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Fotograma del documental ¡Hola Putero! |
Las
mozas son deslenguadas, pero ¿qué se puede esperar de estas harpías? Parecen
ignorar que cuando generalizas con el nombre estás abarcando un amplio espectro
social de consumidores de sexo. Las malvadas feministas no asimilan que no se
puede meter a todos los puteros en un mismo burdel. Por ejemplo: a los
dirigentes del PP que prometían volquetes de putas para motivar a los colegas
solo les movía el afán de cohesionar el buen rollo entre la ‘familia’. Ya se
sabe que practicar juntos actividades físicas une mucho a un grupo. Nada que
ver con el proletario embrutecido que contrata los servicios de la primera ‘pilingui
que se encuentra en una acera. ¡Ése! Ése, según ilustradas opiniones, es el
putero. ¡Que siempre ha habido clases! Hasta en lo más cutre.
Resulta
que la prostitución, según un individuo llamado Arcadi Espada, coautor ‘¿intelectual?’
del partido-engendro Ciudadanos, lejos de ser una lacra que explota y cosifica
a millones de seres humanos, en la mayoría de los casos contra su voluntad, es
poco menos que una labor social. Una ONG. Según la loca teoría que esgrime este
patético personaje, de no existir esta ‘salida’a las pasiones varoniles, las
violaciones se multiplicarían por miles. Es fácil deducir de sus palabras que
el pobre hombre no ha recibido ninguna lección de educación en la igualdad y en
el respeto. Vamos, que su autocontrol de la sexualidad debe ser inferior al de
un bonobo y confunde la masculinidad con la brutalidad y la posesión.
Pero
la cosa no quedó ahí. Para rematar su explicación, pretendidamente antropológica,
trazó una comparación que pasará a los anales (entiéndase sin segundas lo de anal)
de la histriónica historia de los más vomitivos tertulianos de nuestros medios
de comunicación. Dijo que las prostitutas son como las enfermeras; unos oficios
en los que nadie quiere estar pero que hacen su papel. ¡Joder!, con perdón. Si
obviamos, que ya es obviar, que enfermería no es una profesión estrictamente
femenina, olvida otro pequeño matiz que diferencia ambas ocupaciones: la
prostitución es un negocio basado en la explotación, cosificación y comercio de
mujeres y niñas, mientras que la enfermería, amén de profesión, es una vocación
personal de servicio y solidaridad hacia el prójimo.
A
las primeras acuden los clientes aún a sabiendas de que las personas con las
que van a tener sexo pueden estar siendo obligadas, extorsionadas, incluso amenazadas
para satisfacer sus ‘básicoarcadianos’ instintos. ¡¡¡No señor putero!!! Voy a
contarte un secreto: “aseguran mis amigas
femibrujas que ninguna de las mujeres que has pagado quería libremente estar
contigo”, y que “Tú no pagas por
follar, pagas por violar”. ¡Qué fuerte suena eso ¿no?! Es lo que tiene
hablar claro. Que escandaliza espíritus sensibles y reflexivos como el de
Arcadi Espada y eso les crea fantasías eróticas con enfermeras.
Lo
bueno es que Arcadi, como todo hijo de vecino, caerá tarde o temprano en manos
de una enfermera o enfermero. Y mientras le ponen una vía o cualquier otro
suplemento vital rezará a los dioses a los que rezan los idiotas como él para
que no lo reconozca ni la limpiadora. También digo que si cayera en mis manos
del tacto rectal no lo librada ni dios.
¡Que
no tenga miedo! El trabajo de este gremio no se paga con dinero. Cada día
salvan vidas sin distinción de raza, condición, sexo o sesera. Padecen
recortes, falta de personal y medios. Hacen turnos imposibles por un sueldo
mensual que el señor Espada se gasta alegremente en una cena gracias a lo que
gana vomitando chorradas en el programa de Ana Rosa. La prioridad de los sanitarios
siempre es el paciente. Aunque sea un gilipollas integral o un troglodita putero.
O sea, que puede estar tranquilo cuando tenga que hacerse una analítica. Seguro
que las enfermeras y enfermeros le esperan con sus agujas bien afiladas. Piense
un poco en ello. A veces cuesta un poco encontrar la vena.
Gilipollas
aparte, apoyo la campaña ¡¡¡Hola Putero!!! porque confronta a los clientes con
la cruda realidad del infierno que sufren las personas obligadas a prostituirse
por la fuerza y, por ende, de su complicidad en la trata de personas. ¡¡¡Sin
puteros no hay prostitución!!! dicen las TowandaRebels.
Es una tarea difícil porque mueve cantidades ingentes de dinero en
todo el planeta y por eso hay que mostrar la realidad que rodea este comercio
humano. Aceptar que quien paga por sexo contribuye a que siga esa esclavitud.
Que no es inocente. Así de complicado y simple. Un pequeño salto evolutivo que
no está todavía al alcance de muchos ‘machoscamachos’
que aún siguen en la edad de las cavernas y son incapaces de controlar sus
institutos más primarios.
Por
eso, no se ofenda usted tanto, señor Arcadi, con la campaña de las feministas.
Solo dicen verdades como puños. Un putero es un putero por muy refinados que
sean sus gustos y muy lujosos que sean sus hábitos. Como dice el refrán ‘aunque la mona se vista de seda, mona se
queda’. Y lo mismo pasa con los majaderos que comparan la prostitución con
la enfermería: ‘que aunque el necio se
disfrace de tertuliano, ideólogo o periodista…, como un necio majadero se
manifiesta’. Y que me perdonen los necios por la parte que les toca.
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