El debate sobre la permanencia en el Euro está abierto en la Izquierda
La izquierda se ha equivocado tanto con respecto al euro que todavía ahora la inmensa mayoría no ve oportuno desligarse de la moneda única. Unos, sin más razones que el empecinamiento, creen que sería un error histórico romper con el euro a pesar de ser un proyecto perverso económica y socialmente, como los hechos demuestran. Otros han acabado por reconocer que el marco del euro debe reformarse, aunque no tengan claro como hacerlo ni esperanza de que ello sea posible. Los más avanzados admiten que será necesario abandonar la moneda única, pero quieren elegir las circunstancias, como, por ejemplo, que lo hagan simultáneamente los países periféricos, y como si ello estuviera en manos de estos países y el acuerdo se alcanzara con sólo proponerlo. Consideran que el internacionalismo es ahogarse todos juntos.
En fin, contados economistas de la izquierda proponen abiertamente abandonar la moneda única. Éstos son conscientes de la fase excepcional que con ello se abre, pero no dudan en mantener el desafío porque la permanencia en el euro es algo más que una opción política o intelectual que corre prisa adoptar.
El tiempo es ya un factor de primer orden a la hora de decidir: cuanto más transcurra mayores serán los destrozos y la ruina del país, más graves los problemas, más difícil la salida de la crisis y más siniestro el panorama social y político. Parece mentira, pero la mayoría de la izquierda se ha tomado la crisis como pasajera, medio superada ya, creyendo como el gobierno en los brotes verdes, y se da todo el tiempo del mundo para seguir elucubrando, discutiendo, haciendo debates y programando jornadas interminables sobre Europa.
El rescate está a la vuelta de la esquina. El hacha, entonces, será una maquina segadora de derechos, pero cuando se imponga para salvar el “irreversible” euro sólo nos quedará lamentarnos y si acaso patalear.
Pedro Montes.