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Salvador Moreno, militar golpista y exministro franquista |
El ministro franquista que daba nombre a la
calle en la que Rajoy vivió de niño dirigió bombardeos sobre zonas civiles y
resultó clave para que las tropas africanistas pasaran a la península en los
primeros meses de la guerra civil
Durante su visita a un grupo de
militares de la Armada española, con los que mantuvo un encuentro en Abiyán
(Costa de Marfil), el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se preguntó
por qué le quitaron el nombre de una calle al Almirante Salvador Moreno.
La respuesta la da Alberto Sabio, historiador de la Universidad de Zaragoza, al
explicar quién era Salvador Moreno: “Fue un golpista, estuvo en la conspiración
previa a la sublevación militar contra la Segunda República”. Este militar, que
llegó a ser ministro de Marina en la dictadura, desempeñó, desde el crucero Almirante
Cervera primero y desde el acorazado Canarias después, un papel clave para la
victoria franquista en la guerra civil, que incluyó el bombardeo de numerosas
ciudades costeras.
Pese a ello, e ignorando la Ley de
Memoria Histórica, Rajoy sigue llamando Salvador Moreno a la calle Rosalía de
Castro de Pontevedra, en la que vivió de niño, aunque la ubica en Marín, donde
la placa con el nombre del militar también fue sustituida por otra dedicada a
la escritora. “Ahora no sé por qué le han quitado el nombre a la calle, yo le
sigo llamando así”, les dijo Rajoy a los marineros españoles.
Salvador Moreno, ministro de Marina
con Franco entre 1939 y 1946 y de 1951 a 1957, que llegó a ser nombrado
almirante, dejó de tener calle en ambas ciudades gallegas en aplicación de la
Ley de Memoria Histórica, ya que había sido uno de los promotores del golpe de
1936, mientras que en Pontevedra la placa había sido sustituida diez años
antes, en 2002, por decisión de un pleno donde BNG y PSdG sumaban una clara
mayoría.
El bombardeo de ‘la desbandá’
Además, había dirigido desde esos
barcos cruentos ataques como el bombardeo de la carretera de Málaga a Almería
cuando, en febrero de 1937, más de 100.000 civiles huían en lo que se conoció
como la desbandá.
Los bombardeos de la artillería
terrestre del general Gonzalo Queipo de Llano, que había sitiado Málaga, y los
cañones del acorazado Canarias, que apoyaba esa operación desde el mar, provocaron
entre 3.000 y 5.000 muertes, en uno de los episodios más sangrientos
de la guerra civil.
Moreno, destinado en Ferrol al
comienzo de la guerra, se hizo con el control del Almirante Cervera, con el que
participó en el bombardeo de Gijón, pese a las reticencias iniciales de la
tripulación, leal a la república. Poco después pasó a dirigir el Canarias, considerado
el buque insignia de la marina española desde su incorporación en septiembre de
1936 hasta su retirada en diciembre de 1975, con el que participó en varias
operaciones en el estrecho, donde, tras hundir el destructor republicano
Almirante Ferrándiz, resultó clave para que las tropas africanistas sublevadas
saltaran a la península para apoyar al bando franquista.
De capitán a almirante en apenas un año
El Canarias, gemelo del Baleares que
dirigía Carrero Blanco y que destacaba por su velocidad y por la potencia de su
artillería, intervino al mando de Moreno en la batalla de Machichaco, contra la
Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, y hundió en diciembre de 1936 el vapor
soviético Komsomol, antes de intervenir, tras el relevo de Moreno, en los
bombardeos de Alicante y del puerto de Barcelona.
Con ese historial, su ascenso en el
aparato franquista resultó meteórico. A mediados de 1937 se convertía, como
vicealmirante, en lugarteniente de la armada sublevada meses antes de ascender
a almirante (un año antes, con 50, era capitán de fragata) y ser promocionado
en 1939 al Ministerio de la Marina, desde el que se opuso a la participación de
España en la Segunda Guerra Mundial.
Regresó en 1951 al ministerio, donde
resistió dos crisis de Gobierno antes de ser relevado a finales de 1957 por
Felipe José Abárzuza. Salvador Moreno murió en Madrid en 1966.
Fue uno de los treinta y cinco altos
cargos del franquismo
imputado por la Audiencia Nacional en el sumario instruido
por Baltasar Garzón, por los delitos
de detención ilegal y crímenes contra la humanidad cometidos
durante la Guerra civil española y en los primeros
años del régimen, y que no fue procesado al comprobarse su fallecimiento. Posteriormente,
el Tribunal Supremo estimó que la
calificación de «crímenes contra la humanidad» por parte de Garzón fue errónea,
ya que este concepto fue definido con posterioridad a los hechos imputados (principio de legalidad).
Que dejen de darles nombres a las calles es una acción bien pobre comporándola con la accción criminal que desarrollaron los golpistas franquistas en vida y seguro que sus descendientes continúan en puestos de poder.
ResponderEliminarUn saludo.