, siempre que te aporte algo positivo, por supuesto. Tú, que no haces distingos entre la alcurnia de Raphael y Natalia y los euroladrillos del Pocero. Tú, que te has fotografiado con los dos millones de castellanomanchegos y los has publicado en un libro: Bono con todos, que hemos pagado nosotros, faltaría más. Tú, que crucificas a Cayo Lara y bendices por buen patriota y mejor español a Manuel Fraga… Tú, querido Pepe, no me des un nuevo disgusto. No te quedes en segunda fila que la tentación es mala. Por favor, da ejemplo de generosidad y pasa a la última fila por una vez en tu vida. 

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