Antonio Rodriguez Rubio
En cierta ocasión, iba un labriego de Librilla a Alcantarilla con una carga de oliva en las aguaderas que llevaba una burra. A la salida de Librilla había un vecino y le preguntó que en cuántas horas podría llegar a Alcantarilla. Depende, contestó el vecino; si va despacio, unas cuatro horas, si va ligero, el doble. El labriego siguió sonriendo y pensando que el vecino había perdido la cabeza. Hizo que la burra iniciara un trotecillo de tal manera que se desajustó la carga y las olivas cayeron al suelo; se tuvo que poner a recogerlas.
En cierta ocasión, iba un labriego de Librilla a Alcantarilla con una carga de oliva en las aguaderas que llevaba una burra. A la salida de Librilla había un vecino y le preguntó que en cuántas horas podría llegar a Alcantarilla. Depende, contestó el vecino; si va despacio, unas cuatro horas, si va ligero, el doble. El labriego siguió sonriendo y pensando que el vecino había perdido la cabeza. Hizo que la burra iniciara un trotecillo de tal manera que se desajustó la carga y las olivas cayeron al suelo; se tuvo que poner a recogerlas.
O como decía Napoleón
Bonaparte: “Vísteme despacio que tengo prisa”.
Para llegar a la situación
de miseria en la que nos encontramos, se planificó en los 70; son cuarenta años
los que ha tardado en afianzarse. No es peccata minuta.
Sin llegar a una quiebra
constitucional, tardaríamos varios años en revertir la situación. Con cauces
democráticos, la cosa se presenta ardua. Una revolución armada, es inviable
porque el ejército está con los sables preparados.
“La unión hace la fuerza”;
que reza el dicho.
Cayo Julio César utilizó con
profusión la máxima: “Divide y vencerás”. Le fue bien, tengamos en cuenta que
solo lo frenaron asesinándolo.
Los plutócratas y valiéndose
de todas las herramientas de que disponen, han dividido a la sociedad. Han
puesto a funcionar la centrifugadora.
La competitividad dentro del
grupo, si en un determinado momento puede beneficiar, a la larga, termina por
destruirlo. El sistema educativo ha propiciado la competitividad en detrimento
del grupo. No se enseña a los alumnos a trabajar en grupo.
La derecha y las izquierdas;
el singular frente al plural.
¿Qué saldría hoy de unas
elecciones generales? ¿Cómo se formaría una mayoría de gobierno? ¿Contaría el
partido del pajarraco con los nacionalistas periféricos?
Hay demasiados gallos en el
gallinero.
Y los gallos, se pelean…, va
ganando el gallo negro. Los otros animales de la granja, están expectantes; las
gallinas cacarean sin cesar. El pastor, apacienta a sus ovejas; valiéndose de
los perros, las mantiene en el rebaño. Más fuertes que los perros, son los
lobos (que también hay).
Las hienas aventajadas, usan
tarjetas negras. Todos los carroñeros del predio, se disputan el banquete. Es
que no hay armonía en la granja.
De vez en cuando, nos sale
un mesías, un salvapatrias.
No soy de patrias, ni
grandes ni chicas. Soy de personas e ideas. He abdicado de parte de mi ideal
para confluir con otros. Si por mí fuera, ya habríamos tomado el Palacio de
Invierno. Bolchevique soy, que no menchevique.
Cuando tendemos puentes de
confluencia, siempre por parte interesada son dinamitados; hay demasiados
dinamiteros.
No es mi caso porque mi
incorporación a IU fue tardía. Pero ha habido personas del PCE que han
entregado su vida (o parte de ella) luchando contra el franquismo. Para llegar
al lugar que estamos, ha habido personas que han conquistado unas libertades
que ahora paulatinamente nos están quitando; en memoria de ellas, invoco a la
unidad. La unidad que nos ha de llevar a la libertad, a no ser un pueblo de
bueyes. La libertad se ha sacrificado a los dioses paganos de los plutócratas;
el altar del sacrificio, está manchado de sangre. Desahuciados de la vida que
se suicidan al ser desahuciados. Personas que mueren por falta de atención
sanitaria. El altar del sacrificio.
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