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Charles Chaplin |
Por
increíble que resulte, la realidad, a veces, supera a la ficción. En esta
España nuestra, en pleno siglo XXI, hay trabajadores que pagan por trabajar.
Una
empresa de Torrevieja (Alicante), que gestiona una histórica infraestructura
hostelera, ha venido cobrando 10€ diarios a sus camareros por atender las mesas
en que se sentaban los clientes. El explotador que ejerce de empresario se
vanagloriaba ante sus trabajadores de tener lista de espera para ocupar el
puesto de quien protestara. Lo peor es que un abogado laboralista de CCOO desaconsejó
la denuncia a un trabajador despedido por no haberla hecho cuando aún mantenía la
relación laboral. No mostró el mínimo interés por conocer lo que estaba pasando
en esta empresa y ningún interés por denunciar los hechos a la autoridad
laboral. Bien haría CCOO de Alicante en preocuparse por el funcionamiento de su
asesoría jurídica.
Cada
día de la semana, al final de la jornada, los trabajadores de esta empresa
entregaban a su jefe un billete de 10€ con independencia de que les hubiera ido
bien o mal y aun sin haber vendido nada les tocaba pagar. Así los 365 días del
año, con la excepción de los días no trabajados, una docena al año, dado que
era bien difícil disfrutar de vacaciones y/o festivos en tales condiciones. Lo curioso
es que los trabajadores firmaban un contrato laboral regulado por el convenio
de hostelería de Alicante, pero ese contrato era mucho más que papel mojado. Solo
servía para aparentar normalidad ante la junta directiva que rige los destinos
del histórico establecimiento. Echemos cuentas y podremos comprobar como mensualmente
este canalla se embolsaba 300€ de cada trabajador, con los que atendía las
cotizaciones sociales. Un negocio redondo en el que los trabajadores no solo no
cobran sino que pagan.
Puede
que esto parezca extraordinario pero no es el único caso en que una empresa explota
a sus trabajadores más allá de lo acostumbrado. Aquí, bien cerca de nosotros,
hay experiencias para todos los gustos y algunos empresarios frecuentan la iglesia
buscando el perdón a su pecado de avaricia. Yo mismo he comprobado como varios jóvenes
participantes en dos módulos de formación y empleo superaban diariamente la jornada
establecida en su contrato ante la falsa promesa de una posible contratación. Por
supuesto, de la empresa en cuestión no recibieron ni siquiera palabras de
agradecimiento y hay quien fue conminado a pagar algún elemento roto
accidentalmente. Quien rigió los destinos de la patronal en la comarca de
Puertollano también siguió presuntamente el modelo Arturo Fernández en el pago
a sus trabajadores. Es un consuelo pensar que distinguidos prohombres de Ciudad
Real, empresarios que se consideraron intocables lloran ahora su desgracia por
los rincones. Como dice el refrán, a cada cerdo le llega su San Martin. Llegará,
amigos, llegará.
Pero
¿Por qué reaccionan así los empresarios españoles? La respuesta es más que
evidente: se limitan a atender las enseñanzas de sus líderes.
Cuando
Juan Rosell, actual presidente de CEOE, insatisfecho con la Reforma Laboral vigente
propone leña al mono, al que viste de
azul, hasta que arda, está animando a
sus discípulos a vulnerar la Ley, suponemos que cuando desautoriza las cifras
de paro y dice que no son reales es porque será conocedor de situaciones de
fraude. Cuando Arturo Fernández, vicepresidente de CEOE, paga presuntamente en
negro casi el 50% del salario de sus trabajadores, incluidos los del Congreso
de los Diputados, se convierte en el ejemplo a seguir. Cuando el hijo de José María
Cuevas, otrora presidente de CEOE, ha sido detenido en el marco de la operación
Caballo de Troya por delitos de blanqueo, contra la Hacienda Pública e
insolvencia punible, está invitando al resto a creer en la impunidad de una de las
castas más dañinas que tiene este país, los empresarios. La guinda del pastel
es quien nos invitaba a trabajar más y
cobrar menos para sacar a España de la crisis. Gerardo Díaz Ferran también presidió
la CEOE y duerme ahora entre rejas. Hay quien asegura con sorna que estar en la dirección de CEOE es estar en la
antesala de la cárcel.
Claro
que estos angelitos no son los únicos que dan ejemplo de cómo avasallar
diariamente a los trabajadores. También figuran en este escogido grupo
empresarios modelo como Juan Roig, presidente de Mercadona, o Amancio Ortega,
presidente de Inditex. A estos pájaros les llueven los premios día sí y día también
y sin embargo tienen en su haber conductas más que condenables.
Juan
Roig nos recomienda trabajar como chinos y también reclama más calado en la
Reforma Laboral. De el hemos sabido que figura en la lista de sobredadores que ha llenado las arcas
del PP con dinero opaco, suponemos que para recoger después las mieles de una legislación
laboral a la medida de sus deseos. Amancio Ortega prefiere otras latitudes para
hacernos ver cómo entiende las relaciones laborales. Solo hay que darse una
vuelta por las fábricas de Asia o América Latina que proveen a su imperio para descubrir
el mundo que preparan para los trabajadores europeos.
Dadas
las circunstancias actuales convendría que los sindicatos de clase adaptaran su
acción sindical a las características del “enemigo de clase” y de la coyuntura
que ahora vivimos. Ya no es tiempo de pelear por mejorar un convenio colectivo
o defender un derecho, ahora es tiempo de pelear por darle la vuelta al modelo
de relaciones laborales porque esa es la batalla en la que está la contraparte,
la derecha política y la derecha económica.
Plumaroja
No des ideas que al final acabamos todos por tener que pagar al sacrosanto "emprendedor" que nos deja usar sus instalaciones para estar a resguardo de las inclemencias del tiempo unas horas al día. Gasta c... que esto esté pasando en pleno s.XXI, claro que con las cifras del paro controladas por los gobiernos (administradores de la finca de los señoritos) no me extrañaría que estas situaciones fueran cada vez a más.
ResponderEliminarSaludos